P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
IV. JESÚS REGRESA A GALILEA Y MARCHA A TIERRAS DE PAGANOS PASA DE NUEVO POR GALILEA
PASA DE NUEVO POR GALILEA
(Junio - Setiembre, año 29)
122.- JESÚS PAGA EL
TRIBUTO DEL TEMPLO
TEXTOS
Mateo 17,24-27
Cuando entraron en
Cafarnaún, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma, y le dijeron:
"¿No paga vuestro Maestro el didracma?" Respondió: "Sí". Y
al llegar a casa, se anticipó Jesús a decirle: "¿Qué te parece, Simón?:
Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de
los extraños?" Al contestar él: "De los extraños", díjole Jesús:
"Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les escandalicemos,
vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, tómalo, ábrele la boca
y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti."
INTRODUCCIÓN
En la meditación
anterior vimos cómo Jesucristo iba con sus discípulos "caminando por
Galilea", y que quería no ser reconocido por la gente. Sin embargo, el
Señor termina su caminar por tierras de Galilea en Cafarnaún. Era la última vez
que iba a volver a la ciudad que había sido el centro de su misión apostólica
por algo más de un año. Es probable que quisiese despedirse de la familia que
con tanto cariño le había acogido durante todo ese tiempo. Sabemos que era la
familia de Pedro.
Pero,
evidentemente, en Cafarnaún no podía pasar desapercibido, y bien pronto los
escribas y fariseos se dieron cuenta de su vuelta y de nuevo comienzan a
querer tentar al Señor. Se encuentran con Pedro y le hacen una pregunta que
intenta desprestigiar al Señor, indicando que quebranta una obligación grave de
la Ley. No paga el tributo al templo.
No se trata del
tributo imperial que tenían que pagar los judíos a los romanos; se trata del
tributo de "didracma", es decir de dos dracmas. Era un tributo religioso
que todos tenían que pagar para el culto del templo. Pedro quedaría perplejo
ante la pregunta de los cobradores de ese tributo, que con frecuencia eran los
mismos fariseos y escribas, o gente mandada por ellos.
Cuando Pedro llega
a casa, el Señor conoce las dudas de Pedro, y sin esperar que Pedro le
preguntase nada, él mismo le hace una pregunta que encierra una profundísima
enseñanza sobre la misma persona de Cristo; y finalmente hará que Pedro pague
por él y por sí mismo el tributo del templo.
MEDITACIÓN
1) Jesucristo, Hijo de Dios
Pedro había
respondido a los que le preguntaban si su Maestro pagaba el tributo del templo,
que sí lo pagaba. Pero era una respuesta más bien para salir del aprieto en que
le habían puesto, pero él no era consciente de que realmente el Señor lo
pagase.
Al volver a casa,
Jesús le pregunta: "Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o
tributos, de sus hijos o de los extraños?" Pedro contestó rápidamente:
"De los extraños." Y Jesús remarcó: "Luego los hijos están libres".
Profunda enseñanza
teológica sobre la divinidad de Cristo. Cristo nos enseña que él, como Hijo de
Dios, no estaba obligado a pagar el tributo del templo que se daba para el
culto a su Padre. Tratándose de un tributo que es para Dios, hablar de sí mismo
como persona exenta de ese tributo y, precisamente, por el título de ser Hijo
de Dios, mientras que todos los demás estaban sujetos a ese tributo, era
presentarse a sí mismo como el verdadero Hijo de Dios por su misma naturaleza,
y una vez más mostrar a sus discípulos su propia divinidad: era dé nuevo
confirmar la confesión de Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo."
(Mt 16, 16)
2) El pago del tributo
Sin embargo, a
continuación el Señor mandó a Pedro que saliera a la orilla del lago a pescar; que
en el primer pez que cogiera encontraría una moneda "estáter",
equivalente a cuatro dracmas. Con ella se podía pagar el tributo
correspondiente a dos personas, y el Señor le indica que vaya a pagar el
tributo por los dos, por él y por sí mismo.
Pero lo que
resulta enseñanza para nosotros es la motivación que da el Señor de ese
mandato a Pedro. Había dicho que él no estaba obligado a pagar el tributo del
Templo, y ahora manda a Pedro que lo pague también por él. Pareciera que hubiera
algo de contradicción en la manera de actuar del Señor.
El Señor indica la
razón de su proceder: "para que no les escandalicemos",
Con su manera de
actuar, el Señor, en primer lugar, aprueba las limosnas, los tributos que se
dan para el culto a Dios. Y los aprueba como una obligación santa que todos
tenían. Obligación que perdura hasta el día de hoy y que con frecuencia está
muy descuidada por muchos cristianos.
Y, en segundo
lugar, Cristo nos enseña a renunciar a los propios derechos, cuando la exigencia
de esos derechos puede ser motivo de escándalo o de daño para otros. Enseñanza
para todos los cristianos que deben anteponer el bien de los demás a las
exigencias de sus propios derechos o prerrogativas. (Cfr. Rom 14, 1-23)
Indiquemos
finalmente que la manera milagrosa de pagar el tributo, sacando la moneda del
primer pez que pescara Pedro, se interpreta como una muestra del poder divino
de Cristo. Cristo acaba de decir que él como verdadero Hijo de Dios no tiene
obligación de pagar el tributo; con esta acción milagrosa prueba su conocimiento
y su omnipotencia divina, propia del Hijo de Dios.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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