P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
IX. JESÚS SUBE A JERUSALÉN PARA LA FIESTA DE LA PASCUA
DESDE LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN HASTA LA ÚLTIMA CENA
(Fines de Marzo - Primeros de Abril, año 30)
JESÚS ENTRA EN EL TEMPLO DE JERUSALÉN
206.- APÓSTROFE A
JERUSALÉN
TEXTOS
Mateo 23, 37-39
¡Bendito el Que viene en nombre del Señor!"
Lucas 13, 34-35
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!"
INTRODUCCIÓN
En otro pasaje
meditamos las lágrimas de Cristo sobre Jerusalén, al prever su destrucción (Cfr.
medit. 194). Ahora, al final de su discurso contra los escribas y fariseos y de
haberles anunciado el castigo para ellos y para todo el pueblo judío, el Señor
vuelve a manifestar el profundo amor que tiene a todo su pueblo y lo que le
duele el castigo que va a caer sobre él.
MEDITACIÓN
1) Apóstrofe a Jerusalén
El Señor, con
profunda emoción y con palabras patéticas, apostrofa a la ciudad de Jerusalén,
que representaba a toda la nación judía.
Muchas veces había
acudido el Señor a la ciudad Santa, y en su Templo donde había dado los
principales discursos de revelación de su persona y de su misión. Y en sus
cercanías había obrado el mayor milagro de todos, la resurrección de Lázaro.
Cristo había hecho todo lo posible por convertir al pueblo judío, por que le
aceptase como el Hijo de Dios, el Enviado del Padre para traer la salvación al
pueblo escogido. Y con la comparación de la gallina, que cobija a sus polluelos
bajo sus alas, quiere manifestar el amor y ternura con que quiso atraer hacia
sí a todos los judíos. Pero Cristo fracasa en su intento, su amor y ternura son
despreciados, su llamado es rechazado de tal manera que llegarán a crucificarle.
Podemos imaginar su profundo sentimiento de dolor y pena al experimentar este
rechazo y prever el castigo que se cierne sobre toda la nación judía. Jerusalén
será destruida, toda Judea será asolada, los judíos dejarán de existir como
pueblo y nación y quedarán dispersos en muchas otras naciones. Dios abandona a
su pueblo, a su Ciudad Santa, a su Templo. Sólo ruina y destrucción es lo que
espera al pueblo judío.
Y no es pura
imaginación pensar que Cristo, con la misma ternura y el mismo amor que sentía
por el pueblo judío, ama ahora a toda alma redimida por él. Qué mayor amor y
qué mayor ternura que Cristo en la Cruz ofreciendo su sacrificio por todos y
cada uno de los hombres. Desgraciados nosotros si un día tenemos que oír las
mismas palabras de reprobación que el Señor dirigió al pueblo judío.
2) Palabras de esperanza
Al final de su
apóstrofe a Jerusalén, el Señor tiene palabras que se interpretan como
palabras de esperanza sobre el destino definitivo del pueblo judío.
Dice a los
judíos:" No me volveréis a ver hasta que digáis: "¡Bendito el que viene
en nombre del Señor!"
¿A qué tiempo se
refiere este hecho que profetiza Cristo, de que llegará un día en que los
judíos se conviertan a él, le acepten y le aclamen como el verdadero Mesías? La
gran mayoría de los comentaristas cree que Cristo se refiere a la conversión de
los judíos al final de los tiempos. Llegará el día en que el pueblo judío
arrepentido de su rechazo a Cristo, se convierta al Señor y entre en el redil.
Esta interpretación está de acuerdo con lo que nos enseña también San Pablo: "No
quiero que ignoréis, hermanos, este misterio...; el endurecimiento parcial que
sobrevino a Israel, durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, y,
así, todo Israel será salvo." (Rom 11,25-26)
Son palabras de
Cristo que abren la esperanza al pueblo judío.
La misericordia de
Dios no ha terminado para ellos. Dios seguirá llamando a los judíos a la
conversión. Llegará el día en que ese llamado sea eficaz y los judíos
correspondan al amor misericordioso de Dios, y ellos también puedan recibir los
frutos de la Redención de su Hijo.
Esta profecía
aliviaría en algo el profundo dolor que sentía Cristo por su pueblo. Cristo en
el cielo sigue intercediendo por su pueblo. Infinita la misericordia y el amor
de Cristo, que llega a superar todas las maldades y pecados de los hombres.
...
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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