P. Mark Link, jesuita.
PECADO
¿Hasta dónde eres consciente del poder del pecado?
“Anduvimos por desiertos donde no había caminos, pero no fuimos capaces de conocer el camino del Señor”
Sabiduría 5; 7
Alguien comparó a la gente con las imágenes que aparecen en la televisión. Estas pequeñas imágenes le deben su existencia al artefacto, a su tecnología. Cuando el aparato se enciende, ellos llegan; cuando se apaga ellos se van. Pero… imagina que estas imágenes se rebelaran. Imagina que le dijeran al televisor: Declaramos nuestra independencia, ya no te necesitamos. Podemos arreglárnoslas nosotros sin tu ayuda.
Esa situación sería
ridícula, sería como si un eco le dijera a la voz “Me declaro independiente, ya
no te necesito”. En un sentido, el pecado es así. Como que hay gente en la
tierra diciéndole a Dios: “ya no te necesitamos”. Visto de otra forma: pecar es
decirle no a Dios, al plan que tiene para nosotros.
Las meditaciones
que siguen tienen que ver con el pecado, el enemigo del plan de Dios. Ellas nos
pondrán en contacto con el poder destructivo de la maldad. Nos mostrarán cómo
el pecado es un obstáculo para llegar a Dios y para frustrar su plan. El pecado
nos destruye a nosotros y al mundo. Antes de cada meditación en esta semana
dirás:
Señor, ayúdame a ver y a dejarme impresionar por la destrucción que ocasiona el pecado.
Concluye cada
meditación rezando el Padre Nuestro en voz baja. Fíjate y reflexiona sobre las
últimas palabras de la oración:
Perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
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