P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita
En el A.T. “siervo de Yahvéh” es aquel que es elegido para participar en el plan de Dios sobre los hombres. Jesús asumió este papel: “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos” (Mc 10,46). Las primeras comunidades cristianas relacionaron el título de siervo con su muerte en la cruz: “En esta ciudad, en efecto, se han retiñido Herodes y Pondo Pilato, junto con extranjeros y gentes de Israel, contra tu santo siervo Jesús, al que ungiste, para hacer lo que til poder y tu voluntad habían decidido de antemano que sucediera” (Hch 4,27-28). En adelante, los servidores de Dios serán los servidores de Cristo: “¿Trato acaso de agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gal 1,10). Este servido tiene que ver con el sufrimiento: “Ningún siervo es superior a su Señor. Como me han perseguido a mí, también os perseguirán a vosotros” (Jn 15,20).
Agradecemos al P. Fernando Martínez SJ por su colaboración.
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