Que el Señor nos ayude a imitar el modelo de familia que El tuvo
Llegó la Navidad y se las deseo muy felices:
que Jesús esté siempre como el centro de tu corazón
que sea tu mejor amigo
que sea tu modelo de vida
que sea tu refugio
que sea tu alegría
que sea tu ideal
que sea tu gran deseo
que sea tu paz, para que siempre seas paz
que borre todo o que debes dejar ya olvidado
que cicatrice todas tus heridas
que sea para ti "Emmanuel" o sea Dios contigo.
Adolfo
La liturgia nos trae esta hermosa fiesta de la Sagrada Familia ,
para que reflexionemos en el ejemplo que los miembros de esta bendita familia nos
dan. Y el párrafo escogido del Evangelio de San Mateo nos narra varios
problemas graves que sufrió esta familia, que tuvo que huir de la injusticia de
Herodes y de amenazas graves a su seguridad. Se parece a tantas familias de
nuestra patria desplazadas por el terrorismo, o por las situaciones económicas;
o familias de otros países, familias de refugiados en país extranjero. Pero
para José y María la amenaza no era genérica, sino muy concreta pues iba
dirigida por el rey Herodes directamente contra ellos, pues este rey pensaba
que Jesús le iba a quitar su reino.
Pero esta familia ante la amenaza se mantiene
unida, y es José, su jefe el que toma las decisiones en momentos tan difíciles.
Es importante detenerse a pensar en esta
Sagrada Familia, porque nos hace falta hoy nutrirnos de su ejemplo, ya que la
familia moderna ha perdido su carácter sagrado, y se ha convertido simplemente
en una pieza de la sociología. Y por eso incluso legalmente se habla de varias
formas de constituir una familia: en algunos casos la simple cohabitación
prolongada ya establece legalmente familia, y otras formas también demasiado
extrañas de establecerse como familia. Lo que está detrás de esto es la pérdida
del carácter sagrado de la familia: la familia ha dejado de ser santuario.
Y al hablar de santuario no es que se pretenda
que el hogar sea un sitio con velas, altar y campanario. Lo que se pretende es
entender que la familia es el espacio donde el hombre y la mujer realizan su
mutua consagración, es también el sitio donde brota la vida: es como la fuente
del “misterio”, el manantial de donde surge un nuevo ser, un nuevo hijo de
Dios, una nueva esperanza para el mundo. La pérdida del concepto de la familia,
va unida a la pérdida del sentido sagrado de la vida humana. La visión
materialista de la vida y de la familia, convierten a ambas en hechos banales,
desprovistos de su esencia. Y eso es muy grave, es como un retroceso en la
evolución del ser humano: porque es renunciar a lo más específico del hombre,
su espíritu, para convertirlo simplemente en un miembro de un rebaño social.
La familia es el espacio donde el ser nuevo
que aparece, recibe, además de su propio código genético, y por encima de éste,
un código de valores, que le hará buscar su propia vocación, y así realizar la
obra a la que ha sido destinado; el hijo que nace en este ámbito sagrado que es
la familia, debe sentir que a través de sus padres está entroncado con Dios. La
transmisión de valores espirituales es tarea específica de la familia: es la
construcción progresiva del alma del nuevo ser, por decirlo así. Es el sitio
donde se espiritualiza al ser humano. Hoy día se hacen campañas para difundir
los valores perdidos en nuestra sociedad; y eso está muy bien, pero si ese
trabajo no lo asume principalmente la familia, tendrá pocos resultados. No son
los medios de comunicación, o las leyes, los que van a aportar los valores que
una sociedad ha perdido, aunque pueden ayudar mucho o estorbar bastante; es la
familia, el recinto sagrado de la vida, en donde se sembrarán estos valores.
Y esta es la tarea de ser padre y de ser
madre, convertirse en responsables de la herencia espiritual que se da a esos
nuevos seres, y esto por haber formado ellos en su propio corazón de padre y de
madre una fuente abundante de riquezas interiores.
Esto es lo que debería enseñarnos esta fiesta
de la Sagrada Familia :
que toda familia debe ser sagrada, y por eso tener su origen en la bendición
sacramental de Dios. La meta de toda familia cristiana no es sólo ser una
“buena” familia, sino convertirse de verdad en una familia “sagrada”. Y no
porque a sus miembros se les echen bendiciones con abundante agua bendita, ni
sólo porque se multipliquen los rezos. Una familia será sagrada si es que
siente que en su seno está presente Dios, y sabe que en ella se viven las
relaciones entre todos, como relaciones ordenadas y dirigidas por Dios.
En la familia cristiana se deben amar los
esposos, teniendo a Dios en su horizonte, amarse de alguna forma como Dios les
ama. Amar a los hijos como se amaría a Jesús, porque El está presente en el
hogar. Que sientan todos que su papel dentro de la familia es cumplir una tarea
encomendada por Dios. Es cristiana y sagrada una familia, cuando hay una
oración que brota del conjunto de sus miembros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario