Intención del Papa Francisco para el mes de Septiembre: Por los Océanos y Mares
LOS MARES SE MUEREN
P. José Enrique Rodríguez, jesuita.
Párroco de San Pedro, Santuario Arquidiocesano del Sagrado Corazón de Jesús
Lima - Perú.
Universal: Por la protección de los mares y océanos:
“Recemos para que los políticos, los científicos y los economistas trabajen juntos por la protección de los mares y los océanos.”
La historia bíblica está íntimamente ligada al mar de Galilea, de Tiberiades o lago de Genesaret. Desde ahí parte el río Jordán, que atravesando el territorio palestino de norte a sur, desemboca en el Mar Muerto. Situado a 412 metros por debajo del nivel del mar Mediterráneo, tiene una extensión de 50 Km de longitud por 17 Km en su parte más ancha y es famoso por tener aguas 10 veces más saladas que los océanos. Se llama Muerto porque ahí no viven peces, pero es una apreciada meta turística por sus virtudes terapéuticas. En 20 años, el nivel de las aguas ha bajado 20 metros. En 50 años desaparecerá porque solo recibe el 2% del agua que necesita del río Jordán.
El poeta Jorge Manrique , en el siglo XV, escribió la elegía Coplas a la muerte de su padre. En la Copla III dice: "nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir". Es curioso encontrar encontrar la imagen del mar como símbolo de muerte, lucha, peligro, cuando es también símbolo de vida, de alimento, especialmente significativo para los países del área del Pacífico, enriquecido por el plankton y las corrientes marinas en las que hay una riqueza inmensa, aunque no infinita. Los mares pueden morir y si mueren, muere nuestro planeta.
Entre 1995 y 2007 el número de áreas marinas costeras sin oxígeno se incrementó en un 33%. Hay 405 zonas marinas muertas en el mundo y apuntan a dos causas principales: el exceso de fertilizantes en la agricultura y la quema de combustibles fósiles. Hay que agregar el plástico, que inventado a fines del siglo XIX y producido a gran escala en el siglo XX, cada segundo es arrojado a mares y océanos en cantidades de 200 o más kilos. El 70% se va al fondo marino y el 15% se queda flotando. Se afirma que hay dos grandes islas de plástico en el Océano Pacífico, otras dos en el Atlántico y una en el Índico, que flotan y crecen cada día. Podríamos decir que los mares están cada vez más intoxicados, y los animales marinos más aún. El pescado que comemos tiene micropartículas de plástico que pasan a los organismos humanos.
"Los océanos son patrimonio común de la familia humana. Sólo con un profundo sentido de humildad, asombro y gratitud podemos hablar con razón del océano como "nuestro". Cuidar esta herencia común implica necesariamente el rechazo de formas cínicas o indiferentes de actuar. No podemos pretender ignorar los problemas de la contaminación de los océanos como resultado, por ejemplo, de los plásticos y micro-plásticos que entran en la cadena alimentaria y tienen graves consecuencias para la salud de la vida marina y humana".
Que las palabras del Papa nos lleven a hacer una oración preocupada por los problemas de todos; esa es nuestra manera de ser apóstoles de la oración, uniendo las voces de más de 13 millones de participantes de esta gran Red de oración.
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Agradecemos al P. José Enrique Rodríguez por su colaboración.
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