La Iglesia - 17º Parte: La naturaleza de la Iglesia - La Iglesia Esposa de Cristo


P. Ignacio Garro, S.J.

SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA


21. La Iglesia Esposa de Cristo

Completando la exposición de las i­deas o imágenes clave de S. Pablo acerca de la Iglesia, veremos aho­ra la Iglesia, Esposa de Cristo. A la imagen de la Iglesia como "Cuerpo de Cristo" y "Templo de Dios en el Espíritu", está íntimamente ligada la imagen de la Iglesia como  "Esposa de Cristo".

Cristo se adquirió la Iglesia, su cuerpo, por la palabra de vida y el bautismo como esposa pura y sin mancha: "Porque el mari­do es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, el Salvador del cuerpo",  Efes 5, 23. S. Pablo da testimonio de la imagen de la Iglesia - Esposa de Cristo en Efes. 5, 21-33. El apóstol usa para su descripción el Salmo 44, y Gen 2, 24. Describe la Iglesia como esposa de Cristo; la ha gana­do como esposa al morir por ella. En la muerte se entregó por ella, Efes 5, 2: "y se entregó por nosotros (La Iglesia) como oblación y víctima de suave aroma". Gal 2, 20; 1 Tim 2, 6; Tit 2, 13. Al sacrifi­car su vida por ella le regaló la vida eterna.

S. Pablo en Efes 5, 21-33, nos presenta la unidad entre Cristo y la Iglesia presentando como modelo a la unidad que debe de haber entre los esposos y dice: "Sed sumisos los unos a los otros en el temor de  Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer. Como Cristo es cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo. Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así tam­bién las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mis­mo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada .... porque nadie aborreció jamás su propia carne antes bien la alimenta y cuida con cariño lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su Cuerpo.... gran misterio es éste, lo digo respecto de Cristo y la Iglesia", Efes 5, 21-33.

La unidad, pues, de Cristo y su Iglesia supera a la comunidad matrimo­nial de varón y mujer en intimidad y fuerza y duración temporal. Cristo atrae a la Iglesia con una fuerza que supera toda posibilidad humana.


La unidad de varón y mujer es una imagen adecuada pero débil comparado con la unión y dedicación que tiene Cristo para con su Iglesia como Esposa, pues lo que aquí se intercambia es vida eterna e inmortal por medio de la comunicación y asistencia continua del Es­píritu Santo, para darle vida y en abundancia. Ahora se entiende lo que significa para S. Pablo la obediencia que exige a la esposa con respecto al marido y a la Iglesia con respecto a Cristo. Se cumple esto cuando la Iglesia acepta los dones de Cristo, su Esposo, y configura su vida hasta penetrar en la forma de vida propia de Cristo, es decir, en la vida que consiste en amar y entregarse a Dios, es decir, la forma existencial del amor es fundamental en la Iglesia conside­rada como Esposa de Cristo. La Esposa se convierte en el cuerpo de Cristo aceptando su vida y el Cuerpo de Cristo se convierte en esposa por tener carácter personal. La Iglesia, como esposa de Cristo, espera la hora en que el Esposo la lleve a la casa del Padre, esto se realizará en la parusía, al final de los tiempos. L. G. N° 39; Sacr. Conc. N° 7; N°85; G. et S. N° 43.


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Agradecemos al P. Ignacio Garro S.J. por su colaboración.



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