P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
NUEVO TESTAMENTO
INTRODUCCIÓN GENERAL
El hecho de que el cristianismo confiese que la salvación que anuncia y promete en sus Evangelios se ha realizado en la historia humana por medio de un hombre concreto: Jesús de Nazaret, nos obliga a preguntarnos cómo llegar al conocimiento de ese hombre llamado Jesús y que es el Salvador y cómo realizó su obra, ya que su actividad histórica visible y terrena, pertenece al pasado.
En esta segunda parte de la Historia de la Salvación llegamos al núcleo principal de la misma cuyo máximo exponente y culmen de la Salvación es: Jesucristo, el Verbo divino (segunda Persona de la Trinidad) que se encarnó en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, y que es verdadero Dios y verdadero hombre. Para llegar fielmente a este acontecimiento de Jesús hemos de apoyarnos fundamentalmente en los escritos de los Cuatro Evangelios, y ahí descubrir quién es Jesús, qué mensaje nos transmitió, qué obras concretas hizo, cómo entregó su vida por la salvación de todo el género humano, cómo resucitó al tercer día y cómo Dios Padre le glorificó sentándolo a su derecha, proclamándole el KYRIOS o Señor de todas las cosas.
1. LAS FUENTES DEL CONOCIMIENTO DEL SALVADOR JESÚS: LOS EVANGELIOS
Los santos Evangelios son libros inspirados por Dios que se nos narra la vida, obras y hechos de nuestro Señor Jesucristo. En primer lugar tenemos que ver las características y el valor histórico del testimonio de los santos Evangelios. Y antes de responder sobre la historicidad del testimonio de los Evangelios es preciso analizar qué es lo que éstos son, qué nos enseñan, cuáles fueron las fuentes en las que surgió el mensaje de salvación y qué pretendieron sus autores y con qué intencionalidad se formaron y se escribieron. Sólo así se podrá responder de su autenticidad y sinceridad, sin deformarlos ni elaborar teorías especulativas que no hacen justicia a la veracidad de los hechos. Para ello se necesita analizar los evangelios tal como los tenemos hoy día. De momento nos limitamos a los Evangelios Sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas.
1.1. LOS EVANGELIO SINÓPTICOS
Se llama "cuestión sinóptica" al interrogante en torno a la interrelación literaria existente entre los tres primeros evangelios: Mateo, Marcos y Lucas. El modo de explicar la concordancia o discordancia, su fundamental coincidencia, junto a las diferencias notables existentes entre ellos.
2. LA ETAPA ORAL
2.1. DE LA PREDICACIÓN MISIONERA A LOS EVANGELIOS ESCRITOS
La Tradición Oral es un medio normal de comunicación en el Medio Oriente. El fenómeno de la tradición oral no era novedoso, pues se daba, y se sigue dando, en todas las culturas. La tradición oral era de vital importancia en el judaísmo. Jesús mismo dio origen a una nueva tradición con su proclamación, predicación, enseñanza. La actividad de Jesús no hubiera llegado a ser tradición si no hubiese habido una transmisión prolongada en el espacio y en el tiempo. Fueron los apóstoles quienes, al proclamar y predicar oralmente el acontecimiento de Jesucristo, y al asegurarse de que se continuara y expandiera lo que ellos mismos proclamaban y enseñaban, dieron definitivamente origen al proceso que se conoce como "la Tradición oral cristiana".
Se solía referir a la tradición por medio de la palabra "transmitir - recibir" de 1 Cor 11,23, o con la palabra "transmitir" de Lc 1,2. Tanto S. Pablo como S. Lucas hacen referencia explícita a la "Tradición cristiana" 2 Tes 2,15; Lc 1,1. La Tradición es pues, esencialmente un proceso de comunicación, es una:
En todo proceso de comunicación hay "alguien" que transmite "algo" a "alguien", suele ser un mensaje, a quien técnicamente llamamos "emisor". En nuestro caso, ésta es la función que asumieron primero Jesús y luego los apóstoles y sus continuadores. Lo que el "emisor" transmite es un mensaje: la predicación , la enseñanza. Aquel a quien se dirige el mensaje es el "receptor" del mismo, por su parte, puede haber sido a su vez receptor del mensaje que ahora transmite, si no fue él quien dio origen (en nuestro caso fue Jesús el que originó el mensaje, los demás lo continuaron). Igualmente el receptor pasará a ser emisor si eventualmente transmite el mensaje recibido. S. Pablo se refería a ello en Rom 10, 14: "¿Cómo invocarán a Aquel en quien no han creído?. ¿Cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que nadie les predique? Y ¿cómo predicarán si no son enviados?... por tanto la fe viene de la predicación de palabra de Cristo". Así pues, el esquema de la predicación puede ser el siguiente:
La comunicación se realiza mediante el empleo de un "código" o conjunto de símbolos comprensibles estructurados en forma significativa y es lo que solemos denominar "lenguaje". El mensaje cristiano hubo de comunicarse en un primer tiempo en el ámbito judío, pero después se extendió el mensaje a los gentiles. Hubo entonces necesidad de adaptar el lenguaje de una cultura, en este caso la judía, a otra cultura, la grecorromana.
Así, S. Pablo en 1 Cor 9,16 s.s. dice: "Predicar el evangelio no es para mí motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe, Y ¡ay de mí si no predico el Evangelio!". El predicar, evangelizar, llevar el mensaje de salvación era una tarea que requiere del apóstol saber a quién dirigirse, ya sea a judíos o gentiles, ya sea a jóvenes o a adultos. El "receptor" del mensaje, por su parte escucha el mensaje, y lo acepta o rechaza críticamente, según sus criterios, lo comprende e interpreta según su propia condición personal, cultural y religiosa. Es así como se entiende que, por ejemplo, S. Pablo haya sido frecuentemente mal interpretado, sobre todo por sus hermanos de raza y religión: los judíos, Hech 17,1-9. E igualmente hicieron los gentiles cuando les predicó en el Areópago ateniense. Hech 17,22.s.s.
2.2. EL RECORRIDO DE LA TRADICIÓN ORAL
Hasta ahora hemos hablado de la tradición oral en general, (como la transmisión misma del mensaje). Conviene detenernos en aquella etapa denominada la "tradición oral", que va desde la resurrección de Jesús hasta la redacción por escrito de los evangelios.
La tradición oral no se circunscribió a los lugares donde se escribieron nuestros cuatro evangelios; en cada comunidad se preservaban y transmitían una serie de tradiciones sobre Jesús. El término "tradición oral" es una simplificación, por razones prácticas de lenguaje y de estudio sistemático. En realidad no había una sola tradición, sino muchas tradiciones, en diferentes lugares. Diferentes tradiciones preservaron y transmitieron diferentes relatos y dichos, pero excepcionalmente de forma idéntica, independientes las unas de las otras.
2.2.1. Formación y evolución de la Tradición Oral
Con el transcurrir del tiempo, y por la acción de múltiples factores que ya hemos considerado, las diversas tradiciones fueron adquiriendo paulatinamente "formas" (o estructuras) bastante estables. Así, por ejemplo, los milagros de curaciones se llegaron a narrar según una norma fija: indicación de la enfermedad, encuentro del enfermo con Jesús y diálogo, curación (por medio de la palabra, algún gesto simbólico, o ambas cosas a la vez), prueba de la curación, reacción de la gente. Así los dichos de Jesús tomaron diferentes formas, breves, cargadas de significado, etc. El método denominado "Historia de las formas", ha venido estudiando, desde principios del S.XX, la evolución de las diversas formas literarias que hallamos en la base de nuestros evangelios.
2.2.2. Proceso y sistematización de la Tradición Oral
Conforme se va expandiendo el cristianismo y con el transcurrir del tiempo, y posiblemente desde muy temprano ya, las diferentes tradiciones que circulaban aisladas y dispersas, fueron paulatinamente reunidas. Ante la multiplicidad de tradiciones, se fue imponiendo un proceso lento de sistematización. Así, el material disponible fue agrupado, ya sea temáticamente, ya en una secuencia cronológica aproximada, agrupaciones que se observan aún en nuestros evangelios. Un tal orden se imponía por razones prácticas y pedagógicas. Y no solo fueron ordenadas agrupadamente, sino que las diversas tradiciones fueron también seleccionadas según su importancia y las circunstancias a la cuales querían responder.
El proceso de selección, así como el surgimiento de tradiciones suplementarias, duró mucho tiempo, como se observa en la extensión y contenido de cada uno de los cuatro evangelios. Ciertamente no se concedió idéntico valor a todas las tradiciones orales disponibles. No pocas tradiciones terminaron por perderse en el olvido.
Los primeros bloques de tradición oral fueron narrativos. El kerigma proclamaba el "acontecimiento" realizado por Dios en la persona de Jesucristo, especialmente su muerte y resurrección, lo hacían en forma breve y concisa 1 Cor 15,3; Rom 1,3. Paulatinamente se fue ampliando y tomando forma de relatos. El contenido esencial era un acontecimiento, es decir, el acontecimiento de Jesucristo, y por ello la forma predominante fue la narrativa, como se observa aún en el evangelio de S. Marcos, donde los relatos de la pasión predominan sobre los dichos de Jesús.
El relato de la pasión, muerte y resurrección fue, sin duda, el primer bloque de las "tradiciones" que se formaron, ya que esto constituía el tema central del kerigma. La necesidad pastoral de instruir a los neófitos y de proporcionar pautas de conducta, condujo a la valoración y colección de "loguia" y, eventualmente a integrarlos en "relatos o discursos, o instrucciones". Los "loguia" adquirieron importancia como palabra autorizada del Señor para zanjar cuestiones de conducta o de praxis, como se observa ya en el uso que hizo de ellos S. Pablo, 1 Cor 7,10, y luego especialmente el evangelio de S. Mateo.
2.2.3. Las dos grandes corrientes Palestina y Helenista
Hasta ahora hemos estudiado la tradición como si se tratase de un todo más o menos uniforme, sin embargo, como indicamos al principio, esto es una simplificación. En realidad, desde muy temprano surgieron dos corrientes diferentes en su manera de comprender el "acontecimiento de Jesucristo", debido a la diversidad de sus trasfondos culturales y religiosos donde se desarrollaron. Estas dos corrientes, que dieron origen a dos tipos de tradiciones son, la Palestina y la Helenista.
a. La Tradición Palestina
Al principio, el kerigma se dirigía exclusivamente a los judíos, herederos naturales de la revelación única y definitiva, para la cual Dios los había preparado a lo largo de su historia. Jesús y sus discípulos eran judíos, su lengua natural era el arameo (que es un dialecto de la lengua oficial que es el hebreo). Sus Sagradas Escrituras, nuestro A.T. y algunas tradiciones y leyendas religiosas (como los "midrashim" los "hagadot") estaban escritas en hebreo, la lengua oficial de las Sagradas Escrituras.
Fue la tradición palestina la que vio en Jesús al profeta esperado (anunciado en Deut 18,15, s.s.) es decir, al Mesías, hijo de David, el Hijo del Hombre Dan 7. Sus enseñanzas fueron valoradas como las del Maestro de la Nueva Ley, del nuevo Moisés. Su vida humilde y muerte ignominiosa fueron interpretadas como las del Siervo de Yahveh del profeta Isaías. Jesús fue presentado como el Mesías, pero no con los rasgos que el judaísmo contemporáneo esperaba, sino con los de un Mesías escatológico, y a pesar de que fue del linaje real de David fue humilde y siervo sufriente. La concepción de Jesús, su nacimiento, los relatos de Juan el Bautista, las teofanías, la Transfiguración, la irrupción del Reino de Dios y su estrecha relación con la persona y misión salvífica de Jesús, el interés por las parábolas, la frecuentes referencias a escritos del AT y a las tradiciones y costumbres judías, las alusiones al "maná" y a la Pascua judía, son todas las tradiciones que El vivió, donde El creció y se desarrolló. La esperanza de una pronta "parusía", al igual que de un próximo juicio universal, así como los textos llenos de colorido apocalíptico Mc 13, provienen de esta tradición palestina. Como es de esperarse, los relatos y dichos de carácter polémico y apologético contra el judaísmo, o las tendencias judaizantes dentro de la Iglesia primitiva, así como las continuas referencias al AT tienen su fundamento principal en esta tradición palestina.
b. La Tradición Helenista
La tradición helenista empezó en Palestina misma; y comenzó a propagarse al extenderse la proclamación de la "buena-nueva" a los judíos de la diáspora, es decir, lo que vivían en la cultura helenista, y también a los paganos y habitantes no judíos que "temían a Dios". De éstos hablan los Hechos de los Apóstoles: los primeros diáconos de la Iglesia de Jerusalén, eran helenistas, Hech 6.5. En la tradición helenista, Jesús es presentado como aquél que descendió de Dios y luego fue exaltado y ascendió a los cielos. Filp 2,6-11. Su origen divino cobra nueva importancia, Jn 1,1, s.s. Los milagros, que acreditan su proveniencia divina, tenían especial importancia en este mundo que se interesaba mucho por lo maravilloso y por la intervención divina en favor de los hombres (pues en la cultura helenista se apreciaba mucho el tener el favor de Dios, contar con su ayuda y protección). Jesús aparece como aquél que conoce el corazón y lee los pensamientos de los hombres; es captado y comprendido como el Hijo de Dios, como el Salvador (Soter) que ofrece la comunión con Dios, especialmente lo veían como el Kyrios (Señor), soberano del universo y objeto de veneración y culto. El evangelio de S. Lucas, y ciertamente la última redacción de los evangelios de S. Marcos y S. Juan provienen de la tradición helenista. Nuestros evangelios muestran, en mayor o menor grado, una simbiosis de ambas tradiciones, pues su origen es palestino, pero se adaptaron a una cultura predominantemente helenista.
2.3. LA "SITUACIÓN VITAL" (SITZ IM LEBEN) DE LOS EVANGELIOS
Se entiende por "situación vital" (del alemán Sitz im leben) el ámbito, medio o contexto, con todas sus circunstancias, en el cual se mueve y expresa el espíritu humano, sea cual sea su cultura.
En resumen: la "situación vital" da origen y vida al contenido y condiciona la forma de lo que se desea comunicar. E inversamente, lo comunicado refleja dicha "situación vital".
Al hablar de los evangelios tenemos que tener presente básicamente tres situaciones vitales diferentes, latentes en ellos:
- La situación concreta de Jesús de Nazaret
- La situación de la Iglesia primitiva
- La situación del redactor del evangelio escrito.
En los sumarios del libro de los Hechos de los Apóstoles, 2,42-47; 4,32-35; hallamos mencionadas situaciones que forjaron ciertas tradiciones, a saber:
- La Liturgia celebra el Misterio de Cristo
- La Predicación Misionera, comunica el Misterio de Cristo
- La Catequesis enseña el Misterio de Cristo
2.4. SÍNTESIS DEL CONTENIDO DE LA TRADICIÓN ORAL Y SU DESARROLLO
De acuerdo a todo lo visto hasta ahora podemos sintetizar el proceso de elaboración de los evangelios escritos en tres etapas:
- Jesucristo y sus palabras como mensaje de salvación
- Los Apóstoles y el kerigma, después la predicación. La Tradición Oral
- Los escritores sagrados, los evangelistas. Redacción escrita.
2.4.1. Jesucristo y sus palabras como mensaje de salvación
Jesús, el Verbo divino encarnado habló y anunció con su propia predicación la "buena-nueva" del Reino de Dios. Expuso su doctrina para ello se valió de las formas habituales de expresión propias de su tiempo y de su cultura, logrando así que le entendieran y retuvieran fácilmente en la memoria todo lo que enseñó. Especial atención tuvieron sus apóstoles a quienes El enseñaba aparte y de manera especial todo lo referente al Reino de Dios. Mc 9.30-31.
2.4.2. Los apóstoles y el kerigma, después la predicación. La tradición oral
Esta etapa se caracteriza primariamente por el mensaje del "kerigma". Síntesis del Misterio Pascual de Cristo: su muerte y resurrección, 1 Cor 15,3-4: "Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras".
En efecto, los Apóstoles, con la venida del Espíritu Santo (Pentecostés) y gracias a la asistencia del Espíritu Santo, comprendieron más profundamente el Misterio de Cristo y su obra de salvación y dieron a sus oyentes una visión más plena de las palabras y de los actos salvíficos de Jesús. Su predicación se adaptó, pues, a la mentalidad de los que le escuchaban y presentó matices especiales de acuerdo a personas, tiempos y lugares donde se predicaba. Hubo tres situaciones vitales donde el mensaje se comunicó y se formuló:
- La Liturgia
- La Predicación Misionera
- La Instrucción Catequética
2.4.2.1. La Liturgia
El culto sagrado fue el medio principal del que se sirvieron los Apóstoles para su predicación; en efecto, en los actos de culto los Apóstoles, los discípulos y todos los servidores de la palabra glorificaban y alababan al Señor Jesús como Hijo de Dios, es decir, el Kyrios. De ninguna manera surgió de aquellos actos de culto, tan llenos de piedad, una figura "mítica" de Jesús, ni la idea de dar a su vida un carácter de "período áureo", ni tampoco la comunidad primitiva cristiana inventó palabras o hechos que Jesús nunca dijo como afirman algunos teólogos protestantes liberales.
2.4.2.2. La Predicación misionera
Para esta predicación se sirvieron de diversas formas y géneros literarios: narraciones, himnos, doxologías, oraciones, etc. Todo ello obedeció a estas circunstancias: decir valientemente la verdad, proclamar un amor salvífico de gratitud a Cristo, hacer propaganda misionera bien entendida y sobre todo, dar testimonio con sus propias vidas de su amor y seguimiento a Cristo, muerto y resucitado.
2.4.2.3. La Instrucción Catequética
Hemos visto cómo, bien sean los catecúmenos en su etapa de preparación para incorporarse a la Iglesia por medio del sacramento del Bautismo, bien sean los incorporados ya, todos ellos necesitaban ser iniciados e instruidos por la palabra y el mensaje de Jesús. La instrucción catequética jugó un papel importante en los primeros tiempos del cristianismo. Fue una etapa de profundización y explicitación de la fe y su aplicación práctica, la caridad cristiana, que se expresa en el dicho: "mirad cómo se aman".
2.5. LOS ESCRITORES SAGRADOS, LOS EVANGELISTAS
Esta etapa tiene como finalidad vislumbrar cómo se plasmaron por escrito aquellas tradiciones orales que surgen del kerigma, de la predicación apostólica misionera, y de la instrucción catequética, junto a otros elementos pre-literarios. Para entender mejor todo esto lo vamos a dividir en los siguientes apartados:
- Antes que fuesen escritos los cuatro evangelios hubo una primitiva catequesis transmitida no solo oralmente, sino que hace presuponer que hubo muchos escritos, que podríamos llamar "pre-literarios". De estos escritos y de las catequesis orales se sirvieron los evangelistas para componer sus respectivos evangelios.
- Los escritores sagrados (hagiógrafos) escribieron su evangelio como libro de fe para el pueblo escogido del NT. Por lo tanto, la génesis de los evangelios escritos estuvo en la Iglesia, y para la edificación de la Iglesia.
- Cada uno de los cuatro evangelistas dio a su obra un carácter peculiar y propio; escribió su evangelio de acuerdo a un fin determinado, escribió siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo; se propuso un objetivo propio sobre la base de un conocimiento personal de Cristo, de sus palabras y estilo propio, de material oral y escrito que dispuso; y todo ello fue elaborado en su vinculación a una comunidad cristiana (bien sea de tradición judeocristiana: tradición palestina, o vinculado a una comunidad pagano-cristiana como es la tradición helenista).
- Las formas y estilo literario de los evangelistas son diferentes aunque tienen algunas cosas en común, especialmente los sinópticos. Los autores sagrados, del abundante material suministrado por la predicación apostólica misionera escogieron algunas cosas, otras las sintetizaron y algunas las omitieron. En la redacción de sus evangelios nos presentaron muchos de los dichos y sentencias de Jesús, no en un orden cronológico exacto, sino en relación con su plan de elaboración. En efecto, en algunos pasajes se observa que se han intercalado explicaciones, aclaraciones exigidas por las necesidades de una situación particular. Hay que tener en cuenta las circunstancias en las cuales se consignaron los dichos y los hechos de Jesús. Precisamente la diferencia que hay en la redacción y en la intercalación de textos permite descubrir las miras teológicas del autor de cada evangelio.
- Por eso, nada más erróneo que ver en los evangelistas unos meros compiladores de los datos que sobre Cristo poseían las primitivas comunidades cristianas. Cierto que los evangelistas se inspiraron en la predicación apostólica misionera, que los primeros cristianos recordaban perfectamente. Mas la labor propia y original de los evangelistas fue servirse del abundante material oral y pre-literario suministrado por la fe y las vivencias de las comunidades primitivas cristianas, de sus liturgias, de sus catequesis y finalmente redactarlo con una finalidad clara y definida, a saber, transmitir el mensaje de salvación.
- Precisamente, esta diversidad de fines que se propusieron los hagiógrafos, y la variedad de circunstancias en que se pusieron por escrito las palabras y las obras de Jesús, nos explican el grado de pluralismo y a la vez las divergencias existentes entre los cuatro evangelios, a través de las cuales se descubre una gran riqueza de matices teológicos, y se comprueba cómo unos evangelios complementan a los otros, lo que uno omite el otro lo aclara, lo que uno afirma, el otro lo corrobora etc.
Podemos describir este proceso, esquemáticamente, de esta manera:
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Es decir, el orden de la comunicación del Misterio de Cristo es contrario, e inverso al orden de la vida de Cristo. En el orden de la comunicación primero es la muerte y resurrección de Cristo, y al final, se acaba narrando finalmente la infancia.
Sin embargo, como es obvio, en el orden de la vida de Jesús, primero fue el nacimiento, infancia, vida oculta, vida apostólica, muerte y resurrección. Y este fue el orden en que fueron redactados literariamente los evangelios:
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3. LA ETAPA ESCRITA
3.1. DE LA PREDICACIÓN ORAL DEL EVANGELIO ORAL A LOS EVANGELIOS ESCRITOS
Durante varias décadas la Iglesia no poseyó evangelios escritos, sino un único evangelio, que era predicado y transmitido por vía oral (tradiciones orales), y en torno al cual vivía y se alimentaba su fe, Lc 1,2; 2 Tes 2,15. Fue gracias a la tradición oral que se escribieron posteriormente los evangelios. Las razones por las cuales ciertas tradiciones fueron fijadas por escrito no han sido siempre las mismas. Podríamos destacar las siguientes:
- La conciencia de que, conforme pasaba el tiempo (y la Parusía parecía retrasarse) se iban alejando del acontecimiento que anunciaban, y con ello se percibía el peligro de una posible disolución del mensaje evangélico. (Esta es una de las razones que da Eusebio de Cesarea).
- El creciente peligro de desviaciones, falsificaciones e incluso errores que los líderes de la Iglesia observaron que se introducían en la Tradición, tales como la mitificación de la persona de Jesús, y la mala interpretación de la significación del acontecimiento - Jesucristo; peligros que se observan mencionados en las cartas paulinas, fue razón para la fijación por escrito de la Tradición oral apostólica.
- La necesidad de tener un texto ordenado y claro con fines catequísticos y parenéticos que sirviese de pauta.
- El deseo de proporcionar un "texto de lectura" para las asambleas dominicales. Los evangelios no fueron escritos para ser "libros sagrados". Recién a mediados del S. II se les reconoció una autoridad particular y se les cita como tal: Evangelios.
3.2. INTERDEPENDENCIA LITERARIA EN LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS
Según estas hipótesis, conocida también como "Teoría de la mutua dependencia", cada evangelista, excepto el primero, (que no se sabe a ciencia cierta quién fue), depende de su predecesor o predecesores. Del evangelio que fue escrito en primer lugar se derivan los otros dos. Hay varias posibilidades de dependencia, cada una de las cuales ha tenido sus defensores en su momento. Pero sólo dos de esas posibilidades tienen cierto fundamento. Veámoslo en los siguientes esquemas:
3.2.1. El orden: MT - MC - LC
Este orden fue aceptado por S. Agustín y por la mayoría de los exegetas católicos hasta época relativamente reciente. Es una solución que se basa en datos tradicionales. Sus defensores actuales suelen presentarla en forma modificada, haciendo depender a MC de un estilo preliminar de MT.
Papías, un antiguo Obispo de Hierápolis, en Frigia (Asia Menor), afirmó que MT reunió los "loguia" de Jesús en lengua hebrea y "cada cual las tradujo como pudo". De esta afirmación se concluyó que tuvo que existir un evangelio arameo (dialecto del hebreo) de origen apostólico. Este evangelio arameo (llamado "M") sería traducido al griego (Mg) y la traducción sería utilizada por los tres sinópticos de distintas maneras.
Además los evangelios canónicos de MT y LC hicieron uso de MC. Según esta teoría, MT canónico sería el mejor testigo de "M", puesto que MC abrevió a "M" y le añadió algunas tradiciones orales procedentes del Apóstol Pedro y de su predicación en Roma. El siguiente esquema ilustra mejor esta teoría:
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3.2.2. Teoría de las dos fuentes
Esta hipótesis goza de amplia aceptación entre los protestantes y, en una forma modificada, también entre los católicos. A pesar de la mutua independencia de MT y LC, presentan una serie de coincidencias frente a MC que parecen exigir una fuente griega anterior a MC. Esta fuente, cuya existencia es meramente conjetural, contenía casi exclusivamente palabras o dichos de Jesús.
Los dos últimos sinópticos habrían tomado gran parte de su material de esta fuente, más algo de MC, adaptándolo a los diferentes círculos que se dirigían. El siguiente esquema nos puede ayudar a entender mejor esta teoría:
Hay que tener en cuenta que quienes pretenden identificar este documento "Q" con el evangelio arameo de Mateo (M) o, con su versión griega (Mg) a fin de defender la prioridad "tradicional" de MT, lo hacen arbitrariamente.
3.2.3. Teoría de L. Vaganay
Vaganay introdujo una teoría que tenía presente la tradición oral como una realidad existente en arameo y en griego. Esta tradición oral fue puesta por escrito en pequeñas colecciones de palabras y hechos de Jesús. Tales colecciones se reunieron en M arameo no idéntico con el MT canónico de nuestros días. Otra colección primitiva, que consistía en palabras y discursos, y que Vaganay llama "S" (del francés "source" = fuente), fue escrita también en arameo. Pero ambas fueron traducidas al griego. Según Vaganay los evangelios sinópticos fueron escritos de la siguiente manera:
El evangelio de MC es el evangelio más antiguo; utilizó como fuentes; Mg (la traducción griega de M) y la tradición oral de la predicación del Apóstol Pedro, pero no utilizó "S".
El evangelio de MT utilizó: MC, Mg y Sg, (es decir, "S" traducido al griego), más algunos elementos de la predicación del Apóstol Pedro.
El evangelio de LC tuvo como fuentes: MC, Mg y Sg y diversos elementos de la tradición oral.
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Vaganay introdujo "S" como elemento de solución porque entendía que M arameo, traducido al Mg griego, era suficiente para explicar toda la tradición sinóptica, Según Vaganay, esta fuente no tiene nada en común con la fuente "Q".
3.2.4. Teoría de W. Harrington
El autor dice que nuestros Evangelios se compusieron pasado un tiempo relativamente largo desde la primera predicación apostólica en Palestina. La tradición oral tiene un papel importante, pero la crítica literaria de los sinópticos, muestra que los evangelios debieron de tener fuentes escritas comunes. Por otro lado es necesario que tengamos en cuenta que la tradición oral no es precisamente un primer paso suplantado por fuentes escritas: éstas fueron un elemento en la formación de los Evangelios. Tenemos que aceptar que la tradición oral es básicamente el plan evangélico establecido por los Apóstoles. Fueron compuestos en lengua aramea, la lengua genuina de Jesús y de sus Apóstoles. Y sin embargo, hay que admitir que en Palestina, se daba el caso de que había judíos cuya lengua natural era el griego (pues habían nacido en la diáspora), por tanto las catequesis (incluido el kerigma y otras enseñanzas) debieron aparecer en griego casi desde el comienzo.
Es norma que esta tradición oral, por lo menos en parte, fue puesta enseguida por escrito; todavía no se originó el evangelio, pero algunos de los escritos debieron ser un tanto largos. S. Lucas nos cuenta que: "muchos se han dedicado a hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros", Lc 1,1. Del mismo modo que la tradición oral, estos relatos, debieron aparecer tanto en arameo como en griego. Pero la tradición oral continuó su ritmo normal, las enseñanzas del Maestro se adaptaron de acuerdo a las necesidades diferentes y se fueron construyendo unidades de acuerdo a los intereses de cada comunidad cristiana.
Un evangelio escrito en arameo, se le atribuye a S. Mateo. No está descaminada la suposición de que este escrito era un esquema de la catequesis de la tradición palestina. Este evangelio en arameo se tradujo inmediatamente al griego, y apoyados en la autoridad del Obispo de Hierápolis, Papías, (130 d. de Cristo), sabemos que existían varias traducciones griegas. En el supuesto de que el evangelio aramáico sea la base del Evangelio de Mg (Mateo griego) no es difícil suponer que la crítica literaria de Mateo pueda investigar la existencia de este escrito. Parece que las traducciones griegas del Mateo aramáico (M) fueron conocidas por los tres evangelistas. Estas traducciones pudieron haber diferido ampliamente entre ellas mismas debido a la tradición viva de las diferentes comunidades cristianas.
Ahora tocamos el tema de cuál fue el primer evangelio. En el orden que leemos hoy día la Biblia aparece Mateo. Pero por las investigaciones últimas en exégesis se supone que el primer evangelio es el de Marcos. El Evangelio de Marcos es el más antiguo Marcos no fue apóstol ni testigo presencial de la vida de Jesús, por tanto, siguió concienzudamente una traducción griega del Evangelio arameo de Mateo.
Dado que MT y LC son independientes, no es posible decir quién precedió a quién; y dentro de nuestra problemática esto tiene poca importancia. Mateo, podríamos suponer, naturalmente se basó ante todo en una traducción griega del evangelio arameo atribuido al apóstol Mateo. Aquí tenemos una fuente común para MC y MT; sin embargo, la relación entre estos dos evangelios podría sugerirnos del mismo modo una dependencia de MT con respecto a MC. Mateo sigue una fuente común a sí mismo y a Lucas. Además Mateo reúne materia de otras fuentes distintas, por ejemplo, la narración de la infancia de Jesús.
Tal vez, S. Lucas se sirvió de una traducción griega del evangelio arameo de Mateo, de tal modo que varios de los cambios de LC con respecto a MC se deberían al orden y contenido de dicha fuente primitiva. Al igual que Mateo, Lucas se basa en un aspecto de una fuente común, y además debe mucho a otras fuentes. Sin lugar a dudas, la materia propia de Lucas nos da una idea de la amplitud y riqueza de la tradición. A continuación exponemos esta teoría de forma esquemática:
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4. CONCLUSIÓN
Una vez propuestas y expuestas algunas de las soluciones más fundadas que se han dado en el problema complejo de los sinópticos, podemos sintetizar los puntos más salientes del conjunto:
- La tradición oral debe ocupar un lugar destacado en toda solución del problema sinóptico. Pero la tradición oral sola no es suficiente: no puede explicar las semejanzas de los escritos.
- Tanto los exegetas católicos como protestantes aceptan, en general, la prioridad de MC sobre MT y LC; por tanto MT y LC dependen literalmente de MC. Marcos ha de considerarse como el más antiguo de nuestros evangelios en griego.
- El Mateo canónico fue compuesto muy probablemente en griego y no es una traducción directa de un original arameo.
- No hay que olvidar que las fuentes "Q" en griego, y "S" en arameo, son meras conjeturas (o intentos de explicación). Además, no hay razones para suponer que "Q" o "S", sea el Mateo arameo o el Mateo griego.
- Toda solución puramente literaria que prescinda por completo de la tradición oral no hace justicia a los hechos.
- Quizá lo más próximo a la verdad sea la hipótesis de una documentación múltiple que tenga en cuenta la existencia y el influjo de una continua tradición oral hasta la cristalización final de nuestros evangelios actuales. La moderna insistencia en la Historia de las formas y de la Historia de la redacción es una sana reacción frente a los intentos de solucionar el problema sinóptico a base de teorías meramente literarias y documentales.
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Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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