P. Mark Link, jesuita.
Día seis
“Mientras callaba, se consumían mis huesos gimiendo todo el día. Pero reconocí ante ti mi pecado, no te oculté mi falta”
Salmo 32,3.5
Hace años la
revista “Semana” publicó la conmovedora historia de un joven holandés de diecisiete
años. Prisionero escapado de un campo de concentración durante la segunda
guerra mundial, lo atraparon y sentenciaron a muerte. El escribió esta nota a
su padre:
La corte militar nos ha dado una sentencia muy dura. Lee
esta carta a solas, luego comunícalo a mamá con mucho cuidado. Dentro de un
rato, a las cinco de la tarde, va a suceder. Solo un momento y entonces estaré
con Dios. ¿Es algo tan terrible este paso? ¡Siento tan fuerte mi cercanía a
Dios! Estoy totalmente preparado para morir. Creo que este momento es más duro
para ti que para mí, porque sé que he confesado todos mis pecados y me siento
muy tranquilo. Klees.
Bendita la persona
que en el momento de su muerte sea capaz de decir lo mismo que este joven.
Si murieras ahora, ¿podrías decir lo que dijo Klees? Habla con Dios sobre tu preparación para el encuentro definitivo con Él.
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Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
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