P. Mark Link, jesuita.
Día siete
“Hoy cito como testigos contra ustedes al cielo y a la tierra; te pongo delante bendición y maldición. Elige la vida y vivirás tú y tu descendencia”. Deuteronomio 30, 20
En la noche del 15
de abril de 1912, el Titanic chocó contra un iceberg y se hundió, muriendo 1500
personas. Setenta años después una revista recuerda el desastre y pregunta a
sus lectores: Si hubieras estado presente en el Titanic cuando se estaba
hundiendo, ¿hubieras regresado a ordenar
las sillas?
Al principio
decimos “¡Qué pregunta tan tonta! Ninguna persona hubiera arreglado las sillas
en un barco que se estaba hundiendo, y en donde además había gritos de desesperación
de cientos ahogándose”.
Pero si continuamos
reflexionando, nos daremos cuenta de la razón de esta pregunta, y terminaremos
preguntándonos si es que tal vez nosotros estamos volviendo a ordenar las
sillas mientras el barco se hunde.
Por ejemplo,
estamos tan centrados en las cosas materiales de la vida que ignoramos su lado
espiritual; o estamos tan preocupados en nuestros propios intereses que
ignoramos la difícil situación de otras personas; tal vez olvidamos por qué
Dios nos dio la vida.
¿Cómo responderías
a estas reflexiones? Habla con Dios sobre tus respuestas.
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Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
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