Comunidad Profética como CVX Mundial”
Como miembros de la Comunidad de Vida Cristiana Mundial nos sentimos especialmente unidos por nuestra fe y espiritualidad comunes, y muy particularmente nos sentimos llamados a ser un verdadero Cuerpo Apostólico que sea signo de esperanza y factor en la construcción del Reino en nuestros días. La Asamblea Mundial reunida en Fátima (Agosto 2008) ha sido especialmente sensible a un llamado que nos invita a asumir con gran “creatividad discerniente” el reto de responder como UN CUERPO APOSTÓLICO ante los signos de los tiempos de este mundo tan complejo y cambiante; sobre todo frente a las situaciones tan generalizadas de exclusión hacia los más necesitados. Unido a ello reconocemos la importancia de profundizar y fortalecer nuestra pertenencia y compromiso como miembros de CVX, así como encontrar maneras de contagiar a otros de esta gracia que quiere comunicar la esperanza que vivimos como seguidores de Cristo y su Iglesia.
Hoy especialmente nos sentimos invitados por el Dios del amor para vivir como comunidad que se reúne alrededor de Jesús (Mc 6, 30), en la presencia de María nuestra madre, para expresarle lo que hemos hecho, aprendido y enseñado en los últimos meses y años. Todos los miembros de CVX nos hemos de sentir invitados a la mesa con Jesús para compartir con Él lo que ha sido y es significativo de nuestras vidas como ignacianos, como miembros de una Iglesia, y sobre todo como compañeros de camino en este Cuerpo Apostólico.
En Fátima los delegados recibimos profundos regalos como Asamblea, pues experimentamos un genuino banquete del Señor, y reconocimos los signos evidentes de la gracia que nos acompaña como comunidad.
Hoy es necesario que el espíritu de Fátima siga contagiando la esperanza que vivimos como CVX mundial, de tal forma que todos y todas nos sintamos parte esencial de este banquete alrededor del Señor. Este don profundo e intenso tiene como destinatarios, en primera instancia, a cada uno y una de los miembros de la CVX en todo el mundo, para que nos sintamos genuinamente llamados a crecer en pertenencia, esperanza y compromiso con este cuerpo CVX.
Los últimos meses hemos vivido un momento privilegiado de oración comunitaria alrededor de Jesús, donde hemos sido llamados a abrazar las invitaciones de las Asambleas Mundiales anteriores, y donde se ha hecho evidente nuestro crecimiento en esperanza y claridad de nuestra misión comunitaria como Cuerpo Apostólico. Por tanto, en este momento de gracia tenemos la herencia de nuestra historia comunitaria que se convierte en impulso y revelación progresiva del Señor, que hoy nos pide que demos un paso más al modo de nuestro “Magis” ignaciano.
Proponemos dos momentos de oración para hacer personal y comunitariamente, sintiéndonos en auténtica sintonía con todos los miembros de la Comunidad en este día Mundial de la CVX 2009.
El Señor nos ha compartido 5 signos de esperanza y retos que emanan de la experiencia de Fátima1, y que son fuente de inspiración para toda la CVX hoy:
- Fidelidad a las orientaciones de Nairobi.
- Unidad en la diversidad.
- El llamado a vivir como una comunidad laical profética
- Una más cercana identificación con la misión de Cristo para llevar la buena nueva a los pobres.
- Ampliar y profundizar nuestras redes de colaboración.
*Sugerimos una lectura personal orante, a manera de meditación, de la parte II del documento final de Fátima para enriquecer este primer momento.
Con estas esperanzas y retos, que hemos reconocido como claras mociones del buen espíritu, invitamos a todos los miembros de la CVX mundial para que hagamos una oración en torno a Jesús, profundizando estas invitaciones, y para recuperar las gracias de Fátima:
a) Oración personal
- ¿Qué movimientos internos me produce la oración de estas mociones: como individuo, laico,
cristiano, miembro de una familia, y especialmente como miembro de la CVX?
- ¿Cuál de estas mociones produce más impulsos consolatorios en mi corazón?
- ¿Qué medios he puesto personalmente para secundar estas mociones de Fátima después de que han pasado algunos meses de nuestra Asamblea Mundial?
- ¿Qué invitaciones concretas me siento invitado a continuar y retomar; y qué nuevos impulsos
descubro en esta revisión personal de las gracias de Fátima?
b) Compartir comunitariamente
- ¿Qué es lo que más me llamó la atención, y produjo en mí consolación en la oración personal? Cada uno compartir sus inquietudes personales.
- ¿Qué mociones encuentran más afinidad o comunión entre los miembros de esta comunidad
reunida? Registrar las mociones compartidas para que estén a la vista de todos, y reconocer las
consolaciones y desolaciones.
- ¿Qué tipo de medios concretos (actividades, proyectos, procesos de oración y discernimiento, etc.) hemos dispuesto como comunidad pequeña, local y nacional, para secundar las mociones e
invitaciones que hemos recibido de Fátima? Registrar los frutos y dificultades de estos primeros meses posteriores a Fátima.
- ¿Qué invitaciones concretas debemos mantener, retomar; o incluso qué nuevos impulsos debemos emprender a partir de esta revisión de nuestro compromiso con las gracias de Fátima? Registrar las invitaciones que queremos retomar y mantener, y los nuevos impulsos para caminar durante los próximos meses/años.
Proponemos recuperar los frutos de este primer momento de oración para compartirlos con las otras pequeñas comunidades locales, con los consejos locales y nacionales, y con el EXCO mundial, de tal forma que sean un recuento de los primeros pasos después de Fátima, así como un impulso para los pasos en el futuro.
II. Segundo Momento. Invitados a ser una comunidad Profética.
Un momento crucial para la Asamblea Mundial en Fátima fue el aporte inspirador y retador de nuestro Asistente Eclesiástico Mundial, el P. Adolfo Nicolás, S.J. Sus palabras hicieron eco en lo profundo de nuestros corazones, primordialmente porque se dirigió hacia nosotros como Comunidad que YA ha discernido su vocación eminentemente Apostólica, y que reconoce la fuerza de los impulsos de Nairobi donde se expresa que: Nos sentimos confirmados en nuestra vocación de hacernos un cuerpo apostólico seglar que comparte la responsabilidad de la misión de la Iglesia (Nairobi 2003).
Nuestro Asistente Eclesiástico Mundial fue un paso más adelante reconociendo los impulsos e intenciones de esta comunidad apostólica que está en camino, por lo que nos retó y confrontó, poniendo en esta mesa de la CVX alrededor de Jesús la pregunta: ¿Somos capaces de vivir como una comunidad profética para responder a esta gracia de Dios? Que esta pregunta sobre nuestra vocación profética habite nuestros corazones durante los próximos años, y sea un horizonte para la CVX en el mundo, manteniendo viva la luz de Fátima entre nosotros.
Presentamos los puntos centrales del compartir del P. Nicolás que están dirigidos para todos y cada uno de los miembros de la CVX. Con ellos los invitamos a tener un segundo momento de oración personal y comunitaria:
¿Podemos vivir una vocación Profética como Comunidad de Vida Cristiana?
1. El Profeta VE el mundo con los ojos de Dios. Jn 1, 6-9. Nuestro carisma ignaciano nos invita a
mirar la realidad a la manera de la contemplación de la Encarnación, para que seamos testigos de la luz de Dios que se nos presenta en los rostros y situaciones concretas de nuestra vida cotidiana.
¿Cuándo he recibido la gracia de mirar con los ojos de Dios, y qué se ha trasformado en mí al
mirar con esos ojos?
2. El Profeta ESCUCHA con sus oídos lo que Dios oye. 1 Sam 3, 10. Como miembros de CVX nos
sentimos invitados a vivir en profunda apertura para escuchar el llamado de Dios en el clamor de los signos de los tiempos. ¿Cómo es la llamada de Dios que escucho hoy como persona y como
miembro de CVX?
3. El Profeta SIENTE con el Corazón de Dios. Mt 5, 1-12. La invitación a ser profetas requiere que tengamos la voluntad de tener los sentimientos que tuvo Jesús al conmoverse de la situación de sus prójimos más necesitados. ¿Qué sentimientos experimento al sabernos invitados como CVX a ser Comunidad Profética?
4. El Profeta DISCIERNE, DECIDE y ACTÚA movido por el Espíritu. Lc 1, 38. Ser Comunidad
Profética siguiendo el espíritu pide de nosotros una genuina gratuidad y apertura de corazón para que la voluntad de Dios se haga vida en nosotros. María es nuestro modelo de disponibilidad y oramos con ella para responder a nuestros llamados como CVX, buscando actuar siempre
conforme al espíritu. ¿Cuándo hemos experimentado esta actitud de disponibilidad y gratuidad
como CVX a lo largo de nuestra historia?
5. El Profeta HABLA la Palabra de Dios. Hch 2, 1-4. El Señor es el que abre nuestras bocas para
que podamos expresar lo que hemos hecho, aprendido y enseñado, y es el mismo Señor el que nos inspira con su fuego para contagiar la grandeza de la esperanza en Dios que vivimos como
cristianos, miembros de CVX. ¿Qué le expreso al Señor sobre lo que he hemos hecho, aprendido y enseñado como CVX a partir de Fátima?
*Sugerimos una lectura personal orante, a manera de meditación, del documento: “Notas para una Comunidad Profética Laical Guiada por el Espíritu” del P. Nicolás.
- ¿Qué invitaciones del Señor encuentro para ser fermento, con mis dones y limitaciones personales, para aportar a esta Comunidad Profética CVX?
b) Compartir comunitariamente
- ¿Qué es lo que produjo mayor consolación en mi oración personal? Cada uno compartir sus
inquietudes personales.
- ¿Qué mociones encuentran más afinidad o comunión entre los miembros de esta comunidad
reunida? Registrar las mociones compartidas para que estén a la vista de todos y dedicar un breve momento de oración en silencio antes de responder la siguiente pregunta.
- ¿Qué invitaciones sentimos como pequeña comunidad para impulsar el camino a ser una
Comunidad Profética local, nacional y mundialmente? Registrar los nuevos impulsos para iluminar el camino durante los próximos años.
Concluir con un coloquio a manera de oración final:
- Dialogar con María para que interceda por nosotros frente a su hijo, y nos dé su luz y su fuerza para mantener vivas las gracias recibidas en Fátima durante los próximos años.
- Dialogar con Jesús para que nos ayude y acompañe en nuestro anhelo de ser sus cercanos
seguidores como Comunidad Apostólica y Profética en los tiempos por venir, especialmente con un auténtico compromiso como miembros de CVX.
- Rezar un Padre Nuestro para pedir a “Abbá” nos dé la sencillez de corazón, y así poder escuchar sus llamados sabiéndonos parte de una misión más grande que nosotros mismos como individuos, como CVX, e incluso mayor que la misma Iglesia. Para que alcancemos la plenitud de su reino mirando y optando siempre por los más necesitados.
Mauricio López Oropeza
Consultore
No hay comentarios:
Publicar un comentario