Doctrina Social de la Iglesia - 31. La propiedad. Derecho del trabajo XI

 


P. Ignacio Garro, jesuita †


5. LA PROPIEDAD. DERECHO DEL TRABAJO

 

CONTINUACIÓN...

5.11.- EL NEOLIBERALISMO ECONÓMICO

El neoliberalismo económico es la teoría económica que se plantea en el mundo de Occidente para salir de la crisis económica en la que se halla Europa a finales de los años 1979, y, por lo tanto, contraria al Estado de Bienestar Social, y se define como: “una manera de pensar y de actuar sobre la organización de la economía nacional e internacional que, basándose en los principios de la economía neoclásica del capitalismo salvaje e impulsada por las actuaciones en Inglaterra de Margaret Thatcher (1979-1990) y al poco tiempo continúa con esta teoría económica en EE.UU. el presidente R. Reagan (1981-1989). Esta teoría económica se ha extendido entre intelectuales, políticos y gobernantes en los últimos 20 años como una forma de pensamiento único e insustituible. Es un modo de pensar y de actuar que implica, naturalmente, pensamientos y acción sobre realidades políticas y sociales conexas” [1].

A).- Teoría del neoliberalismo económico: 

El neoliberalismo se basa en  la teoría económica clásica y neoclásica nacida en el S. XVIII y reafirmada en el S.XIX por los matemáticos L. Walras y D. Ricardo, que sostienen su fe ciega en el mercado como institución social dinámica, y consiste en la ley de la “oferta y la demanda” que es la ley que rige toda la actividad económica de una empresa, de un país, del mundo económico. Los pilares donde se asienta la teoría neoclásica se pueden resumir del siguiente modo:

  • Toda oferta genera una demanda de magnitud equivalente, tendiendo ambas hacia el nivel de pleno empleo de los recursos, (conocida como la ley de Say).
  • La demanda depende de la productividad decreciente del factor trabajo, de modo que siempre existe un salario real suficientemente bajo para el cual la demanda cubre la oferta de pleno empleo. Por  lo tanto en necesario dotar a la economía del suficiente grado de flexibilidad salarial.
  • El mercado libre es el que coordina más adecuadamente las acciones individuales de carácter económico para conseguir mayor riqueza. Los fallos que se originan en la sociedad civil (paro o desempleo, exclusión social o marginación, destrucción de la naturaleza, etc,) son debidos a la falta de libertad del mercado. Cualquier interferencia del Estado es lo que hace que el mercado no sea eficiente. El mercado ha de desempeñar la labor del establecimiento de los precios, determinación de las rentas y asignación de los recursos, como garantía del mejor y más equilibrado funcionamiento del sistema económico.
  • Todo lo que se produce encontrará una demanda suficiente en el mercado. El ahorro ha de coincidir con la inversión. Cuando la inversión es menor que el ahorro, habrá una demanda insuficiente que hará decrecer la producción, la renta y el ahorro; y cuando la inversión supere al ahorro, habrá un exceso de demanda que promoverá la producción, la renta y el ahorro. [2]
  • Los precios han de ser flexibles para conseguir el equilibrio de la oferta y la demanda. Si la demanda fuese insuficiente para cubrir la oferta de pleno empleo, los precios descenderían y, gracias a ese descenso, los poseedores de activos líquidos (dinero) se sentirían con más capacidad de compra y se estimularía la demanda. Al contrario, el crecimiento de la demanda generaría la oferta necesaria, recuperando la senda del pleno empleo. Los salarios son considerados como un precio más.
  • La productividad marginal de los factores productivos es decreciente. Cada empresario empleará a los trabajadores hasta un punto en que el salario del último trabajador sea equivalente al valor del trabajado aportado. Si los salarios reales son superiores a la productividad marginal de pleno empleo, originará el desempleo, es decir, el paro, porque con esos salarios no es rentable dar ocupación laboral a los desempleados. Si existen mecanismos flexibilizadores para que el salario y los precios bajen hasta el nivel necesario, se reactivará el pleno empleo.    

Como conclusión podemos decir desde el punto de vista teórico que el neoliberalismo no es un cuerpo homogéneo, con tesis establecidas y aceptadas por todos los economistas o políticos que se confiesan neoliberales. Sí significa una tendencia en la que priman las actuaciones económicas de los agentes de propiedad privada, sean personas o empresas, sobre las acciones económicas de la sociedad. Por eso, se hace tanto hincapié en todo cuanto garantiza la plena libertad de actuación de estos agentes privados en la economía y, sobre todo, en lo referente al derecho a la propiedad privada de los medios de producción, en las ganancias, y en la defensa del patrimonio como una garantía para el crecimiento de la economía de una manera responsable y redituable.

B).- Las políticas neoliberales: 

Todos estos aspectos que hemos destacado anteriormente se puso en funcionamiento cuando las condiciones políticas lo permitieron. Los gobiernos conservadores de Margaret Thatcher en Inglaterra (1979 –1990), y de Ronald Reagan en EE.UU. (1981 – 1989) fueron los líderes de  la aplicación de la teoría económica neoclásica conocida como el neoliberalismo. La acción que requería la teoría se centra en seis campos de actividad económica y social que a continuación vamos a describir: salarios, prestaciones y servicios sociales, fiscalidad, actividad del sector público, política monetaria y desregulación del mercado laboral.

1. Salarios. Los salarios están en el punto de mira de las políticas neoliberales. El trabajo es un factor productivo; si se encarece, ello repercute en una menor tasa de beneficio del capital; las empresas tenderán, pues, a reducir los costes de producción influyendo sobre todo en el coste que tienen más cercano, que es el trabajo. Sin embargo, para aplicar esta política se ha acudido a justificaciones no muy claras. Como por ejemplo

  • Los salarios se han presentado, por lo empresarios, como los responsables del paro. La razón de la rebaja de los salarios es que los salarios reales no se ajustan a la productividad marginal. La reducción de los salarios es una condición indispensable para reducir el paro. Sin beneficios no hay inversión, y sin inversión no se crean puestos de trabajo.
  • Los salarios son los culpables de la falta de competitividad en el mercado exterior, aunque son otros muchos factores los que influyen en ello, como el tipo de cambio en la moneda nacional con relación al dólar, (moneda tipo referencia en el mercado mundial), o las medidas de protección en el comercio interior y en el comercio internacional de las exportaciones.
  • Los salarios son los que causan inflación. Los costes laborales unitarios (CLU) se han convertido en la variable del análisis de la subida de los precios. De tal manera que se ha defendido que los salarios no deben subir por encima de la productividad, porque se generaría inflación.
  • Los salarios, originan los déficits del sector exterior, los déficits públicos, la inestabilidad del tipo de cambio de la moneda, la quiebra de muchas empresas, el costoso mantenimiento de las empresas públicas, etc, .. han sido problemas que se han relacionado con los salarios.

La ofensiva contra los salarios (y en definitiva contra el obrero, o empleado) se ha introducido en las propias conciencias de los trabajadores, afirmando que los propios trabajadores son los responsables del paro por presionar el alza de sus salarios. La alternativa que se les ofrece es: o menor salario o más paro. Las organizaciones sindicales han sido atacadas ideológicamente como instituciones del pasado que impiden el funcionamiento real de la oferta y la demanda, al igual que el salario mínimo o las negociaciones colectivas. En estas situaciones se empieza a considerar como un privilegio tener un puesto de trabajo, aunque sea con un salario mínimo, y no es un privilegio sino un derecho, y no debe de ser remunerado con el salario mínimo sino con un salario justo y equitativo.

2.- Las prestaciones y servicios sociales. Como objetivo complementario al ataque a los salarios, la política neoliberal ha sometido al sector público a un acoso continuo. Para el capital, el coste del factor trabajo incorpora al precio de las mercancías no sólo los salarios directos, sino los costos indirectos y los diferidos, como son las prestaciones y servicios sociales.

Antes del auge del liberalismo, el Estado era el encargado de una cierta distribución  de la riqueza a las capas de la población más necesitada. El neoliberalismo ataca al Estado de Bienestar Social utilizando argumentos económicos y filosóficos. Entre los  argumentos económicos destaca el tema del gasto público: la financiación de la seguridad social (seguro de enfermedad, fondos de pensiones, etc,) absorbe los ahorros de las empresas, lo que repercute en un desvío de los ahorros a actividades no productivas. El argumento filosófico sostiene que el Estado de Bienestar Social es una amenaza para la libertad individual, ya que acostumbra a los ciudadanos a la pasividad y disminuye los incentivos al trabajo, pues el obrero se sabe protegido por un Estado paternalista. El Estado no es la solución, sino el problema, porque distorsiona la asignación de recursos y retrasa la productividad global de la economía.

3.- La fiscalidad.  Es el método por medio del cual se recaudan los impuestos directos o indirectos que el Estado necesita para el funcionamiento de la nación. En pleno dominio del Estado de Bienestar Social se implantaron sistemas fiscales (impuestos), de fuerte carácter recaudador. Los neoliberales, partiendo del principio de que el ahorro  de las empresas iguala a la inversión, han llevado a cabo medidas fiscales para facilitar el ahorro de las empresas privadas,  y para ello han llevado a cabo medidas fiscales para facilitar el ahorro en la empresas privadas y así les alivia de las cargas fiscales con amortizaciones aceleradas, actualizaciones de balances, etc. A la vez y siguiendo en esta misma línea, se han legislado impuestos indirectos a la ciudadanía (tabaco, gasolina, alimentos, etc,), para recabar dinero para el gasto del Estado. Era necesario facilitar a la empresa privada todos los medios para acometer la reconversión industrial y realizar nuevas inversiones.

4.- La actividad del sector público. Desde la 2ª Guerra Mundial el Estado de Bienestar Social había adquirido una presencia importante en la economía nacional, constituyendo lo que se conoce como “economía mixta”; una combinación de la economía de  mercado con un potente sector del Estado de Bienestar Social, llamado “sector público”. Este sector público aglutinaba la siderurgia, la minería, y la construcción naval, entre otras actividades, es decir, los sectores más atacados por la crisis energética de los años 1973 y 1979.

La crítica del neoliberalismo contra el “sector público” viene motivada por varias razones: la improductividad del sector público y los gastos que genera para mantener en auge empresas estatales deficitarias; la distorsión del mercado: al estar privilegiadas algunas de estas empresas estatales (financiación, monopolios,); ineficiencia económica ... En el fondo, el objetivo no es otro que liberar del sector público los subsidios y beneficios que otorga el Estado a sus propias empresas  estatales y derivarlos hacia la empresa privada, de tal manera que de esta crítica surge la teoría de la privatización de las Empresas Públicas del Estado para que sean vendidas al sector de empresarios privados y así crear empresas privadas para que se conviertan en empresas rentables, presten buenos servicios públicos y la ciudadanía salga beneficiada.

Los empresarios neoliberales afirman que las empresas privadas gestionan mejor los bienes del Estado, sin reparar en el servicio que se presta ni en la utilización que de lo público hacen las empresas privadas (infraestructuras de transporte, comunicaciones, industria petrolera, etc). Las empresas privadas sólo acuden a la compra de aquellas empresas estatales que saben son rentables, dejando de lado las empresas estatales deficitarias, como la educación, sanidad publica, etc.

5.- El monetarismo. Se denomina monetarismo a la teoría económica que descansa en la política fiscal de impuestos con la finalidad de conseguir rápida y eficazmente dinero para el Estado. El neoliberalismo económico se centra en una política monetaria restrictiva: los precios, argumentan, serán más estables y la economía marchará bien si se controla el suministro de dinero, tanto el procedente de los préstamos financieros como el dinero de depósitos; el instrumento de control serán los tipos de interés. Se otorga autonomía a los Bancos Centrales de la Nación, con independencia de los poderes políticos, para que controlen la política monetaria.

El objetivo de esta política es deprimir la economía para depurar la competencia. Las empresas que no pueden mantener el nivel de coste del capital fijo, debido a los altos tipos de interés, se ven abocadas a cerrar. La rentabilidad no sólo depende de la transferencia de los salarios al capital, sino también de si el capital se distribuye entre menos empresas, eliminando la competencia del mercado.

6.- La desregulación del mercado laboral. La desregulación que propone el neoliberalismo en todos los campos de la vida económica tiene su máxima expresión en la mercado laboral, repercute seriamente en la estabilidad del empleo. Por desregulación del mercado laboral se entiende llevar a cabo la suspensión de las leyes laborales que protegen al obrero o empleado.

La regulación laboral a favor del obrero surgió después de muchas luchas de los obreros en sus manifestaciones y huelgas legales para tener unos salarios justos y equitativos, todo esto se llevó a cabo con  los Estados de Bienestar Social, y se articulaba en torno a dos núcleos fundamentales: por una lado, la presencia de organizaciones sindicales y empresariales que regulaban de común acuerdo las variables básicas que se daban en el mercado laboral; por otro lado, los ordenamientos legales dirigidos a la protección del empleo, la estabilidad del mismo (es decir no admitir el despido intempestivo), la estabilidad en el mismo y la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores. Este modelo fue altamente funcional y eficaz durante la etapa de crecimiento industrial que se dio en los años después de la 2ª Guerra Mundial en Europa Occidental.

Como vimos anteriormente este modelo entró en crisis con las crisis del petróleo de los años 1973 y 1979 que provocaron el aumento del precio de las materias primas: principalmente el petróleo, la necesidad de innovación teológica y el declive de la industria pesada, típica de la etapa anterior de crecimiento. Todo esto contribuyó a disminuir los aumentos de productividad en las economías desarrolladas. Lo cual, unido al estancamiento de la demanda con un débil oferta, da como resultado el denominado y poco conocido fenómeno de la “estanflación”, es decir, el combinado de: “desempleo”, más “inflación”, que hace que entren en contradicción las estructuras institucionales del Estado  de Bienestar Social y las nuevas circunstancias económicas que se dan en ese momento.

Se hizo necesario resituar las estructuras institucionales y productivas, lo que afectó particularmente  a las relaciones laborales. El mercado de trabajo se convirtió en un obstáculo para el crecimiento de la economía y dio lugar a la “euroesclerosis”, un “Compendio de rigideces salariales, condiciones de empleo calidad y cantidad de trabajo, haciendo referencia a las características de los mercados laborales europeos, que siguiendo esta lógica económica, estarían constriñendo el potencial de la región”. [3]

Mediante la intervención legislativa, se intenta eliminar rigideces en el mercado de trabajo. Prácticamente se cuestionó todo el aparato legislativo laboral establecido anteriormente por el Estado de Bienestar Social, como la negociación colectiva, la presencia sindical y las directrices gubernamentales. Las razones que se aportan para el desmantelamiento de las condiciones creadas en el Estado de Bienestar Social son:

a.- La Globalización de la producción industrial, que hacían necesaria la recuperación del crecimiento de una economía abierta y un mercado libre

b.- la reducción del alto índice del desempleo y el incremento de la funcionalidad del mercado laboral con el sistema productivo

c.- La comparación económica con Estados Unidos de América, con bajo índice de paro, frente al escaso crecimiento europeo y el alto índice de desempleo de la Unión Europea, atribuido a la mayor regulación europea en materia laboral  y social.

En el campo del empleo, la flexibilidad se volvió un “asunto de fe”. En todos los países se pusieron en marcha políticas públicas tendentes a favorecer la flexibilidad salarial, la movilidad laboral y un mejor ajuste de la formación a las condiciones locales de empleo. Como era de esperar, el nuevo prisma político afectó significativamente a todas las instituciones del mercado del trabajo, es decir, a los obreros y empleados, particularmente en lo referente a la negociación salarial y a la formación y cualificación profesional. Asimismo, el derecho laboral ha caído por los suelos, y las empresas tienen ahora muchas más ventajas para contratar y despedir a los obreros, ignorar los derechos de los trabajadores, abaratar el despido con bajas indemnizaciones y sustituir el trabajo fijo por el trabajo temporal y precario. Para ello es preciso poner cortapisas a la negociación colectiva, es decir, abolir la representación del sindicato legítimamente constituido, imponiéndose la relación individual con el empresario en la negociación del salario y las condiciones laborales, con lo que se convierte al trabajador en un obrero asalariado, aislado, sin solidaridad con sus compañeros, y por lo tanto un obrero en sus derechos laborales muy débil, entrando en competencia con sus compañeros obreros y siendo un enemigo potencial de sus compañeros de trabajo. Este proceso flexibilizador del mercado laboral se ha aplicado en todos los países.

Ante este nuevo planteamiento de una producción buena y competitiva, surgen de nuevo grandes problemas sociales y económicos, el Estado de Bienestar  Social comienza a derrumbarse lentamente. Los países que habían adoptado esta forma tan buena de gobernar se encuentra, aun hoy día, con grandes problemas sociales y políticos. Ante la competencia en el mercado internacional hay que abaratar la producción, para lo cual se desregulan las relaciones laborales, ya no hay seguridad en el empleo. Hay despido laboral libre, las indemnizaciones por despido son bajas e injustas. Grandes masas de obreros e incluso ingenieros y personal muy cualificado quedan en la calle sin trabajo, sin protección social, ni protección de salud, quedando totalmente desamparados.

En el siguiente capítulo dedicado al tema del trabajo veremos la importancia para todo ciudadano acerca del derecho de tener acceso a un trabajo digno, bien remunerado, y con las prestaciones sociales que le corresponden.



[1] “Neoliberalismo global; apuntes críticos de economía internacional”. L. De Sebastián, Madrid 1997, Pag , 11.

[2] “El desorden neoliberal” P. Montes, Madrid, 1996, Pgs, 44 s.s.

[3] “El mercado de trabajo en la Unión Europea”, L. Van der Laan y S. M. Ruega, Edit. Sistema, 1996, Pags 10 – 180.





 

Damos gracias a Dios por la vida del P. Ignacio Garro, SJ † quien, como parte del blog, participó con mucho entusiasmo en este servicio pastoral, seguiremos publicando los materiales que nos compartió.


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