P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
VIII. JESÚS EN PEREA
(Diciembre año 29 - Abril año 30)
184.- PELIGRO DE LAS
RIQUEZAS
TEXTOS
Mateo 19, 23-26
Entonces dijo
Jesús a sus discípulos: "Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará
en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por
el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos."
Al oír esto, los discípulos se asombraban mucho y decían: "Entonces,
¿quién se podrá salvar?" Jesús mirándoles fijamente, dijo: "Para los
hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible."
Marcos 10, 23-27
Entonces Jesús,
mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: "¡Qué difícil será que los
que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!" Los discípulos quedaron
sorprendidos al oírle estas palabras. Más Jesús tomando de nuevo la palabra,
les dijo: "Hijos, ¡que difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil
que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el
Reino de Dios." Pero ellos se asombraron aún más y se decían: "Pues,
¿quién se podrá salvar?" Jesús, mirándoles fijamente, dijo: "Para los
hombres es imposible, más no para Dios, porque todo es posible para Dios."
Lucas 18, 24-27
Viéndole Jesús,
dijo: "¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de
Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un
rico entre en el Reino de Dios." Los que oyeron, dijeron: "Pues,
¿quién se podrá salvar?" Respondió: "Lo imposible para los hombres,
es posible para Dios."
INTRODUCCIÓN
El pasaje anterior
del Evangelio, donde el joven rico abandona al Señor y desprecia la invitación
que le hace, para que le siga en pobreza voluntaria, por el apego que tenía a
sus riquezas, da ocasión al Señor para que hable de los peligros de las
riquezas.
La comparación que
hace el Señor "es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja,
que el que un rico entre en el Reino de los Cielos" no hay que entenderla
al pie de la letra. Es una imagen que se repite en la literatura oriental y
que lo que significa es la gran dificultad de una cosa.
MEDITACIÓN
Ciertamente el Señor
ha propuesto antes la pobreza voluntaria como un consejo evangélico para los
que aspiran a una entrega total a su persona y a su Reino; no la propone como
un mandamiento que hay que seguir.
Con todo, hay una
pobreza a la que son llamados todos los que quieran entrar en el Reino de
Dios, en la vida eterna. Es la pobreza en espíritu, es decir, el desapego del
corazón humano de todas las riquezas, el estar dispuesto a perderlas todas
antes que ofender a Dios. Esta pobreza espiritual sí es un mandato del Señor.
El apego indebido a las riquezas es lo que hace que se conviertan esas riquezas
en ocasión próxima de pecado. Y el no tener apego a las riquezas supone que se
utilicen de acuerdo a la voluntad de Dios, en ayuda sincera y eficaz de los
más pobres y necesitados, para bien de la comunidad humana.
Pero qué difícil
es que el que abunda en riquezas tenga un corazón despegado de ellas. Qué
difícil es que el que tenga riquezas haga un uso recto de ellas. Cristo muestra
esta dificultad por medio de la imagen del camello que no puede entrar por el
ojo de una aguja.
Los bienes
terrenos arrastran el corazón del hombre, lo convierten en auto-suficiente,
soberbio: Las riquezas llegan a constituir para él una especie de idolatría,
como nos dirá San Pablo (Cfr. Col 3,5) Más aún, es fuente de otros muchos
pecados, sobre todo del pecado de la injusticia, de la falta de caridad sincera
y efectiva con el prójimo. Es, por tanto, bien difícil poseer muchas riquezas y
entrar en el Reino de Dios.
Los apóstoles conocían
muy bien que la mayor parte de los hombres está dominada por la sed de
riquezas. De ahí su asombro ante esta doctrina de Cristo, según la cual parecía
que muy pocos se podrían salvar.
La naturaleza
humana, abandonada a sus propias fuerzas naturales, no puede superar los
obstáculos que las riquezas ponen en el camino de la salvación del alma. Pero
la gracia de Dios lo puede todo. Es un principio fundamental del Evangelio: La
observancia de los mandamientos y de los consejos evangélicos es superior a la capacidad
natural del hombre, pero no a las fuerzas sobrenaturales que nos comunica Dios
con su gracia. Este es el sentido de la respuesta del Señor a sus discípulos:
"Para los hombres esto es imposible: pero todo es posible para Dios."
(Cfr. Medit. sobre
la primera Bienaventuranza de "los pobres en espíritu". Medit. 27)
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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