Intención del Papa Francisco para el mes de Marzo: Reconocimiento de los derechos de las comunidades cristianas



CUANDO CREER ES PELIGROSO

P. José Enrique Rodríguez, jesuita.
Párroco de San Pedro, Santuario Arquidiocesano del Sagrado Corazón de Jesús
Lima - Perú.


Recemos por las comunidades cristianas, en especial aquellas que son perseguidas, para que sientan la cercanía de Cristo y para que sus derechos sean reconocidos.

Pakistán es el sexto país más poblado en el mundo. Es una República Islámica. En su Código Penal está establecido la cárcel y condena a muerte por blasfemia. Assiya Naurin, una pobre mujer de 48 años, creyente en Cristo, fue sentenciada en 2010 por pronunciar el nombre de Jesús mientras trabajaba. Blasfemar es hablar mal de lo que es sagrado. Para los fundamentalistas del Islam, mencionar a Jesús es blasfemia y causa suficiente de condena a muerte. Assiya lleva 9 años presa, la corte suprema la ha exculpado,  pero los grupos que exigen su muerte se siguen manifestando.
Shron Masih, un estudiante cristiano de 15 años, fue asesinado por sus compañeros. ¿La razón? Haber bebido agua de un  vaso del que sólo podían hacerlo  estudiantes musulmanes. Lo han llamado choora,   insulto utilizado para definir a los cristianos pakistaníes, identificándolos con la casta de los barrenderos o intocables. El profesor a cargo del grupo dijo que no vio la paliza porque estaba ocupado leyendo el periódico; además expresó que los estudiantes cristianos no deberían beber agua del mismo vaso que los estudiantes musulmanes, porque éstos se quejaban.

Como en Pakistán, hay casos innumerables donde los cristianos son minoría. Nigeria, Filipinas, Arabia Saudí, India, Corea del Norte, Egipto. Monseñor Jean Marie B. Balla, obispo de Bafia en Camerún, quien no era figura pública de renombre o gran  influencia  fue  asesinado;  tal  vez porque se había enfrentado con redes de tráfico de menores. Laicos o sacerdotes, en muchos lugares del mundo, en este siglo XXI, se da la intolerancia religiosa que desgraciadamente no hace tanto tiempo atrás los mismos cristianos detentaron. Los casos se repiten tanto, que hay quienes consideran la muerte por violencia como pandemia. Entre las causas de violencia están los fundamentalismos religiosos.

Para quienes vivimos en países de mayoría católica es difícil comprender lo que significa vivir la fe como minoría. Pero tengamos presente que aún en países de mayoría católica aparece este tipo de violencia. Habría que preguntar, si no, el por qué de la muerte de 26 sacerdotes en México entre 2012 y 2018 (en este último año, 7) .

Es que creer a la manera de Jesucristo, creer en el Padre que nos hace hermanos, decirlo y ponerlo en práctica, es peligroso. No de otra manera ocurrió con el mismo Jesús y lo anunció: “Acuérdense de la Palabra que les he dicho: El siervo no es más que tu señor. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes” (Jn 15,20). Los primeros seguidores de Jesús vivieron en ambientes hostiles, tuvieron que enfrentar persecución, fueron probados como el oro en el crisol. Pensar en las iglesias y comunidades locales de servidores del Señor que necesitan ser fortalecidas y acompañadas en la búsqueda del derecho a ser reconocidas, es motivo de preocupación y oración.

Que nuestra cercanía al pedir durante este mes el “Espíritu de fortaleza” para estos hermanos, nos lleve a preguntarnos sobre el testimonio de fe que damos con nuestra palabras y nuestras acciones.


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Agradecemos al P. José Enrique Rodríguez por su colaboración.

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