P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita
Según palabras de Jesús, la Ley de Moisés en su espíritu, estaba formulada así: “Escucha Israel; el Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y el segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos” (Mc 12,29-31).
En este sentido Jesús no ha venido a abolir esta ley: “No penséis que yo he venido a anular la ley de Moisés o las enseñanzas de los profetas. No he venido a anularlas, sino a darles su verdadero significado” (Mt 5,17). Según la expresión del apóstol san Juan su significado sería el siguiente: “Y éste es su mandamiento, que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros conforme al precepto que él nos dió. Si guardamos sus mandamientos, permanecemos en Dios y Dios en nosotros, como nos lo hace saber el Espíritu que él nos dió” (l Jn 3,23-24). Y hasta san Pablo llega a utilizar la crítica y antipática palabra “ley”: “Ayudaos mutuamente a llevar las cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo. (...) En una palabra, aprovechemos cualquier oportunidad para hacer el bien a todos, y especialmente a los hermanos en la fe” (Gal 6,2.10).
Agradecemos al P. Fernando Martínez SJ por su colaboración.
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