Cristología II - Introducción a la Soteriología


P. Ignacio Garro, S.J.
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA


INTRODUCCIÓN


En esta segunda parte del Tratado de Cristología vamos a exponer el aspecto dinámico de la salvación del género humano a la luz de los misterios de la vida de Cristo.
            
A esta parte de la Cristología vista desde esta perspec­tiva dinámica, se le llama Soteriología, palabra griega que viene de: Soter que significa "salvador". Soteriología es el estudio de la obra del Salvador, Jesucristo. Esta "salvación" hace referencia indirecta a otro término de la Historia de la Salvación: al hecho de la "perdición", o Pecado Original, y la transmisión del mismo por vía generación a todo el Género Humano. Hay salvación donde antes ha habido perdición.
            
Hagamos una breve introducción de antropología teológica.
            
1°. "Homo creatus"
El tratado de "Deo Creante" expone cómo Dios creó a nuestros primeros padres (Adán y Eva). Los creó Dios a su imagen y semejanza, es decir, inteligentes y libres para amar, obedecer y colaborar en la obra de la creación y les concedió la gracia santificante para vivir en verdadera relación de filiación. Había plena comunicación entre Dios y sus criaturas, había paz y armonía entre ellos. A este estadio de la creación se le ha llamado "homo creatus".
            
2°. "Homo lapsus"
El capítulo 3º del libro del Génesis nos narra cómo aquellas criaturas (Adán y Eva) no supieron vivir establemente en aquella paz y armonía en que Dios les había creado. Haciendo mal uso de su inteligencia y de su libertad se rebelaron contra Dios y por su ambición y soberbia: "quisie­ron ser como dioses", Gen 3, 5, comieron del fruto prohibido y pecaron por desobediencia al mandato divino, Gen 3,11, y fueron castigados con la expulsión del paraíso. A este estado de hombre separado de Dios por su pecado se le llama "homo lapsus", es el estado del hombre que ha caído en pecado y en las consecuencias fatales­ que tuvo en todo el género humano.
            
3°. "Homo redemptus"
La salvación traída por Cristo hace alusión histórica y real a este estado de pecaminosidad en la que se hallaba todo el Genero Humano, (el Pecado Original y sus consecuencias). Estado de muerte y de condenación eterna, porque el hombre no tiene los medios para conseguir la salvación por sí mismo. Si el hombre no tiene medios para salvarse a sí mismo, ¿quién le puede salvar? Sólo Dios autor del ser y de la vida. Por eso, llegada la plenitud de los tiempos, Gal 4, 4: "... envió Dios a su Hijo... para rescatar a los que se hallaban bajo la ley y para que recibiéramos la filiación adoptiva". Es Cristo, el Hijo de Dios, el que nos salva del poder del pecado y de la muerte eterna. El es el "Salvador" del Genero Humano. Todo aquel que cree en El y se bautiza, se salva. El Bautismo es participación de la gracia de salvación (justificación), nos hace hijos de Dios y herederos del cielo. A este estado de salvación del hombre se le llama: "homo redemptus". Hombre redimido por Cristo, hecho hijo adoptivo de Dios en su Hijo natural Jesu­cristo.
            
En este tratado vamos a ver el Misterio de la Persona de Cristo, no en el aspecto ontológico-sustancial que ya vimos en el Tratado de Cristología I - Fundamental. Aquí vamos a exponer el aspecto salvífico, es decir, su obra de Redención, se trata de exponer, cómo Cristo realizó la salvación del Género Humano en su vida mortal. Desde que nació hasta su muerte y resurrección.




Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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