Muchas veces, en nuestras vidas, tuvimos la oportunidad de hacer nuestro retiro de un día o dos o tres... y siempre nos quedó el deseo de vivir una experiencia más larga y más profunda para poder alcanzar mejor y más definitivamente los frutos que allí pudimos recoger.
Recordamos que en esas oportunidades de los retiros:
- Disfrutamos la alegría de sentirnos más cerca de Dios.
- Sentimos una profunda paz dentro de nosotros mismos.
- Deseamos comportarnos con más paciencia y comprensión con los demás.
- Experimentamos un aumento de fuerza y ánimo para seguir comprometidos en la lucha por la construcción de la Comunidad.
- Tuvimos deseos de "vivir una vida diferente"...
Ahora, tenemos la oportunidad de vivir este tiempo de manera diferente. Así podemos decir que los Ejercicios Espirituales:
- No son un taller o un curso.
- No tienen como fin resolver sencillamente problemas personales, familiares o sociales (por ejemplo, para solucionar los conflictos con el esposo, o los hijos o los vecinos...)
- No intentan tampoco ser como un descanso.
- No son un curso de conocimientos nuevos de la Biblia o de la fe cristiana, como una catequesis.
En los Ejercicios Espirituales, podemos sin duda alguna, reforzar los mismos frutos que logramos en un buen retiro:
- Encontrarnos con Dios y dejarnos encontrar por Dios: en su Palabra y en la vida, en la oración en la que Dios nos puede hablar.
- Educar nuestro corazón y nuestra fe para creer con más madurez y poder querer más a los otros.
- Conocernos bien en las malas tendencias que no nos ayudan a ser felices y en las buenas tendencias que sí nos ayudan a vivir felices.
- Integrar fe y vida.
- Profundizar nuestra amistad con Jesús en la vida ordinaria: en la familia, el trabajo, la vida como vecinos.
- "Encontrar y hallar (hacer) la voluntad de Dios en mi vida", vivir de acuerdo con lo que Dios quiere que yo haga en mi vida.
- Ser conscientes en el día a día, de lo que Jesús nos dice en su Evangelio: yo estoy con ustedes cada día hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).
Los Ejercicios Espirituales son una ayuda para nuestra vida personal:
- "Nadie puede hacer que amanezca"; pero sí puede estar despierto para esperar la hora en que vaya a amanecer.
- Nadie puede obligar a Dios que me diga claramente cuál es su voluntad, lo que El quiere que yo haga en un problema concreto; pero sí puedo estar atento para descubrir lo que Dios me va diciendo en la vida, a través de los sentimientos que vivo en mi corazón.
- Para "vivir una vida diferente".
- Para vivir más desde adentro de mí mismo, desde mi corazón, que es también lo mejor que cada uno de nosotros tiene y posee como regalo de Dios.
- Sabiendo el por qué hago las cosas y para qué las hago.
- Entonces lo que decimos tiene sentido y lo que vivimos (la alegría, el dolor, el fracaso...) tiene su profundidad, su valor, porque Dios puede convertirlo en fuente de gracia.
Los Ejercicios Espirituales nos pueden ayudar a construir la Comunidad:
- Porque nos persuadimos que Jesús nos envía a construir su Reino.
- Porque experimentamos que Dios quiere que nuestro ser cristiano lo vivamos como hijos de Dios y hermanos entre nosotros.
- Porque en la Comunidad nos encontramos con la experiencia de otros hermanos nuestros que también viven el amor de Dios.
Referencia Bibliográfica:
Guías de ayuda para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en la vida corriente del P. Ignacio Huarte, S.J.
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