Las otras cartas de Pablo: Guía de la Carta a los Hebreos

P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.

Para leer la Carta:

1,1-3 Dios nos ha hablado por medio de su Hijo – Este es imagen perfecta de su ser.
1, 4-14 Más poderoso que los ángeles – Tú eres mi Hijo – ¿A qué ángel dijo Dios “siéntate a mi derecha”?
2,1-18 ¿Cómo podemos desdeñar la salvación anunciada por el Señor? – Hablamos del mundo futuro – Y él ha sido coronado de gloria por haber sufrido la muerte – Comparte carne y sangre con los hombres – Por haber sido puesto a prueba, puede ahora ayudar a quienes se debaten en medio de la prueba.
3, 1-9 Jesucristo ha sido enviado como sumo sacerdote de la fe que profesamos – El es más que Moisés – No cerréis vuestro corazón.
4, 1-16 Nosotros, que hemos creído, podemos entrar en el descanso de Dios – Fuente de vida y de eficacia es la Palabra de Dios – Contamos con un sumo sacerdote excepcional – Excepto el pecado, ha pasado por las mismas pruebas que nosotros.
5, 1-14 ¿Qué es, en efecto, un sumo sacerdote? – Es ésta una dignidad que sólo Dios da – Pero, Hijo y todo como era, aprendió en el dolor lo que cuesta ser fiel. – No es fácil hablaros de eso, porque aún sois como niños en el entender.
6, 1-20 Sin embargo, damos por sabido el abecé de la doctrina cristiana – Advertencia contra la apostasía – Estoy seguro que vosotros avanzáis por el buen camino – La esperanza en la promesa de Dios es para nuestra vida como un ancla firme y segura – Jesús nos ha abierto el camino y es sumo sacerdote según el rango de Melquisedec.
7, 1-28 De este Melquisedec no se conoce ni su origen ni el final de su vida – Su sacerdocio, por tanto, dura por siempre – Todo esto hace referencia a nuestro Señor – Jesús permanece para siempre: su sacerdocio es eterno – Puede salvar de forma definitiva a quienes por su medio se acercan a Dios – Dios constituye al Hijo como sacerdote perfecto para siempre.
8, 1-13 En el santuario de Dios tenemos un sumo sacerdote – El es mediador de una alianza nueva – La anterior queda vieja y anticuada.
9, 1-28 Aquella primera alianza disponía de un ritual para el culto y de un santuario terrestre – El santuario de Cristo no es hechura de hombres y ha entrado en él con la ofrenda de su propia sangre – Esta es mucho más eficaz para limpiar nuestros pecados y poder entregarnos al Dios viviente – Por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva – Cristo ofreció su vida hasta la muerte para destruir el pecado que nos separa de Dios.
10, 1-39 La ley de Moisés sólo contiene una sombra de los bienes futuros – Jesucristo ofrece su cuerpo una vez por todas – Comparte el poder soberano de Dios – “No me acordaré más de sus pecados” – Acerquémonos a Dios con un corazón sincero y lleno de fe – La apostasía sería imperdonable – No perdáis el ánimo.
11, 1-40 Por la fe vivimos convencidos de que existen los bienes que esperamos y estamos ciertos de las realidades que no vemos – Por la fe merecieron nuestros antepasados la aprobación de Dios: Abel, Henoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés y tantos otros – Mencionaré también a los que se dejaron torturar hasta morir.
12, 1-29 Nuestra meta ha de ser Jesús, origen y plenitud de nuestra fe – Aceptad el sufrimiento educador – No os dejéis vencer por el cansancio – Procurad estar en paz y sin miedos, atentos a no rechazar la voz de Dios.
13, 1-16 No ceséis de amaros los unos a los otros como hermanos – Jesucristo es siempre el mismo: ayer, hoy y por toda la eternidad – Caminamos en busca de la ciudad del futuro – No os olvidéis de hacer el bien y de compartir vuestras cosas con los demás – Estos son los sacrificios que agradan a Dios.
13, 17-25 Últimas recomendaciones – Bendición y saludos finales.



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Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
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