CÓMO HABLAR DE FE
P. José Enrique Rodríguez, jesuita.
Párroco de San Pedro, Santuario Arquidiocesano del Sagrado Corazón de Jesús
Lima - Perú.
Por la evangelización:
Al servicio de la transmisión de la fe.
«Para que las personas dedicadas al servicio de la trasmisión de la fe encuentren un lenguaje adaptado al presente, en diálogo con la cultura.»
Si queremos hablar en clave de fe para ser entendidos, es necesario que los padres, maestros, pastores, catequistas, manejemos lenguajes apropiados. Para trasmitir la fe nos habíamos acostumbrado a repetir el lenguaje bíblico, el del catecismo o el de la tradición, creyendo que las formas pertinentes son las que suponemos eclesiales, episcopales o religiosas. ¿Cómo se habla a un niño? De manera sencilla, imaginativa, afectiva, acudiendo a la experiencia. Pero si se habla de la misma manera a un adolescente o un joven, por cierto, se producirá un corto circuito con el correspondiente rechazo. Al científico no podemos dirigirle un mensaje de fe como a un artista; en el campo y en la ciudad las formas de comunicación son distintas. La adaptación del lenguaje es absolutamente necesaria.
En la visita del Papa Francisco a Irlanda el último agosto, hablando a las familias contó esta historia. Una vez estaban almorzando la mamá con los tres hijos; el papá estaba trabajando. Llaman a la puerta, y el mayor va a abrir, después vuelve y dice: “Mamá, es un pobre que pide comida”. Estaban comiendo milanesa de carne. La mamá pregunta a los hijos: “¿Qué hacemos?”. Todos los tres: “Sí, mamá, dale algo”. Aunque había una milanesa de más, la mamá tomó un cuchillo y comenzó a cortar por la mitad las milanesas de los hijos. Estos dicen: “No, mamá, dale esa, no las nuestras”. “Ah, no: a los pobres se les da de lo tuyo, no de lo que sobra”. Esto es un lenguaje parabólico pero directo, inteligible, adaptado, experiencial. La sabiduría de esta madre en el hogar tiene que guiar la sabiduría de los responsables de la trasmisión de la fe. Ese era el modo de habla de Jesús.
“La cultura es expresión peculiar del ser humano, su específico modo de ser y de organizar la propia presencia en el mundo”. No podemos circunscribirnos a un grupo cerrado; hay culturas y medios culturales cada vez más diversos. La globalización destruye, modifica, recrea culturas. Dirigirnos a los participantes de un medio cultural de manera generalizada no es pertinente, porque el riesgo está en no llegar a nadie. Como los predicadores de mercado que hablan y hablan, pero nadie les presta atención, quedándose cada vez más solos sin percibir la soledad.
En este mes de diciembre el Papa nos encarga orar por quienes realizan el servicio de trasmitir la fe, para que se arriesguen a buscar y emplear nuevos lenguajes. No se trata de modas; el empleo de vehículos apropiados requiere estudio, investigación, planificación, proyectos y sobre todo tener mente amplia y corazón misericordioso. Reflexionemos en el lenguaje que utiliza el Padre para acercarse a nosotros. Su Palabra es el Cristo, Dios mismo pronunciado desde la Eternidad para la salvación de las creaturas. Que Navidad sea tiempo de contemplación, admiración, acción de gracias y compromiso de participar con Cristo en la construcción de su Reino.
¡FELIZ NAVIDAD!
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