P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita
Jesús es la piedra angular, el centro del designio de Dios para con los hombres. Con Jesucristo, la humanidad inicia su etapa decisiva (“la plenitud de los tiempos”): “Si yo expulso los demonios con el poder del espíritu de Dios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios” (Mt 12,28).
Entre la plenitud del tiempo y el paso último y final a lo absoluto y definitivo, la Iglesia santa y fiel a su misión, fundada por él, se encargará de proclamar ante el mundo entero su mensaje de salvación, de que Jesús murió y resucitó por la fuerza de Dios para comunicarnos la vida que procede del Padre. Este es el tiempo de la Iglesia. La salvación en Cristo y la salvación de todos los hombres entrañan el misterio de la voluntad de Dios conforme a su designio: “El nos ha dado a conocer sus planes más secretos, los que había decidido realizar en Cristo, llevando la historia a su plenitud al unificar en Cristo todas las cosas, las del cielo y las de la tierra” (Ef 1,9-10). Será entonces la consumación de su voluntad y gloria. Dios es, por tanto, el principio y el término de lo existente.
Agradecemos al P. Fernando Martínez SJ por su colaboración.
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