P. Mark Link, jesuita.
Día cuatro
“Vivía entonces en Jerusalén un cierto Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; el Espíritu Santo estaba con él y le había avisado que no moriría sin ver el consuelo del Señor”
Lucas 2,25
Nathaniel Hawthorne fue un brillante escritor. Cuando murió, en 1864, dejó sobre su escritorio una obra que no pudo terminar. Esta se centraba en un personaje principal que nunca aparecía en el escenario. Todos hablaban sobre él, todos soñaban con él, todos lo aguardaban... pero el personaje desconocido nunca llega a aparecer.
El Antiguo Testamento es algo así como la obra de este autor. El Antiguo Testamento se centra en el Mesías. Todos aguardaban su llegada. Pero el Mesías no llegaba. Hoy ocurre como en el Antiguo Testamento y como los personajes de la obra de Hawthorne. Están esperando que un Salvador (este es el significado de la palabra Jesús) llegue a sus vidas. Pero esto todavía no ha ocurrido para ellos, y de alguna manera empiezan a perder las esperanzas.
¿Entre las personas que conoces encuentras quien parece estar esperando a alguien que la salve -en definitiva a Jesús-, ya sea por primera vez o de una manera plena?
Habla con Dios sobre esa
persona y cómo podrías ayudarla.
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Referencia bibliográfica: Desafío. P. Mark Link, jesuita. Ejercicios Espirituales de San Ignacio
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