P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
IV. JESÚS REGRESA A GALILEA Y MARCHA A TIERRAS DE PAGANOS PASA DE NUEVO POR GALILEA
PASA DE NUEVO POR GALILEA
(Junio - Setiembre, año 29)
111.- LOS FARISEOS
PIDEN UNA SEÑAL
TEXTOS
Mateo 15, 39-16, 4
Después, despidió
a la muchedumbre, subió a la barca, y se fue a la región de Magadán. Se acercaron
entonces los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le pidieron que les
mostrase una señal del cielo. Más él les respondió: "Al atardecer decís:
'va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene un rojo de fuego', y a la mañana:
'hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un rojo sombrío'. ¡Conque sabéis
discernir el aspecto del cielo y no podéis discernir las señales de los tiempos!
¡Generación malvada y adúltera! Una señal reclama y no se le dará otra señal
que la señal del profeta Jonás". Y dejándolos, se fue.
Marcos 8, 10-13
Subió a
continuación a la barca con sus discípulos, y se fue a la región de Dalmanutá.
Se presentaron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una
señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Dando un profundo gemido
desde lo íntimo de su ser, dice: "¿Por qué esta generación pide una señal?
Yo os aseguro: no se dará a esta generación ninguna señal". Y dejándolos,
se embarcó de nuevo y se fue a la orilla opuesta.
Lucas 12, 54-56
Decía también a la
gente: "Cuando veis una nube que se levanta de occidente, al momento
decís: 'va a llover', y así sucede. Y cuando sopla del sur, decís: 'viene
bochorno', y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y
del cielo, ¿Cómo no exploráis, pues, este tiempo?".
INTRODUCCIÓN
Una escena casi
igual la encontramos en el pasaje donde Cristo rechaza la acusación de los
fariseos de que expulsa a los demonios con el poder de Belcebú. En esa
oportunidad también le pedirán los fariseos "una señal del cielo"
para probar su misión divina, y Jesús responderá también negándose a dar otra
señal que la señal del profeta Jonás. (Cf. Medit. n. 67)
En este pasaje de
ahora, de nuevo los fariseos piden esa señal del cielo para poder creer en él. Mateo
y Marcos nos dicen que después del milagro de la segunda multiplicación de los
panes, Jesús subió a la barca y partió de allí dirigiéndose a la orilla occidental
del Lago; se nos habla del lugar del desembarco como de la región de
"Magadán", o la región de "Dalmanutá". Hasta hoy no se ha
descubierto la localización de estas regiones, pero lo que sí es cierto es que
el Señor desembarcó en alguna playa de la costa occidental del Lago, y, muy
probablemente, cerca de Cafarnaúm. Y casi nada más desembarcar, Jesús se encuentra
una vez más con la terrible hostilidad de los fariseos, en esta ocasión, unidos
a los saduceos. Este nuevo encuentro de Jesús con sus enemigos es el que nos
narran Mateo y Marcos. El texto que citamos de Lucas está en otro contexto.
MEDITACIÓN
1) "Se acercaron entonces los fariseos y
saduceos y para ponerle a prueba..."
Llama la atención
ver unidos a los fariseos y saduceos, que eran enemigos irreconciliables entre
ellos y que se despreciaban mutuamente. Conocemos ya el porqué de esa enemistad.
(Cfr. Medit. n. 2)
Se da un hecho
tantas veces repetido en la historia: enemigos entre sí se unen para atacar a
Cristo, a su Iglesia, a su doctrina. También Pilatos y Herodes se amistaron
para condenar a Jesús.
Y estas alianzas
se dan siempre con una "mala intención", como se nos dice en el
Evangelio: "tentar al Señor", "ponerlo a prueba". No es el
deseo de amistarse para buscar la verdad, buscar el bien, sino para defender
los propios intereses. Esto fue lo que unió a fariseos y saduceos. Cada grupo veía
amenazados sus propios intereses con el apostolado de Cristo que arrastraba a
las gentes sencillas de Galilea. Y para defender los propios intereses se emplean
todos los medios posibles, aunque sean inmorales.
Enorme peligro de
aliarse con los enemigos de Cristo. Una cosa es tolerancia, la comprensión con
los que están en el error, con los que llevan una vida alejada de Dios, y otra
muy diferente la condescendencia, la connivencia con el error, compartir con
ellos maneras de actuar contrarias al Evangelio. Un caso concreto de este
peligro se ha dado recientemente en la Iglesia, cuando algunos grupos
cristianos, dirigidos por sacerdotes, han creído posible una alianza con el
marxismo y han intentado llevarla a cabo. Fruto de esta alianza ha sido con frecuencia
ataques a la Iglesia, al Santo Padre y a doctrinas fundamentales de nuestra fe
cristiana.
Y, en general,
podemos decir que toda condescendencia excesiva con el mundo, con sus
criterios, con sus costumbres y manera de actuar, lleva irremediablemente a una
alianza que va contra Cristo. Y en el fondo de esa alianza se esconde también
una gran cobardía por parte de los cristianos, un querer defender los propios
intereses mundanos, un miedo a las críticas del mundo y un buscar satisfacción
a las propias concupiscencias.
2) "Le pidieron que les mostrase una señal
que viniera del cielo"
Los fariseos tenían motivos más que
suficientes para creer en Jesús. Habían presenciado toda clase de milagros, y
eran también testigos de la santidad de Cristo y de su doctrina. Pero quieren
como justificarse de su increencia exigiendo a Cristo, para poderle dar fe, que
haga un milagro espectacular, un milagro de tipo cósmico.
Por supuesto, que
aunque hubiese hecho ese milagro, tampoco creerían en él, pues su corazón estaba
completamente cerrado a la revelación y a la gracia de Dios.
La actitud que
muestran aquí es totalmente reprensible. Se muestran con una actitud de
soberbia increíble que exige a Dios que ponga los medios que ellos quieren para
poder creer. Quieren imponer su propio criterio y su propio juicio al criterio
y juicio de Dios. ¿Quién es el hombre para poder exigir a Dios y reclamarle
milagros espectaculares?
Y sabemos que no
era ése el camino del Padre para su Hijo. El camino, que había elegido el Padre,
era un camino de sencillez y humildad, de bondad y misericordia ciertamente,
con muchísimas pruebas, más que suficientes, para demostrar que El era el Hijo
de Dios, el Mesías. Pero no era el camino de los milagros espectaculares. Esta
fue una de las tentaciones de Jesús en el desierto, y respondió a ella
diciendo: No tentarás al Señor tu Dios." (Mt 4, 7) Los fariseos han
actuado ahora como el demonio tentando al Señor.
3) Respuesta del Señor
En primer lugar,
el Señor les descubre la perversidad que hay en el corazón de los que le
estaban "tentando".
Los judíos se
preciaban de predecir los tiempos ateniéndose al aspecto que el cielo ofrecía y
de otros indicios que ellos con la experiencia habían establecido. A este
espíritu de observación alude el Señor. Y a continuación les hace ver la
hipocresía y maldad de su corazón. Ellos tan observadores de los fenómenos
naturales son incapaces de descubrir las señales que anuncian la llegada del
Mesías. Estaban ciegos para verlas. Aquellos hombres tenían ante los ojos la
vida, el apostolado, las palabras y las obras del Señor; y además conocían las
Escrituras. A través de todas estas "señales de los tiempos", ellos
que se jactaban de ser los maestros y guías espirituales del pueblo de Israel,
deberían haber conocido la visita de Dios a su pueblo por medio de Jesús. Pero,
a pesar de todas estas "señales", aquellos hombres siguieron
aferrados a su incredulidad, constantes en sus intrigas y en su persecución al
Señor; y todavía, con descaro, andaban pidiendo una señal del cielo. Y el
Señor les llama "generación malvada y adúltera". "Malvada por
sus intenciones perversas, y "adúltera" porque viven habiendo abandonado
al verdadero Dios y posponiéndole a sus propios intereses.
Y Jesús terminará
diciéndoles que no les dará otra "señal" que la de Jonás, el profeta.
Sobre el sentido de estas palabras del Señor. (cfr. Meditación 67, n. 2.)
Indicaremos aquí solamente
que la verdadera prueba definitiva del Señor para todos los tiempos y todos los
hombres es su Pasión, Muerte y Resurrección; prueba de su divinidad, y al
mismo tiempo, prueba de su infinito amor a los hombres.
4) "Y dejándolos, se fue"
Palabra de sentido
trágico en el Evangelio. Cristo ha hecho todo lo posible a través de más de un
año de predicación y de signos milagrosos para atraer a su pueblo y a los guías
de ese pueblo, a los escribas y fariseos, a la aceptación del Reino de Dios,
encarnado en su misma persona. Jesucristo ha fracasado con ellos, y "los
deja y se marcha". La mayor tragedia para todo hombre será siempre
rechazar las invitaciones de Cristo a la conversión, a la fe, al amor, y que
tenga también que irse de nuestro lado para siempre. Si la salvación consiste
en "estar siempre con el Señor" (Philip. 1, 23), la condenación es
vivir para siempre "alejados del Señor".
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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