Misericordia, Dios mío, por tu bondad. Por tu inmensa compasión borra mi culpa.
Lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra Ti, contra Ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.
(Salmo 51, 3-6)
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