Compartimos las Oraciones que se utilizaron en el Itinerario para los peregrinos al Santuario de la Virgen de Fátima, para poder rezarlas a manera de preparación al Centenario de las Apariciones de Nuestra Señora de Fátima.
¿Queréis ofreceros a Dios?
Segundo ciclo del itinerario temático del Centenario de las Apariciones de Fátima, el año pastoral 2011-2012
El segundo año del septenario conmemorativo del Centenario de las Apariciones de Fátima evoca la primera aparición de la Virgen Madre, en 1917, centrándose en la actitud creyente de la entrega de uno mismo.
V. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espirito Santo.
R. Amen.
En Cova de Iría, el 13 de Mayo de 1917, tres niños de 7, 9 y 10 años de edad, cambian su cotidianidad interrumpida al recibir la visita de la Virgen María que, revestida de la luz de Dios, les pregunta:
"¿Queréis ofreceros a Dios?"
Al igual que a otros tantos hombres y mujeres llamados por Dios, la respuesta de Jacinta, Francisco y Lucía fue positiva:
"Si, queremos."
Como peregrino de Fátima, tomo esta misma actitud y hago entrega de mí mismo a Dios.
1. La entrega de Jesús, Hijo de Dios
De la Carta a los Hebreos
Al entrar en el mundo, Cristo dijo:
"He aquí que vengo a hacer Tu voluntad".
Fue por esta voluntad por la que fuimos santificados, por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Delante del pesebre, imágen del Misterio de la Encarnación, medito en las palabras de la carta a los Hebreos. Jesucristo es la ofrenda por excelencia, pues vino a hacer la voluntad del Padre.
Al rezar la oración que el Señor Jesús nos enseñó, tengo plena consciencia de cómo es importante decir: "hágase Tu voluntad".
Padre Nuestro
2. La entrega de Nuestra Señora
Como respuesta al Misterio salvífico de Dios, también María, a través de su Fiat, responde: “E aquí la esclava del Señor; hágase en mi según Tu Palabra".
Hago memoria de ese momento único en el que Dios pide una respuesta a María.
V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María...
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mi según tu voluntad.
Ave María...
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Ave María...
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
En actitud de peregrino, reflexiono en la respuesta a la voluntad de Dios.
Medito en la vida orante y en su entrega de los beatos Francisco y Jacinta. Oro en silencio a Jesucristo.
Oración personal, en silencio.
Como respuesta al Amor de Dios, los Pastorcitos de Fátima participaron en el Don que recibieron de gracia y que también ellos dieron de gracia por la salvación de los hombres, asumiéndose como colaboradores en la redención.
Padre Santo,
yo Os agradezco la ofrenda de amor de Jesús, que, en obediencia incondicional a Vuestra voluntad, "pasó haciendo el bien", nos reveló Vuestro amor y nos envió el don del Espirito Santo, que nos ilumina y suscita en nosotros la gracia de la fe y del amor. Padre Santo, yo Os agradezco la ofrenda de María, Vuestra sierva admirablemente generosa, que vivió enteramente para Vos, manifestó entre los hombres las maravillas de Vuestros dones y, para comunicaros a cuantos Os abren su corazón, continúa hoy en el mundo siendo Vuestro instrumento.
Padre Santo,
yo Os agradezco también por los Pastorcitos de Fátima, por el testimonio de su entrega a Vuestro amor y por la generosidad de su adhesión a las propuestas de la Virgen María.
Padre Santo,
llena mi corazón de fe, amor y disponibilidad para el servicio, para que sepa imitar a aquellos por quien os agradezco, especialmente los que María agració con sus apariciones, los Beatos Francisco y Jacinta Marto y a Vuestra sierva, La Hermana Lucía de Jesús y deL Inmaculado Corazón de María.
Amen.
Beatos Francisco y Jacinta, rogad por nosotros.
4. Mi entrega
De la Cuarta Memoria de la Hermana Lucía
Día 13 de Mayo de 1917 - Estando jugando con Jacinta y Francisco, en la cima de la cuesta de Cova de Iria, haciendo una pared alrededor de un matorral, vimos, de repente, algo como un relámpago.
- Es mejor ir para casa, - le dije a mis primos - que hay relámpagos; puede venir una tormenta.
- Pues sí.
Y comenzamos a bajar la cuesta, llevando las ovejas en dirección a la carretera. Al llegar, más o menos al medio de la cuesta, casi al lado de una azinheira grande que había allí, vimos otro relámpago y, unos pasos más adelante, vimos, sobre una carrasqueira, a una Señora, vestida toda de blanco, más brillante que el sol, esparciendo luz, más clara e intensa que una copa de cristal, lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente. Paramos sorprendidos por la aparición. Estábamos tan cerca, que quedamos dentro de la luz que la rodeaba o que Ella esparcía, tal vez a metro y medio de distancia, más o menos. Entonces Nuestra Señora nos dijo:
- No tengáis miedo. Yo no os hago mal.
- ¿De dónde es vuestra merced? - le pregunté.
- Soy del Cielo.
- ¿Y qué es Lo que me quiere?
- Vine para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos, el día 13 a esta misma hora. Después os diré quién soy y lo qué quiero. Después vendré aquí una séptima vez.
- ¿Y yo también voy a ir al Cielo?
- Sí, vas.
- ¿Y Jacinta?
- También.
- ¿Y Francisco?
- También, pero tendrá que rezar muchos rosarios.
- ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quiera enviar, en acto de reparación por los pecados con que El es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?
- Sí, queremos.
- Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestro confortamiento.
¿Cómo es mi respuesta a Dios?
Respuesta personal, en silencio, para terminar con la oración a María, pidiendo su ayuda para imitar a los Pastorcitos en la actitud de entrega de si mismos a Dios y a los hermanos.
Oh María, Madre Santa que del Cielo viniste a la Tierra para manifestarnos la misericordia y la bondad divinas, en respuesta a la pregunta "¿Queréis ofreceros a Dios?" que, en Fátima, hiciste a los Pastorcitos, como ellos, también yo digo "Sí, quiero".
Quiero alimentar, fortalecer, vivir fielmente y testimoniar la fe delante de los otros con mis obras, actitudes y palabras.
Quiero practicar el amor con generosidad y gratuidad.
Me comprometo delante de Ti a convertirme en el mundo artífice de la reconciliación y de La paz, de la justicia y de la solidaridad. A tu amparo materno y a tu intercesión al lado de Dios me acompañen y sustenten en estos propósitos.
Amen.
Nuestra Señora del Rosario de Fátima, rogad por nosotros.
En silencio, tengo ahora oportunidad de asumir algunos compromisos.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espirito Santo!
Extractos tomados de:
http://www.fatima.pt/es/pages/segundo-ciclo
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