P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
X. MEDITACIÓNES SOBRE LA ÚLTIMA CENA
218. ¿QUIEN ES EL
MAYOR ENTRE VOSOTROS?
TEXTO
Lucas 22,24-27
Entre ellos hubo un altercado sobre quién
parecía ser el mayor. Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones gobiernan
como señores absolutos, y los que ejercen la autoridad sobre ellos se hacen
llamar bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea
como el menor y el que manda como el que sirve. Porque, ¿quién es mayor, el
que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy
en medio de vosotros como el que sirve."
INTRODUCCIÓN
El único
evangelista que trae esta escena es San Lucas y la coloca después de la
institución de la Eucaristía. Pero la mayoría de autores creen que debió tener
lugar al principio de la Cena Pascual. Probablemente sería al ocupar los sitios
en la mesa, cuando el Señor advirtió "un altercado" entre sus apóstoles
sobre quién ocuparía los primeros asientos, sobre todo, los que estaban a la
derecha e izquierda del Señor. El Señor, en su bondadosa condescendencia, no
les recrimina, sino que les da una lección sublime sobre el sentido que tiene "ser
el mayor" y "tener autoridad" sobre otros. El Señor no hace sino
repetir la enseñanza que les había dado anteriormente, en otra ocasión semejante,
cuando los hijos del Zebedeo, Juan y Santiago, le pidieron sentarse uno a su
derecha y otro a su izquierda en su Reino, petición que motivó otro altercado
entre los apóstoles sobre cuál era el mayor. (Cfr. Mt 20, 25-27; Mc 10,42-44)
MEDITACIÓN
El Señor fue el
único Maestro que predicó siempre todas sus enseñanzas cumpliéndolas primero en
su persona. Todo lo que enseñó, lo practicó él y lo vivió durante su vida,
dejándonos ejemplo maravilloso de toda su doctrina. Por eso, para entender
cualquier doctrina de 'Cristo, lo mejor es considerar cómo la practicó él y qué
ejemplo nos dio de esa enseñanza concreta que queremos considerar.
Jesucristo, como
Hijo de Dios, tiene la suprema autoridad sobre todo lo creado; él mismo dirá:
"Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra." (Mt 28,18).
Y sin embargo desde que nació en un establo en Belén hasta su Muerte en cruz, toda
su vida no será sino un servicio humilde y sacrificado a toda la humanidad. Y
refiriéndose a esta autoridad suprema que tiene, dirá: "El Hijo del hombre
no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate de
muchos." (Mc 10,45)
Es su propio ejemplo
el que establece como norma de conducta para todos los que quieren seguirle,
ser sus discípulos. El uso de la autoridad nunca debe ser ejercitado para
beneficio del que tiene la autoridad, como hacen los grandes del mundo y todos
los que siguen los criterios mundanos, sino exclusivamente en servicio y bien
de los que están sometidos a esa autoridad. Maravillosa definición de
autoridad que, si se cumpliese, este mundo quedaba transformado en un mundo de
paz, armonía y bienestar.
A los ojos de
Dios, el mayor entre los hombres no es el que tenga mayor autoridad entre los
hombres, sino aquel que se considere el menor y el que mejor sirva a sus
hermanos.
A veces se ha
caído en la tentación de llamar a Cristo revolucionario en un sentido totalmente
equivocado; revolucionario que podría admitir incluso la violencia. Cristo no
admitió más violencia que la que se descargó sobre su misma persona. Pero, en
un sentido mucho más profundo, sí podemos llamar a Cristo verdaderamente
revolucionario. Revoluciona, trastrueca todos los valores que el mundo juzga
como tales; y lo que el mundo desprecia y desestima, eso es lo que Cristo considera
como los valores supremos de la persona humana.
En la escena que
estamos meditando se da una revolución completa al concepto de autoridad y de
grandeza que el mundo tiene. La autoridad se convierte en puro servicio
desinteresado y la grandeza del hombre se mide por su capacidad de hacerse el
menor para poder mejor servir a los demás.
Y precisamente
Cristo nos entrega esta enseñanza en el momento en que va a perennizar el
sacrificio de su muerte en redención de los hombres, instituyendo la nueva
Pascua cristiana.
Aprendamos del
Señor a ejercer cualquier tipo de autoridad en actitud de servicio sacrificado
y desinteresado por aquellos que están bajo nuestra autoridad. Así seremos
grandes a los ojos de Dios.
...
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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