San Andrés Bobola S.J.


Sacerdote y mártir

(16 de mayo)

Un 16 de mayo de 1657, caminaba por la fértil llanura de Janov el padre Andrzej (Andrés) Bobola, un jesuita de 66 años.
MISIONERO POPULAR
Llevaba 21 años caminando los caminos de su patria, Polonia, predicador popular, misionero ambulante de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad. Sobre todo recorrió centenares de kilómetros en los arenales y marismas del valle del Pripet, río de los límites de Ucrania y Bielorrusia (Rusia Blanca), al este de la actual Polonia, afluente del Dnieper, que, a su vez, desembocará en el mar Negro. Se trata de una zona muy pantanosa, que se inunda en las épocas de crecida del río, por lo que sus poblados están situados en las colinas.
El apostolado de Andrés por los pueblos ya había tenido resistencias: "el seductor de almas" lo apodaban sus enemigos, (Los católicos lo llamaban más bien "el apóstol de Pinsk", la ciudad más importante del Pripet, hoy en Bielorrusia.) Los adversarios excitaban contra Andrés a bandas de muchachos que lo perseguían a pedradas.
No eran esas las únicas tempestades en medio de las cuales tuvo que realizar su apostolado.
AÑOS TEMPESTUOSOS DE POLONIA
Le habían tocado a Andrés tiempos duros en lo político y en lo religioso.
Cuando nació, Segismundo III era rey de Polonia. Era también hijo del rey de Suecia, lo que hizo concebir la esperanza de unir Suecia a Polonia. Pero, a la muerte de su padre, Segismundo es excluido del trono. Y más tarde fracasa en su intento por hacer valer sus derechos.
En 1632, cuando Andrés Bobola tiene unos 40 años y aún ejerce su apostolado urbano, muere Segismundo III y, tras un borrascoso interregno, sube al trono su hijo Wladislao IV. Este reina durante 16 años relativamente tranquilos. Incluso a los tres años de reinado logra la parte de Prusia a que había renunciado su padre.
A la muerte de Wladislao, en 1648 y tras violenta lucha, obtiene el trono su hermano Juan Casimiro. Y sobrevienen los desastres.
Ese mismo año, cuando Andrés Bobola lleva ya 12 años de apostolado rural, tiene lugar la revolución de los cosacos de Ucrania y de los tártaros, que venían siendo oprimidos por la nobleza y el clero. (Los cosacos son pueblos rusos que aparecieron en el siglo XIV como hordas errantes que se habían convertido en guerreras. Los tártaros son un pueblo cuyo origen estuvo en Mongolia.)
La revuelta, que durará seis años, convierte Polonia en un infierno. El mismo año en que había estallado los cosacos incendiaron Pinsk (recordemos que a Andrés le llamaban "el apóstol de Pinsk"). Los cosacos se someten a Rusia y la revolución degenera en guerra entre Polonia y Moscovia (nombre que tenía el principado ruso) y da pretexto para la intervención de los rusos en los asuntos de Polonia. Pinsk es de nuevo incendiada, ahora por los rusos, seis años después que lo había sido por los cosacos.
La guerra se tiñe de fanatismo religioso. Los cosacos, ortodoxos. (Los "ortodoxos" son los miembros de las Iglesias cristianas de Oriente separadas de Roma por no reconocer la autoridad plena del Papa. La separación comenzó en el siglo IX con Focio, patriarca de Constantinopla, y se consumó en 1054 con el patriarca Miguel Cerulario.) Los cosacos matan a miles de fieles y decenas de sacerdotes católicos. En siete años, 30 conventos dominicos son arrasados y 95 frailes, asesinados. La misma suerte siguen siete casas de los jesuitas. Terminada la guerra, los ortodoxos cosacos seguirán queriendo imponer su fe a los católicos romanos y organizarán incursiones en los distintos fronterizos.
No se redujeron las tragedias polacas al problema polaco y ruso. Suecia declaró la guerra a Polonia, la invadió y conquistó parte importante de su territorio: la "gran Polonia" con Varsovia, en el centro, y la "pequeña Polonia" con Cracovia, en el sur. Los asedios de Varsovia y de Czestochowa (en el centro sur) ilustran esta invasión a la que los polacos llaman "el diluvio". Sólo hacía un año que había terminado la rebelión de los cosacos.
Las condiciones están creadas para que Polonia pierda partes importantes de su territorio, que en el momento de máximo apogeo había llegado a 940.000 kilómetros cuadrados (hoy tiene 313.000, la tercera parte). En 1660, tres años después de la muerte de Andrés, Polonia perderá parte de Prusia (en el norte) y parte de Letonia y Estonia (en el nordeste). Y, seis años después, una ancha franja, de norte a sur, del este, territorios de las actuales Bielorrusia y Ucrania: allí habían estado los escenarios de la predicación rural de Andrés).
Todos estos hechos debilitaron la autoridad real de Juan Casimiro, que terminará su vida en los claustros del monasterio de Saint Germain del Prés, en París.
Mientras tanto, el padre Andrés misionaba distrito tras distrito para despertar o mantener la fe romana.
PRIMEROS APOSTOLADOS Y PREPARACIÓN
Habían quedado muy atrás sus doce años de sacerdote joven, sencillo apóstol urbano, desde 1622 (año en que se ordena sacerdote, cuando tiene 31 anos) hasta 1634. Entonces en Vilna (hoy capital de Lituania) es predicador y consejero de Congregaciones Marianas (las llamadas hoy CVX). Los testimonios nos lo presentan como un compañero agradable, que gusta de vivir bien, si llega la ocasión, pero que está dispuesto a entrega toda su persona. Dará prueba de ello en las pestes de los años 25 y 29, y en la que, cuando fue superior en Bobruisk (en el sureste de Bielorrusia), fue causada por la miseria producida por la segunda guerra con Moscú (1632 a 1634). Entonces debe gastar días y noches atendiendo a los apestados.
Esta disposición a la entrega le hará, sensible a la miseria moral de las poblaciones abandonadas del Pripet, dedicarles los mejores años de su madurez (1636 a 1657).
Y más atrás todavía habían quedado los años de estudios en el colegio de los jesuitas de aquel muchacho nacido el 1591 en Sandorín, zona a orillas del Vístula, en el centro de Polonia, algo al sur de Varsovia, cuya ciudad central se llama también Sandorín. (Esta ciudad sería destruida por los suecos en 1655, cuando llevaba Andrés 19 años como predicador rural.) Y atrás había quedado, su entrada al noviciado de Vilna a los 19 años y su formación como jesuita, durante la cual, cuando tiene unos 25, su dedicación a la enseñanza de gramática.
PESADILLA
Aquel 16 de mayo de 1657, en la llanura de Janov, aún más lejos que "su" valle de Pripet, caminaba el misionero rural Andrés Bobola.
A pesar de las dificultades que habitualmente había encontrado en su apostolado, nada hacía prever lo que iba a suceder aquel día.
A media hora de Janov, en un lugar llamado Peredil, cae el padre Andrés en manos de los cosacos. Primero, hay amabilidad y promesas para que abrace la ortodoxia. La negativa es rotunda.
Y empieza la pesadilla.
Lo desnudan, lo amarran a un árbol y lo azotan. Le presionan la cabeza con un capacete de ramas de encina retorcidas. Le ponen una soga al cuello y la atan a las sillas de dos caballos. Así tiran de él -mientras le punzan la espalda con las espadas- hasta Janov.
Allí lo llevan, entre los gritos del pueblo, al jefe de la brigada. Nueva propuesta de que se pase a la ortodoxia. "Yo soy sacerdote católico, nacido y criado en la fe católica, y en ella quiero morir". El jefe quiere darle un tajo con la espada en la cabeza, pero Andrés desvía el golpe con la mano derecha, perdiendo tres dedos. Cae al suelo y un soldado le clava un puñal en el ojo derecho. Le pasan fuego por el pecho y por la espalda. Entre nuevas propuestas para que abjure de su religión y nuevas profesiones de fe católica, le desuellan la parte de la cabeza donde está la tonsura que llevaban entonces los clérigos y le cortan y raspan las palmas de sus manos ungidas de sacerdote. Le introducen astillas bajo las uñas de los pies y de las manos. Le cortan las orejas y la nariz. Le arrancan la piel de la espalda y le restregan la carne viva con pajas y ramas. Le abren una herida en el cuello y por ella le arrancan la lengua. Un fierro que le meten por el costado izquierdo le destroza el corazón.
Acabó la pesadilla.


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(De la página web de Asesoría Religiosa de la Universidad del Pacífico)


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