P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, jesuita
Breves indicaciones para hacer con fruto las meditaciones
Acto de fe, esperanza y amor a Jesucristo
IV. JESÚS REGRESA A GALILEA Y MARCHA A TIERRAS DE PAGANOS PASA DE NUEVO POR GALILEA
PASA DE NUEVO POR GALILEA
(Junio - Setiembre, año 29)
130.- PARÁBOLA DEL
SERVIDOR QUE NO QUISO PERDONAR
TEXTO
Mateo 18, 23-35
"Por eso el Reino
de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.
Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
Como no podía pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos
y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus
pies, y postrado le decía: 'Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré'.
Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó marchar y le perdonó la
deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que
le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: 'Paga lo que debes'.
Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: 'Ten paciencia conmigo, que ya
te pagaré'. Pero él no quiso, sino que fue y le echó a la cárcel, hasta que
pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron
mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor, entonces, le
mandó llamar y le dijo: 'Siervo malvado, yo te perdoné a ti aquella deuda porque
me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, como
también yo me compadecí de ti?'
Y encolerizado su
señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que debía. Esto mismo
hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a
vuestro hermano."
INTRODUCCIÓN
La parábola quiere
ser una confirmación y motivación de la enseñanza sobre el perdón de las
ofensas, que consideramos en la meditación anterior.
La parábola nos
revela hechos y costumbres del tiempo de Jesús. Se nos presenta un rey que pide
cuentas a sus servidores. "Siervos" del rey se llamaban en oriente a
los altos funcionarios del monarca. Uno de esos altos funcionarios debe al
monarca diez mil talentos, suma gigante equivalente a cien millones de denarios.
Debe tratarse del gobernador de alguna provincia que ha defraudado al rey en
los impuestos que le correspondían. La deuda tan grande la pone el Señor para
resaltar el contraste con la pequeña deuda de cien denarios del otro siervo de
la parábola.
Según las
costumbres paganas de Oriente de aquella época, el rey manda que sean vendidos
no sólo todos los bienes del siervo, sino también su mujer y sus hijos. En la
misma legislación judía estaba admitida la venta de un siervo, aunque no la venta
de la mujer y los hijos, para pagar una deuda.
El Señor aprovecha
estos usos y costumbres de su época, para darnos su mensaje de infinita
misericordia por parte de Dios, pero que está condicionada a la misericordia
que tengamos con nuestros hermanos.
MEDITACIÓN
1) Infinita misericordia de Dios
El Padre Celestial está representado por el
rey de la parábola. Se pone de manifiesto la gran misericordia de Dios al
decirnos Jesús en la parábola que aquel rey "movido a compasión dejó marchar
a su siervo y le perdonó la deuda" de diez mil talentos, suma tan grande
de dinero, que prácticamente era imposible poderla pagar. De esta manera nos
quiere dar a entender el Señor que Dios perdona todos los pecados por grandes
que sean; más aún, que todo pecador, al ofender a Dios, contrae con él una
deuda incapaz de ser satisfecha por sus propios méritos. Sólo la misericordia
y el perdón de Dios pueden satisfacer la deuda del pecado. Nuestras deudas con
Dios son impagables.
Lo que movió al
rey a dar el perdón fue la oración humilde y confiada del siervo. El
prosternarse a sus pies era la forma habitual de una súplica tan profunda que
expresaba que el que así pedía estaba entregado totalmente a la gracia de su
señor. Lo que Dios pide del pecador para darle el perdón generoso de todos sus pecados,
es su oración humilde y confiada en su bondad y misericordia.
La parábola no
refleja todos los rasgos de la infinita misericordia de Dios, nuestro Padre; en
la parábola del Hijo Pródigo el Señor nos describirá esta misericordia en todos
sus rasgos divinos.
2) Inmisericordia del siervo perdonado.
Aquel siervo que
había sido perdonado con tanta generosidad por su rey, se muestra cruel e
inmisericorde con otro siervo, compañero suyo, que debía una cantidad
insignificante comparada con la deuda inmensa de la que había sido perdonado.
Muestra un corazón innoble, miserable, e incapaz de responder con un poco de
generosidad al gran beneficio que él había recibido.
El sentido de esta
parte de la parábola es muy claro: La misericordia de Dios con nosotros, el
perdón tan generoso que nos da, nos obliga a ser nosotros también
misericordiosos y dar el perdón al hermano que nos ofenda. Si nuestra actitud
es la del siervo inmisericorde, Dios no tomará en cuenta el perdón que nos haya
concedido anteriormente; por nuestro grave pecado de inmisericordia nos hará
experimentar su juicio de condenación definitiva. Nadie puede ser perdonado por
Dios, si él no perdona a sus hermanos. (Cfr. Mt 6, 14-15)
Nos enseña también
la parábola que las ofensas que nosotros hacemos contra Dios son mucho más
grandes que las ofensas que podemos recibir del prójimo. Y si Dios nos perdona
con tanta generosidad ofensas tan graves, cuánto más nosotros tenemos que
perdonar ofensas mucho menores. Ciertamente, quien sienta y experimente lo que
es ofender a Dios y, sobre todo, lo que es ser perdonado por Dios, superará
toda dificultad, todo odio y resentimiento, para poder perdonar a quien le haya
ofendido.
Referencia: Meditaciones Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo - P. Fernando Basabe Manso de Zúñiga, SJ.
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Siéntete en libertad de compartir en los comentarios el fruto o la gracia que el Señor te ha regalado en esta meditación.
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