P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
TEOLOGÍA DE SAN PABLO - 13° ENTREGA
13. LA RESPUESTA DEL HOMBRE A LA INICIATIVA DE DIOS
Continuación
13.5. EL AMOR CRISTIANO
Continuación
13.5. EL AMOR CRISTIANO
La respuesta del hombre a Dios que le comunica su vida está condensada para Pablo en el amor Rom 13, 8-10: "Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley. En efecto, lo de no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta formula: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud".
El amor es la plenitud de la Ley porque da al cristiano el dinamismo para servir a los demás y dirigir así su fe y su esperanza: la fe actúa, es decir, despliega su fuerza y poder, por medio de la caridad, Gal 5, 6: “porque siendo de Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen eficacia; sino la fe que actúa por la caridad”; la esperanza en Dios y en su amor no puede fallar: Rom 5, 5-11: “y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha sido dado. En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos, ... mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por Él salvos de la ira! Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación”.
El amor es un fruto del Espíritu, Gal 5, 22: “En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí, contra tales cosas no hay ley”.
Por eso, es lo mismo decir:
En el proceso de crecimiento de nuestro amor al prójimo que nos lleva a:
- Caminar en el Espíritu y caminar en el amor: Ef. 1, 4: “por cuanto nos ha elegido en Él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor”; y en Rom. 8, 4: “a fin de que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según la carne, sino según el Espíritu”.
- Ser edificados en el Espíritu es ser edificados en el amor: Efes 2, 22: “en quien también vosotros con ellos estáis siendo edificados, para ser morada de Dios en el Espíritu”; y en Efes 4, 16: “de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión por la colaboración de los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro para el crecimiento y edificación en el amor”.
- El Espíritu y el amor son plenitud de la Ley: Rom 8, 2: “Porque la ley del Espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte”; y Rom 13, 10: “La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud”.
- La caridad es el vínculo de la perfección, el que une y sostiene las demás actitudes cristianas: Col 3, 12-14: “Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, de humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros, y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja con otra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el broche de la perfección”.
- El amor es una participación en el amor divino con el cual Dios nos ha amado, Efes1, 4: “por cuanto nos ha elegido antes de la formación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor”; y en Rom 5, 8: “mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros”; y en Rom 8, 32: “El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con Él graciosamente todas las cosas?”; y en el amor de Cristo, Gal 2, 20: “y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
- Debemos imitar el amor de Cristo, Efes 5, 2: "vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma";
- Amar a todos los hermanos: Efes 1, 15: “Por eso, también yo, al tener noticia de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los santos”.
- No cansarnos de hacer el bien: 2 Tes 3, 13: “Vosotros hermanos, no os canséis de hacer el bien”; y en Gal 6, 9: “No nos cansemos de obrar el bien; que a su debido tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos”.
- Vivir en paz con todos: 1 Tes 5, 13: “Tenedles en la mayor estima con amor por su trabajo. Vivid en paz unos con otros”; y en 2 Cor 13, 11: “Por lo demás, hermanos, alegraos; sed perfectos; animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros”.
- La corrección fraterna: Gal 6, 1: “Hermanos, si alguno en alguna falta, vosotros los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate tú mismo, pues también tú puedes ser tentado”.
- Orar por todos: 1 Tim 2, 1: “Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres”; y en 2 Cor 13, 11: "Por lo demás, hermanos, alegraos; sed perfectos; animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros”; y en Filip 1, 9: “Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor crezca cada vez más en conocimiento y toda experiencia; y en 2 Cor 1, 11 “Si colaboráis también vosotros en la oración a favor nuestro, para que la gracia obtenida por intervención de muchos sea por muchos agradecida en nuestro nombre”.
- El amor es el que rige el crecimiento de la Iglesia, cuerpo de Cristo: Ef 4, 15-16: “antes bien con la sinceridad en el amor, crezcamos en todo hasta aquel que es la cabeza, Cristo, de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión por los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro, para el crecimiento y edificación en el amor”.
- La doctrina de Pablo sobre el amor se halla expresada en grado sumo en el "Himno de la caridad", 1 Cor13, 4-8: “La caridad es paciente, es amable; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca”.
Se suele dividir en tres estrofas:
1. Vv. 1 - 3: se habla de la
necesidad del amor; sin el amor los carismas no dejarían de ser simple
filantropía o cualidad meramente humana.
2. Vv. 4 - 7: se presentan las
características del amor cristiano:
- En general: “es paciente, es afable”.
- Ocho propiedades negativas: "no tiene envidia, no se jacta ni se engríe, no es grosero ni busca lo suyo, no se exaspera ni lleva cuentas del mal, no simpatiza con la injusticia".
- Cinco características positivas: "simpatiza con la verdad. Disculpa siempre, se fía siempre, espera siempre, aguanta siempre".
- En otras palabras: cuando falte evidencia, el amor piensa bien; si hay evidencia contraria, espera el bien; si sufre desilusión, la soporta con paciencia.
3. V. 8: perennidad del amor y su superioridad sobre todos los
carismas, "permanecerá el amor y sus obras".
Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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