P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
X. MEDITACIÓNES SOBRE LA ÚLTIMA CENA
217. PREPARATIVOS
PARA LA PASCUA
TEXTOS
Mateo 26, 17-19
El primer día de
los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: "¿Dónde
quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?".
Les respondió: "Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: "mi
tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis
discípulos". Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon
la Pascua.
Marcos 14, 12-16
El primer día de
los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero Pascual, le dicen sus discípulos:
"¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos, para que comas el
cordero de Pascua?" Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice:
"Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de
agua; seguidle y allí donde entre, decid al dueño de la casa: 'El Maestro dice:
¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?'. El os enseñará
en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los,
preparativos para nosotros." Los discípulos salieron, llegaron a la
ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.
Lucas 22, 7-13
Llegó el día de
los Ázimos, en que se había de inmolar el cordero de Pascua; y envió a Pedro y
a Juan, diciendo: "Id y preparadnos la Pascua para que comamos."
Ellos le dijeron: "¿Dónde quieres que la preparemos?" Les respondió:
"Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre llevando un
cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre, y diréis al dueño de la
casa: 'El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con
mis discípulos?' El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta;
haced allí los preparativos." Fueron y lo encontraron tal como les había
dicho, y prepararon la Pascua.
INTRODUCCIÓN
Por San Lucas
conocemos que fueron los apóstoles preferidos del Señor, Pedro y Juan, los que
recibieron el encargo de preparar todo lo que era necesario para celebrar la
Pascua. El Señor muestra también su ciencia divina al anunciarles que se han de
encontrar con un hombre que lleva un cántaro de agua, que será el que les guíe
hacia la casa que había escogido el Señor para celebrar la Pascua. Sobre quién
era el dueño de esa casa no sabemos nada con certeza. Sin duda alguna sería un
discípulo de Cristo quien veneraba a Cristo como su Maestro, y que el Señor
sabía que había de acceder inmediatamente a su petición. Al hablarnos los Evangelios
de sala grande en el piso superior, es muy probable que se tratase de una
persona suficientemente acomodada económicamente. Hay una tradición muy
antigua que cree que la casa era la de los padres del discípulo Marcos. Hay un
pasaje en los Hechos de los apóstoles que podría favorecer esta tradición. En
los Hechos de los apóstoles se nos dice que una vez liberado Pedro de la cárcel
por el Ángel, "marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre
Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración. (Hech. 12,12).
Y es tradición más
segura la que afirma que donde se reunían los apóstoles y discípulos, después
de la muerte y resurrección del Señor, era el Cenáculo, donde Cristo celebró su
última Pascua.
Pedro y Juan
cumplieron con lo mandado por el Señor; conseguirían un cordero sacrificado
ese mismo día en el Templo, comprarían las hierbas amargas, el pan ázimo y
demás enseres necesarios para la Cena pascual. La sala era amplia y prepararon
todo para recibir al Señor, que habría de venir en seguida acompañado de los
demás apóstoles.
MEDITACIÓN
Al considerar la
actitud de Jesús, que muestra ese interés tan grande en que se preparase lo
mejor posible todo lo relacionado con la Cena Pascual, podemos intuir los
pensamientos y sentimientos que había dentro de su corazón.
Jesús conocía
perfectamente que era la última Pascua que iba a celebrar con sus discípulos y
qué esa Pascua se transformaría en la Pascua cristiana.
La palabra
"Pascua" significa "el paso del Señor"; recordaba el paso de
Dios por las tierras de Egipto, paso de castigo y de muerte; pero al mismo tiempo
paso de salvación y de vida para los judíos, que vivían esclavizados en Egipto.
Fue el comienzo de la liberación del Pueblo judío en su camino hacia la tierra
prometida.
La Pascua que va a
celebrar el Señor quedará convertida en el paso definitivo del Señor, trayendo
a todos los hombres la liberación de sus pecados y la posibilidad de salvación
y vida eterna. Ese paso del Señor no es otra cosa que su sacrificio en la Cruz.
En esta Pascua va a perennizar su sacrificio, a realizar cruentamente al día
siguiente. "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado", nos dirá San
Pablo. (1 Cor 5,7)
Cristo en su
corazón tenía presente la transcendencia de los momentos que iba a vivir en su última
Pascua judía. Cristo debió sentir la tragedia inminente que se cernía sobre él:
Al día siguiente sería crucificado. Pero sólo dejará que se desborden esos sentimientos
de dolor y tristeza en su agonía en Getsemaní; ahora los controla totalmente y
hace que prevalezcan en él los sentimientos más profundos de gozo divino.
Cristo va a despojarse de sí mismo, va a salir de sí mismo para poder pasar al
corazón de cada hombre. En la nueva Pascua cristiana el Señor quiere entregarse
a cada uno de los hombres, quiere que todos le admitan en su corazón, para que
puedan así recibir todos los beneficios de la Redención. Cristo, nuestra
Pascua, perennizada en cada Eucaristía que se celebra. Es el paso del Señor a
nuestros corazones.
Con estos
pensamientos y sentimientos llegaría Jesús a Jerusalén. Inmediatamente se
dirigió a la casa donde se iba a celebrar la Pascua. Esta celebración es la
que nos narran a continuación los Evangelistas.
...
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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