Contemplemos la imagen y dejémonos impactar por ella, en silencio meditemos qué nos dice y qué sentimientos despierta en nosotros...
No obstante la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera!
Romanos 5, 8-9
Mira a Jesús en la cruz. Está muerto. Mira sus brazos extendidos. Parece decir: No he cerrado mis brazos para cubrir mi rostro cuando me golpeaban ni para defenderme en modo alguno. Los he abierto para abrazar a mis enemigos y a toda la humanidad, para abrazarte a ti.
¿Sabes extender tus brazos? ¿sabes mostrar generosidad?
Pídele a Jesús que te dé fuerzas para abrazarle en aquellos que sufren hoy: los pobres, los oprimidos, los rechazados por la sociedad.
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