¡Dios mío y Señor mío!
Te doy gracias por los beneficios
que hoy me has concedido.
Te pido perdón de todas las faltas
que he cometido durante este día;
me pesa de todo corazón el haberte ofendido
y propongo firmemente nunca más pecar,
ayudado de tu divina gracia.
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con vosotros descanse en paz el alma mía.
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