+P. Rubén Vargas Ugarte S.J.
2. LA EXPANSIÓN DE LA DEVOCIÓN
2.1. Congregación
del Sagrado Corazón en Panamá (1739)
El
siglo XVII es el siglo de la expansión de esta amable devoción. En la misma
España ella no vino a hacerse pública hasta 1733, en que comenzó el V.P.
Bernardo de Hoyos a difundirla, valiéndose de dos insignes misioneros de la
Compañía de Jesús, los PP. Jesuitas Cardaveraz y Calatayud, los cuales
erigieron por doquier las Congregaciones del Sagrado Corazón. Contribuyó
también muchísimo a su expansión el libro del P. Juan de Loyola, impreso por
vez primera en 1736 y que lleva por título: El Corazón Sagrado de Jesús
Descubierto a Nuestra España en la Breve Noticia de su Dulcísimo Culto… Este
libro se reimprimió varias veces, de modo que en 1738 aparecía en Barcelona la
quinta edición.
Como
vamos a ver, el libro llegó también al Perú y aquí fue reproducido varias
veces, pero no sólo alcanzó nuestras playas, toda la América se benefició con
su lectura y sirvió para encender en las almas el fuego de esta devoción. En
México se estableció la primera Congregación en honor del Sagrado Corazón en la
Iglesia de los Hermanos Betlemitas en el año 1733, casi al mismo tiempo que en
España y en el Virreinato del Perú, creemos que la primera fue la erigida en
Panamá por el P. Ignacio Caironi S.J., en la Iglesia de la Compañía de Jesús,
en el año 1739. No podemos citar otra en concreto, pero no sería extraño que
alguna otra la hubiera precedido, porque fue el P. Baltazar de Moncada,
Provincial entonces de la Provincia de Quito, pero sujeto perteneciente a la del
Perú, el que alentó al P. Caironi a fundarla en Panamá.
He
aquí cómo daba cuenta de los progresos de esta devoción en Panamá, D. Pedro
Morcillo Rubio de Auñón, Obispo de la Diócesis, en carta a Su Santidad de 12 de
septiembre de 1740. (1) Se dice que las noticias llegadas de España, donde su
culto iba tomando incremento, habían movido al P. Rector del Colegio de la
Compañía de Jesús a celebrar su fiesta el viernes inmediato a la Octava del
Corpus, como en efecto se hizo y continuando todo el año, una vez al mes, los
ejercicios propios de esta devoción. Se eligió para este fin la Iglesia
parroquial de Santa Ana, por carecer el Colegio de Iglesia propia. El público
acudió a estos actos en gran número y la frecuencia de sacramentos llegó a ser
notable, por lo cual, impulsado por su Provincial, resolvió establecer una
Congregación del Sagrado Corazón por el
estilo de la que se había fundado en Lorca (España), sin exigir contribución
alguna a los asociados. Habló con este fin con el Presidente de la Audiencia,
D. Dionisio Martínez de la Vega y me consultó también, dice el Obispo. Con
beneplácito de ambos convocó al vecindario y en la primera reunión dio el Padre
cuenta de lo que se pretendía y de la conveniencia de establecer una asociación
que fomente los ejercicios que se venían practicando y que difunda el culto al
Corazón Divino. El Presidente de la Audiencia que en un principio se había
mostrado favorable, cambió de parecer y manifestó al Obispo que mientras no se
presentasen las Constituciones y fuesen aprobadas por Su Majestad, no era
posible que subsistiese la Congregación. El obispo respondió que las
Constituciones no se habían redactado aún, pero que, una vez que fuesen
aprobadas por el Ordinario, se remitirían al Consejo. Entre tanto, creía que
los ejercicios que por más de un año se venían practicando podían proseguir,
aunque no existiese la Congregación. No accedió el Presidente y ordenó que
cesasen los cultos, como sucedió en efecto. El Obispo y el P. Rector tuvieron
con gran sentimiento suyo que acatar lo dispuesto y, por este motivo, decidió
escribir a Su Santidad. El 3 de Marzo de 1742 el Consejo pidió al Presidente
que informe sobre el hecho y disponiendo que cesase la Congregación como tal
hasta tanto que se cumpliese con lo prescrito por la Ley, pero se podían
permitir los ejercicios de piedad que se habían introducido con anterioridad al
proyecto de establecimiento de la Cofradía o Esclavitud del Sagrado Corazón.
Creemos que al fin se obtuvo la licencia necesaria, pero hemos querido recordar
la parte que en los comienzos de esta devoción cupo así al Obispo, D. Pedro
Morcillo como al rector del Colegio de la Compañía de Jesús P. Ignacio María
Caironi.
En
cambio la primera Iglesia que en América se levantó al Sagrado Corazón surgió en
nuestro suelo, en el año 1742, en tanto que la primera que se cita de la Nueva
España data del año 1756, fecha de su inauguración por los PP. Camilos o de la
Buena muerte. Antes de esta fecha ya se había comenzado a invocar al Corazón de
Jesús y circulaban sus imágenes. Dos padres de la Compañía de Jesús, el P.
Alonso Messia Bedoya, Provincial del Perú y Prepósito luego de la Casa Profesa
de los Desamparados y el P. Baltazar de Moncada, Provincial también de la misma
Provincia se encargaron de difundir esta devoción y la fomentaron de palabra y
por escrito. El primero, a quien se debe la propagación de la devota práctica,
conocida con el nombre delas Tres Horas de Agonía de Nuestro Salvador, no sólo
fue un gran devoto del Corazón de Jesús sino que extendió el objeto de su
devoción al Purísimo Corazón de María.
Bibliografía:
P. Rubén Vargas Ugarte S.J. Historia de la Devoción al Corazón de Jesús en el Perú.
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