P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita
En la lengua griega, la palabra “evangelio” significa “buena noticia”. Esta buena nueva para los cristianos es el mensaje de salvación de Jesús: “Convertíos y creed en el mensaje de salvación” (Me 1,15); “No tengáis miedo, porque vengo a traeros una buena noticia para todos” (Lc 2,10). Su misma persona junto a su vida entregada y su mensaje ofrecen vida verdadera: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que dé su vida por mi causa y por la causa de mi mensaje de salvación, ése la salvará” (Mc 8,35). El “evangelio” como la “buena noticia” está centrado en la muerte y resurrección de Jesucristo: “Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe carece de sentido y seguís aún hundidos en el pecado. Y por supuesto también habremos de dar por perdidos a los que ya han muerto en Cristo. Si nuestra esperanza en ese Cristo no va más allá de esta vida, somos los más miserables de todos los hombres” (ICor 15,17-19).
El “evangelio” es fuerza salvadora de Dios para el que cree con humildad de corazón: “Porque si proclamas con tu boca que Jesús es el Señor y crees con tu corazón que Dios le ha resucitado de entre los muertos, te salvarás. En efecto, creyendo con el corazón actúa la fuerza salvadora de Dios y proclamándolo con la boca se alcanza la salvación” (Rm 10,9-10).
Agradecemos al P. Fernando Martínez SJ por su colaboración.
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