P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
VIII. JESÚS EN PEREA
(Diciembre año 29 - Abril año 30)
172.- LA AVARICIA DE
LOS FARISEOS
TEXTO
Lucas 16,14-15
Estaban oyendo
todas estas cosas los fariseos, que amaban las riquezas, y se burlaban de él. Y
les dijo: "Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los
hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para
los hombres, es abominable ante Dios."
INTRODUCCIÓN
San Lucas nos habla
aquí de la reacción que tuvieron los fariseos ante la enseñanza del Señor. Es
una burla de desprecio.
Era imposible que
entendiesen tan sublime doctrina porque tenían el corazón totalmente apegado
al dinero. Y ante esta reacción el Señor les responde haciéndoles ver su gran
hipocresía, que les hacía abominables a los Ojos de Dios.
MEDITACIÓN
Jesús acababa de
proclamar la incompatibilidad del servicio a Dios y al Dinero. Y ahora, al ver
la reacción de burla de los fariseos y conocer que sus corazones están
dominados por el amor al dinero, les dice claramente que ellos no son
verdaderos servidores de Dios.
Los fariseos se
jactaban de su religiosidad y aparentaban ser justos y santos delante de los
hombres. Su manera de actuar hipócritamente podía engañar a la gente sencilla
del pueblo; pero no podían engañar a Dios que conoce lo más profundo del
corazón humano, sus verdaderos deseos y ambiciones. Su prestigio social, su
aparente religiosidad, su cumplimiento externo de ritos y observaciones de la Ley,
no tenían ningún valor a los ojos de Dios.
Su codicia y
avaricia les hacían verdaderos servidores del Dinero, y traicionaban el
verdadero servicio a Dios. Por eso eran "abominables a los ojos de
Dios."
"Abominable"
se decía de aquel que daba culto a dioses extraños y se apartaba del verdadero
culto a Yahvé. Jesucristo, pues, al decirles que son "abominables a los
ojos de Dios" les está indicando que son verdaderos idólatras cuyo
verdadero dios es el dinero. Y que por lo tanto quedarán excluidos del Reino de
Dios: "Ningún codicioso, que es ser idólatra, participará en la herencia
del Reino de Cristo y de Dios." (Efes.5, 5)
Enseñanza para
todos aquellos que viven para el dinero, para incrementar sus riquezas, aunque
externamente puedan aparentar que son personas buenas y honestas, y tengan su
prestigio en la comunidad. Los juicios de Dios no son como los de los hombres;
lo único que debe importarnos es que a los ojos de Dios merezcamos aprobación y
juicio favorable.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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