Ejercicios Espirituales en la Vida Corriente (EVC)


Según San Ignacio de Loyola


Actualmente los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola que se practican con mucha frecuencia están más pensados para hacerlos en retiro, alejándose de la familia, trabajo, otras ocupaciones y preocupaciones para reflexionar y orar durante algunos o muchos días.

Pero San Ignacio de Loyola ya desde la época en que vivió (siglo XVI), comprendió que había mucha gente ocupada, que no podía aislarse y hacer los Ejercicios en retiro y por eso, en lo que llamamos la Anotación 19, nos invitó también a hacer el retiro en la vida corriente, cotidiana, diaria.

No se trata de hacer los Ejercicios, añadiendo algo más de tiempo de oración, de lo que hacemos cada día, o conversando con un acompañante y luego reuniéndonos con el grupo... sino que es necesario integrar la vida cotidiana a la oración: es decir, llevar lo cotidiano, lo que nos pasa y sucede durante el día: lo que vemos, sufrimos, nos alegra, nos preocupa, a la oración: así nos habla Dios. A esto también le podemos decir: "discernir el día", "orar el día", "leer el día"... todo lo que vivimos, con los ojos de Dios viendo la presencia de Dios en lo que vivimos, nos sucede: alegrías, tristezas, preocupaciones, nuevos retos para la vida...

Por eso, hacer los Ejercicios en la Vida Corriente (EVC), es pensar y vivir toda nuestra vida desde la mirada de Dios.


¿Qué se necesita para hacer los EVC?

Vamos a señalar algunos signos o detalles que nos indican si tenemos lo que se necesita para hacer los Ejercicios Espirituales:

(No todos y cada uno de los requisitos que se señalan para hacer los EE.EE. son igualmente necesarios: hay que pesar con mucho equilibrio lo que se necesita)

  1. Interés, deseos y búsqueda de cómo ser cristiano.
  2. Es bueno tener alguna experiencia de participación en grupos de la Iglesia (como Comunidades cristianas, grupos de oración, grupo de catequistas, estudio de Biblia, etc....)
  3. Se debe atender a la madurez de la persona: ver sí es capaz de comprender lo que se proponga, con tranquilidad, sin demasiadas angustias y preocupaciones, con serenidad. Si puede vivir esta experiencia con paz.
  4. Hace falta vivir la experiencia con libertad: No se trata de sentirse obligado, ni siquiera de hacerlo porque se le ha invitado con insistencia, o como para hacer algún favor o complacer a alguien.
  5. Se debe fijar en si la persona está en proceso, en camino de unir bien su vida y su fe: que su vida la esté viviendo de verdad como cristiano que quiere ir creciendo más y más y que por lo mismo vive un compromiso cristiano, que no se conforma con orar o rezar simplemente algunas oraciones de vez en cuando, o con ir de vez en cuando a la Iglesia. Que si se dice que somos cristianos, podamos de verdad intentar en serio el ser cristianos. No sólo decir que somos cristianos, sino ser cristianos.
  6. Es bueno también comprobar si existe en la persona gusto por la oración, por leer la Biblia, como Palabra de Dios, que haya podido acostumbrarse a una "lectura orante de la Biblia". Que dedique algún tiempo a eso, de vez en cuando, ya en su vida ordinaria y que esté acostumbrado a hacerlo personalmente o en comunidad. Que haya participado en algunos retiros, vigilias de oración...todo esto le prepara para vivir una experiencia de oración en la vida.
  7. Que la persona que va a hacer los Ejercicios entienda y comprenda:
  • De qué se trata en esta experiencia de los Ejercicios: que es quitar todas las trancas, obstáculos, dificultades, estorbos para poder conocer y hacer la voluntad de Dios. (Anotación l)
  • Que se trata de sentir y gustar las cosas que Dios nos dice personalmente y que no es un curso o taller de catequesis o Biblia (Anotación 2)
  • Y que esa persona esté dispuesta a vivir todo este tiempo con "gran ánimo y liberalidad" que quiere decir generosidad, con mucho ánimo, no decayendo ante las dificultades que se puedan presentar durante la experiencia. (Anotación 5)
  • Que pueda perseverar, mantenerse en los compromisos de oración personal, encuentro semanal y días de retiro especial.


Capacidad de hacer y vivir una "experiencia espiritual"

Ya insistimos bastante en que los Ejercicios Espirituales de S.Ignacio de Loyola, son una "experiencia espiritual ", un "camino espiritual ", un "encuentro con Dios”... pero ¿qué es eso? ¿qué queremos decir cuando decimos experiencia?

Es un encuentro (es tal vez la mejor manera de decirlo) como, por ejemplo, cuando dos personas se encuentran y enamoran.

  • Es caer en la cuenta de que en lo más profundo de nosotros mismos vive Dios.
  • Y que eso sucede con mucho cariño, en el corazón.
  • Y que para poder experimentarlo, se necesita el cambio en nuestra vida:
  1. No podemos vivir eso con el corazón endurecido (a menos que lo reconozcamos) o con el corazón lleno de egoísmo
  2. Sino que tenemos que ir cambiando en nuestras actitudes hacia los demás.
  3. La experiencia espiritual, se va reconociendo en la vida que vamos viviendo porque como dice Jesús: "por los frutos los conocerán" (Mt 7, 16)


Tener algunos convencimientos muy profundos:

  • Para hacer bien los Ejercicios Espirituales es necesario:
  • Convencerme que Dios me ama y eso no es por mis méritos ni por mis esfuerzos propios, sino que es un gran regalo que Dios me hace gratuitamente, porque El simplemente me ama,
  • Hay que tener, sobre todo, mucha confianza en Dios, y en que Dios quiere comunicarse con cada uno de nosotros,
  • Dios no se comunica con todos de la misma manera. Dios tiene su palabra precisa, propia, particular para cada uno: la que El cree que más me conviene y no la que yo quiero que me diga! Dios tiene su propia
  • Sabemos que Dios quiere que todos "tengamos vida y vida en abundancia". (Juan l0,10) Y los EVC nos ayudan a tener esa vida como Dios la quiere y nos dan fuerza para que también nosotros podamos dar vida a los demás.


Las claves principales del método ignaciano son:

  • Que seamos capaces de ponernos en la presencia de Dios.
  • Que escuchemos la voz de Dios, escuchemos la Palabra de Dios, en nuestro corazón y en nuestra vida.
  • Que nos conozcamos más y más como somos, por qué nos comportamos como nos comportamos con los demás y con nosotros mismos (si nos aceptamos, o, más bien, nos tenemos algún rencor, si nos hacemos la vida bastante imposible a nosotros y a los demás etc.)
  • Que seamos capaces de conocer nuestras "afecciones desordenadas", es decir, lo que no nos ayuda a hacer el bien.
  • Que seamos capaces de discernir las mociones (movimientos) que vamos sintiendo en la experiencia.
  • Que pongamos todos los medios para "ordenar nuestra vida".
  • Que queramos hacer la voluntad de Dios: lo que Dios quiere.
  • Que nos dispongamos en nuestra vida a seguir a Jesús.


Algunos compromisos fundamentales para vivir los EVC:

  • Oración personal diaria (1 hora)
  • Reunión semanal (1 hora y media)
Oración personal
Puesta en común
Entrega del material
Explicación de anotaciones, reglas de discernimiento etc.
  • Retiro al final de cada semana de los EE.EE.
  • Acompañamiento personal.



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Referencia bibliográfica:
Guías de ayuda para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente. Ignacio Huarte, S.J.

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