P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
VIII. JESÚS EN PEREA
(Diciembre año 29 - Abril año 30)
173.- LA PARÁBOLA DEL
RICO Y EL POBRE LÁZARO
TEXTO
Lucas 16,19-31
"Era un
hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días
espléndidas fiestas. Y un pobre llamado Lázaro que, echado junto a su portal,
cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico; pero
hasta los perros venían y lamían las llagas.
Sucedió, pues, que
murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también
el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos
y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: 'Padre
Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su
dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama'. Pero
Abraham le dijo: 'Hijo, recuerda que tú recibiste bienes durante tu vida, y
Lázaro, al contrario, males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú
atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo,
de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan
pasar donde nosotros.'
Replicó: 'Con
todo, te ruego, padre, que envíes a la casa de mi padre a Lázaro, porque tengo
cinco hermanos, para que les avise, y no vengan también ellos a este lugar de
tormento.' Díjole Abraham: 'Tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les oigan!'
El dijo: 'No, padre Abraham, sino que si alguno de entre los muertos va donde
ellos, se convertirán.' Le contestó: 'Si no oyen a Moisés y los profetas,
tampoco se convertirán, aunque un muerto resucite."
INTRODUCCIÓN
Jesucristo acababa
de impartir sus enseñanzas sobre el recto uso del dinero y sobre el peligro al
que estaban expuestos los codiciosos y avaros, peligro de condenación; para
inculcar estas enseñanzas, el Señor propone a continuación la parábola del Rico
y del Pobre Lázaro.
MEDITACIÓN
1) Situación del Rico y del Pobre Lázaro en esta
vida
tos primeros
versículos de la parábola nos describen con todo realismo la situación del rico
y del pobre. Es una escena que tiene plena actualidad en nuestros días, donde
una minoría de hombres vive con toda clase de comodidades y en plenitud de
abundancia, con gran despreocupación de la Inmensa mayoría de personas humanas
que viven en la miseria. El mayor escándalo del mundo de hoy es el lujo y opulencia
de unos pocos, y la miseria y hambre de casi dos terceras partes de la
humanidad. Los últimos papas, Pablo VI y Juan Pablo II, con mucha frecuencia
han denunciado es-198 hechos ante el mundo entero.
“Cuando tantos
pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren la miseria, cuando tantos
hombres viven sumergidos en la ignorancia, cuando aún quedan por construir
tantas escuelas, hospitales, viviendas dignas de este nombre, todo derroche
público o privado, todo gasto de ostentación nacional o personal, toda carrera
de armamentos, se convierte en un escándalo intolerable. Nos vemos obligados a
denunciarlo." (Pablo VI, Populorum Progressio, n. 53)
"No hay
ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia
necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario. (Ibid.n.23)
2) Destino del Rico y del Pobre Lázaro
Mueren el Rico y
el Pobre Lázaro y su suerte, después de la muerte, es todo lo contrario a lo
que habían vivido en la tierra. El Rico es condenado a los tormentos del
infierno y Lázaro entra gozoso en el "seno de Abraham", el lugar
donde, según la creencia judía, descansaban las almas buenas esperando la
llegada del Salvador y la resurrección definitiva.
Hay en estas
palabras de la parábola del premio y castigo que reciben el pobre y el rico,
una enseñanza fundamental de nuestra fe cristiana. Aparece claro que
inmediatamente después de la muerte tiene lugar el juicio de Dios, lo que
llamamos el "Juicio Particular". Y en ese juicio, el alma es ya
premiada o castigada de acuerdo a los méritos o deméritos que haya tenido durante
su vida en la tierra.
¿Por qué fue
condenado el rico? No se nos habla de otros pecados graves que hubiese cometido
fuera del pecado gravísimo de caridad con aquel pobre que yacía ante el portal
de su casa. El Señor, en otra parábola, la del Juicio Universal, nos enseñará
la importancia que tendrá la caridad sincera y de obras, con los pobres y
necesitados, en el Juicio de Dios. Quien no haya practicado esta caridad sólo
escuchará palabras de reprobación del Señor: "Apartaos de mí, malditos, al
fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no
me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me
acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me
visitasteis." (Mt 25,41-43).
El Concilio
Vaticano II, apoyándose en esta parábola del Rico y del Pobre Lázaro, exhorta
así a todos los hombres de buena voluntad: "Descendiendo a consecuencias
prácticas de máxima urgencia, el Concilio inculca el respeto al hombre, de forma
que cada uno, sin excepción de nadie, debe considerar al prójimo como 'otro
yo'; cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para
vivirla diariamente, no sea que imitemos a aquel rico que se despreocupó por
completo del pobre Lázaro." (Gaudium et Spes, n. 27)
Del Pobre Lázaro
se nos dice que fue recompensado con la salvación eterna, al decirnos que entró
en el "seno de Abraham". No se nos habla tampoco de los méritos de
Lázaro; pero implícitamente se nos dice que soportó su miseria en paciencia, sin
rebelarse contra Dios; cumplió con la primera bienaventuranza: "Bienaventurados
los pobres, porque de ellos es el Reino de Dios." (Lc 6,20).
3) Respuesta de Abraham a las peticiones del Rico
condenado
El Rico, que está
condenado, le suplica a Abraham que Lázaro venga a refrigerarle en medio de
las llamas en que se encuentra.
Y la respuesta de
Abraham es negativa, porque es completamente imposible que haya comunicación
entre los que están en el Hades y los que están en el "seno de Abraham",
que simboliza el lugar de las almas que están salvadas; es decir, no es posible
comunicación entre los condenados y los salvados, y le da a entender que su
estado es definitivo e inmutable.
Enseñanza del
Señor que nos advierte a todos que una vez que el alma es condenada no es
posible el arrepentimiento, la penitencia.
Por eso, podemos
comprender muy bien que muchas veces la predicación de Cristo se centrase en un
llamado apremiante a la conversión.
Los evangelistas
resumen su primera predicación en Galilea diciendo:
"El tiempo se
ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena
Nueva." (Mc 1, 15)
En la parábola se
nos habla de una segunda petición del condenado; le ruega a Abraham que envíe a
Lázaro a casa de sus hermanos, para advertirles de su posible condenación y
puedan así convertirse.
Es una manera muy
gráfica que utiliza el Señor para transmitirnos otra enseñanza.
La petición que
hace el Rico condenado pudiera indicar que tiene sin embargo corazón compasivo
con respecto a sus familiares. Sin embargo, conocemos que en el infierno, es
tal el estado de desesperación, resentimiento y odio que inunda el alma del
condenado, que no puede darse en esa alma sentimientos de compasión y de
amor hacia nadie. El Señor pone esta petición en labios del rico para manifestarnos,
no su corazón compasivo, sino lo equivocado que estaba en su petición.
La gente puede
creer que si Dios multiplicase los milagros y se apareciesen los muertos,
todos se convertirían. Jesucristo responde, primero, que tienen suficiente
motivo de conversión con la revelación de Dios contenida en la Escritura. En
ella tenemos la prueba de la verdad de Dios y de sus enseñanzas.
Pero, además, el
Señor nos enseña que aunque se viesen milagros o se apareciesen los muertos, si
el corazón está endurecido, de nada servirían esos hechos para la conversión.
Ejemplo de esta
dureza de corazón lo tenemos en el Evangelio. Los fariseos reconocieron el
milagro de la curación del ciego de nacimiento (Cfr. Jn cap.9), y reconocieron el
milagro de la resurrección de Lázaro, el hermano de Marta y María. Pero esos
milagros no les llevaron a reconocer al Señor y a la conversión, sino que fue
el motivo inmediato de condenar a Jesús y decidir darle muerte. (Cfr. Jn 11,
47-54)
La conversión no
es problema de milagros; es problema del corazón y de llegar a tener una
actitud de apertura a Dios con humildad y sinceridad.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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