1.- El Papa no habla de indulgencias
plenarias ni parciales. Pero sí subraya, y con fuerza, las actitudes interiores
de fe y arrepentimiento. Lo cual manifiesta que el perdón de la pena temporal, que Dios conceda, será
más generoso (no excluyéndose el perdón total o indulgencia “plenaria”) si
dichas actitudes espirituales son más intensas.
2.- Por eso téngase en cuenta que no se
trata de actos pasajeros y superficiales, por muy piadosos que sean, sino de
actitudes interiores o sea de una profunda actitud espiritual (nueva si no se
tenía, fortalecida si se tenía en alguna medida): en otras palabras “del compromiso
a vivir de la misericordia” (de la de
Dios para conmigo y de la mía para con el prójimo, sobre todo con los más
necesitados de ella), “para obtener la gracia del perdón completo y total por el poder del amor del Padre, que no
excluye a nadie. Será, por lo tanto, una indulgencia jubilar plena, fruto del acontecimiento mismo que se
celebra y se vive con fe, esperanza y caridad”, resalta el Papa.
3.- ¿Dónde? Se puede ganar la
indulgencia en la catedral de cada diócesis, en las iglesias que
tradicionalmente se identifican como Jubilares, y en los santuarios expresamente
autorizados.
4.- ¿Cómo?
4.1.- Recomienda el Papa comenzar con
una peregrinación, aunque sea breve.
Bastará activar la presencia de Dios y el sentido penitencial del acto,
que ya comienza con el caminar a la Catedral o Santuario.
4.2.- Se entra en el templo atravesando
la “Puerta de la Misericordia”, que debe permanecer abierta, como símbolo de
invitación de la Madre Iglesia a todos, especialmente a los hijos alejados, y
anticipo de la alegría que le causa su regreso. Procure el fiel hacerlo viviendo
bien su simbolismo.
4.3.- El Papa precisa que “será
necesario acompañar estas celebraciones con la profesión de fe (credo) y con la
oración por mí y por las intenciones que llevo en el corazón para el bien de la
Iglesia y de todo el mundo”.
4.4.- Se debe recibir el Sacramento de
la Reconciliación, participar en la celebración de la Santa Eucaristía y hacer
una reflexión sobre la misericordia, (aunque no creo necesario que sea hagan
las tres cosas en el mismo momento). Se recalca como especialmente importante
que este momento esté unido al Sacramento de la Reconciliación
4.5.- El Papa Francisco señala también
que cada
vez que un fiel realice personalmente una o más las obras de misericordia
corporales y espirituales “obtendrá ciertamente la indulgencia
jubilar”.
5.- Casos especiales: enfermos,
ancianos y presos.
5.1.- También los enfermos y las personas ancianas que no pueden salir de casa, el
Pontífice afirma que para ellos “será de gran ayuda vivir la enfermedad y el
sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su
pasión, muerte y resurrección indica la vía maestra para dar sentido al dolor y
a la soledad. Vivir con fe y gozosa esperanza este momento de prueba,
recibiendo la comunión o participando en la Santa Misa y en la oración
comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación, será para ellos el modo de obtener la
indulgencia jubilar”.
5.2.- También los presos. El Pontífice explica que “en las capillas de las cárceles
podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda,
dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para
ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de
convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia
de libertad”.
6.- Indulgencia para los difuntos: “de igual modo que los
recordamos en la celebración eucarística, también podemos, en el gran misterio
de la comunión de los santos, rezar por ellos para que el rostro misericordioso
del Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la
bienaventuranza que no tiene fin”.
P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.
Parroquia de San Pedro, Lima
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