P. Ignacio Garro, jesuita
SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE AREQUIPA
5. EL CREDO
Continuación
5.2. LA NATURALEZA DE DIOS Y SU OBRAR
5.2.1 LA NATURALEZA DE DIOS
5.2.1.1 Cómo podemos conocerlo
Podemos conocer a Dios por la razón y por la revelación.
En este capítulo se estudian aquellas realidades de la naturaleza divina susceptibles de ser alcanzadas por la razón. A partir del capítulo siguiente el principal apoyo en los desarrollos explicativos será el conocimiento a través de la Revelación.
La razón nos da a conocer la naturaleza de Dios de dos modos:
Esta forma de conocer se llama analógica, es decir, según un grado de semejanza (Dios es bueno ya que vemos que las criaturas son buenas) y otro de desemejanza (Dios no es bueno del mismo modo ni en el mismo grado de las criaturas). A la analogía se sigue la eminencia: Dios es bueno, pero bueno infinitamente.
Así, pues, para el conocimiento racional de la naturaleza divina el punto de partida es la naturaleza de las criaturas y en particular la naturaleza humana: las perfecciones que ésta posee las trasladamos por analogía a la naturaleza divina, elevadas al infinito.
Y así, podemos atribuir a Dios la inteligencia, el poder, la bondad, la ciencia, la belleza, etc. Esta forma de proceder se apoya en un clarísimo texto de San Pablo (Rom. 1, 20-21): ". . . las perfecciones invisibles de Dios, su poder eterno y su divinidad, se han hecho visibles después de la creación del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan las criaturas".
5.2.1.2 Definición de Dios
Podemos definir a Dios diciendo que es: un espíritu infinitamente perfecto que existe por sí mismo, y de quien todos los demás seres reciben la existencia.
Se dice:
5.2.1.3 Diferencias entre Dios y la criatura
Las criaturas no poseen su ser por necesidad de naturaleza; de hecho, hubo un momento en que no fueron y, aunque actualmente son, pudieron no haber sido. Tienen el ser recibido de otro (en último término de Dios), según el grado y los limites de su propia naturaleza. Dios en cambio, existe por sí mismo con necesidad absoluta; es el Ser sin limitación. Todo aquello que es algo -bondad, sabiduría, poder, bello- se encuentra en El, y no de cualquier modo sino en grado infinito.
5.2.2 LA ESENCIA DE DIOS
Así como para el hombre el concepto de animal racional define su naturaleza y sirve para deducir sus otras perfecciones (ser libre, poder adquirir virtudes, etc.), nos planteamos ahora si habrá en Dios una cualidad que sea la primera y de la que se deriven todas las demás.
Esa cualidad no podrá ser limitada, pues Dios es causa de infinitas perfecciones. Por tanto, tendrá que definirse a partir de aquello más primario y común de todo ser: y esta cualidad es precisamente, que t son", que tiene ser. Dios "es", pero no por tener el ser recibido como las criaturas, sino que "es" por esencia, con imposibilidad radical de no ser - Ya Platón había vislumbrado que el Ser divino tenía que bastarse a sí mismo; Dios no "tiene" su ser como nosotros, sino que "es" su ser. Aristóteles demostró claramente la necesidad de un Ser que es su ser.
Este razonamiento filosófico, que se desarrolla en la 3a. vía de Santo Tomás, encuentra una confirmación en la Revelación que Dios hace de su Naturaleza: Moisés preguntó a Dios: "¿Cuál es tu nombre? ¿Quién diré que me envía? Dijo Dios a Moisés: Yo soy el que es (Ego Sum qui sum). Esto dirás al pueblo: El que "es" (Yahweh) me envía a vosotros" (Éxodo 3, 14).
5.2.3 ATRIBUTOS DE LA ESENCIA DIVINA
Atributos divinos son las diversas perfecciones que distinguimos en Dios; como su Sabiduría, su Bondad, etc.
Estas perfecciones no son realmente distintas en Dios; y así su Sabiduría no difiere realmente de su Bondad, ni ambas de la esencia divina, porque Dios es Simplicísimo.
Sin embargo, las llamamos diversas, porque no pudiendo nuestro entendimiento abarcar de una mirada el cúmulo de infinitas perfecciones de Dios, se ve obligado a distinguirlas para poderlas estudiar.
La Esencia divina es Única, Simple, Infinita, Inmutable, Eterna e Inmensa:
a) Unidad
Dios es único, esto es, no puede haber sino un solo Dios, porque la esencia divina es incomunicable.
Esta verdad consta de muchos lugares de la Sagrada Escritura. Basta citar el primer mandamiento de la ley: "Yo soy el Señor tu Dios; no tendrás otros dioses delante de Mí" (Éxodo 20,
Los símbolos de la fe comienzan diciendo: "Creo en un solo Dios".
Concebimos a Dios como Ser Infinito, esto es, que tiene todas las perfecciones. Si hubiera varios dioses el uno no tendría las perfecciones de los otros, y así ninguno sería Dios. En otras palabras, es imposible que existan dos seres infinitos.
Se llama idolatría el error que consiste en admitir y adorar varios dioses. Las causas principales de la idolatría son:
Es deber de todo buen cristiano trabajar con la oración y la limosna por la conversión de los infieles.
b) Simplicidad
Dios es simple, esto es, no compuesto de partes.
La Simplicidad de Dios implica que Dios no tiene cuerpo, ni cualidades sensibles, ni partes de ninguna especie.
San Juan nos enseña que "Dios es un espíritu". Y en otro lugar que "nadie vio a Dios ni lo puede ver" (Jn. 4, 24; Jn. 1, 18).
En Dios no puede haber partes, porque todo ser compuesto es posterior a las partes que lo componen. Dios no puede ser posterior a ningún ser, porque es la causa de todos. Luego no puede constar de partes.
Ejemplos de que todo ser compuesto es posterior a sus partes: en una casa los ladrillos, piedras, maderas, etc., existen antes que la casa. Primero existen el hombre y el caballo; y entre los dos forman el jinete, etc.
Cuando la Sagrada Escritura nos habla de los ojos y manos de Dios, etc., emplea un lenguaje figurado para darnos a entender mejor sus perfecciones y sus obras.
Así para significamos que Dios todo lo sabe, nos dice que. "En todo lugar los ojos de Dios contemplan a los buenos y a los malos" (Prov. 15, 3). E Isaías pinta con estas grandiosas figuras el poder de Dios: "¿Quién es aquél que ha metido las aguas del océano en el cuenco de su mano, y sostiene con sólo tres dedos la mole del universo?" (Is 40, 12).
c) Infinidad
Dios es Infinito, esto es, tiene todas las perfecciones en grado sumo e ilimitado.
La Escritura nos enseña que Dios es la misma sabiduría, "el solo Poderoso ", "el solo bueno ", "el que da a todas las cosas vida y movimiento"; en una palabra, que tiene todas las perfecciones en sumo grado.
La razón nos demuestra que Dios es Infinito, porque de no serio podría recibir Más Perfecciones. Dependería entonces de aquél que se las diera, y, por tal motivo, no sería Dios.
La consideración de la infinita grandeza de Dios, unida al reconocimiento de nuestra miseria y pequeñez, debe humillarnos profundamente ante El. Este es el sólido fundamento de la humildad cristiana.
d) Inmutabilidad
La inmutabilidad de Dios consiste en que Dios no está sujeto a cambio ni en su Ser, ni en sus designios.
Así leemos en Santiago: "Dios, en quien no cabe mudanza ni sombra de variación". (1, 17). Y en Malaquías: "Yo soy el Señor y no cambio" (3, 6).
Pruebas de razón:
Cuando se dice en la Escritura que "Dios se arrepintió de haber creado al hombre", es un modo de hablar figurado, porque en realidad Dios no puede mudar ni arrepentirse (cfr. Gen. 6, 7).
Mudar o arrepentirse es cambiarse designios; Y el cambio de designios importa el conocimiento de cosas que antes se ignoraban. Pero Dios desde toda la eternidad todo lo sabe.
La Sagrada Escritura quiere significar simplemente la indignación Dios ante la maldad del hombre.
e) Eternidad
Consiste en que Dios no ha tenido principio ni puede tener fin.
"Tú, oh Dios, eres desde toda eternidad y por toda la eternidad", dice David (Sal. 89, 2).
Prueba de razón: Dios es eterno porque es el Ser necesario que lleva en sí la razón de su existencia, y no Puede no existir.
En consecuencia, para Dios no hay pasado ni futuro, sino que todas las cosas están en un eterno presente ante sus ojos.
Siendo Dios Acto Puro no cabe en Él la sucesión de tiempos y acontecimientos, como no cabe la adquisición de nuevas perfecciones. Todo lo abarca de una sola mirada y "mil años son para El como un día" (Sal. 89, 4).
Siendo Dios Eterno e Inmutable debemos unirnos a El por ser lo único que permanecerá para siempre. El más funesto engaño de los hombres es cuidar únicamente de lo que pronto desaparece y olvidarse de asegurar lo eterno.
f) Inmensidad. Presencia de Dios
La Inmensidad de Dios consiste en que está en todo lugar y en todas las cosas: y esto de tres modos:
No está lejos de cada uno de nosotros, sino que, "en El vivimos, nos movemos y somos" (Hechos 18, 27).
Dios es Inmenso porque como causa universal de todas las criaturas, debe obrar en ellas para crearlas, conservarlas y gobernarlas, pues ningún ser puede obrar donde no existe.
Pero Dios no está limitado ni contenido en ningún lugar, aun cuando está en todos los lugares. Por eso decía Salomón hablando del Templo: "Si el cielo y los cielos no pueden contenerte, cuánto menos esta casa que he levantado" (III Re. 8, 27).
La presencia de Dios debe movernos a evitar todo cuanto pueda ofenderle y a hacer todas nuestras obras dignas de sus divinos ojos. La Escritura atribuye el pecado al olvido de Dios: "El impío no tiene a Dios ante sus ojos, por eso su proceder es siempre perverso"; y nos muestra la virtud como fruto del pensamiento de su presencia. "Anda delante de mí, y serás perfecto" (Gen. 17, l).
Es también muy expresivo y digno de ser meditado este consejo que daba Tobías a su hijo: "Ten a Dios en tu mente todos los días de tu vida, y guárdate de consentir en el pecado " (Tob. 4, 6).
"Los hijos... ¡Cómo Procuran comportarse dignamente cuando están delante de sus padres!
Y los hijos de Reyes, delante de su padre el Rey, ¡cómo Procuran guardan la dignidad de la realeza!
Y tú. . . ¿no sabes que estás siempre delante del Gran Rey, tu Padre Dios?" (Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 265).
5.2. LA NATURALEZA DE DIOS Y SU OBRAR
5.2.1 LA NATURALEZA DE DIOS
5.2.1.1 Cómo podemos conocerlo
Podemos conocer a Dios por la razón y por la revelación.
En este capítulo se estudian aquellas realidades de la naturaleza divina susceptibles de ser alcanzadas por la razón. A partir del capítulo siguiente el principal apoyo en los desarrollos explicativos será el conocimiento a través de la Revelación.
La razón nos da a conocer la naturaleza de Dios de dos modos:
- Por acción, atribuyéndole todas las perfecciones que encontramos en las criaturas, y todas las que podamos concebir.
- Por remoción, removiendo de El todo cuanto las criaturas tienen de limitado e imperfecto.
Esta forma de conocer se llama analógica, es decir, según un grado de semejanza (Dios es bueno ya que vemos que las criaturas son buenas) y otro de desemejanza (Dios no es bueno del mismo modo ni en el mismo grado de las criaturas). A la analogía se sigue la eminencia: Dios es bueno, pero bueno infinitamente.
Así, pues, para el conocimiento racional de la naturaleza divina el punto de partida es la naturaleza de las criaturas y en particular la naturaleza humana: las perfecciones que ésta posee las trasladamos por analogía a la naturaleza divina, elevadas al infinito.
Y así, podemos atribuir a Dios la inteligencia, el poder, la bondad, la ciencia, la belleza, etc. Esta forma de proceder se apoya en un clarísimo texto de San Pablo (Rom. 1, 20-21): ". . . las perfecciones invisibles de Dios, su poder eterno y su divinidad, se han hecho visibles después de la creación del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan las criaturas".
5.2.1.2 Definición de Dios
Podemos definir a Dios diciendo que es: un espíritu infinitamente perfecto que existe por sí mismo, y de quien todos los demás seres reciben la existencia.
Se dice:
- Espíritu, esto es un ser inmaterial, dotado de entendimiento y voluntad como nuestra alma, aunque infinitamente más perfecto.
- Infinitamente perfecto, porque tiene todas las perfecciones posibles en grado sumo e ilimitado.
- Que existe por sí mismo, porque no ha recibido de nadie la existencia.
- Y de quien todos los demás seres reciben la existencia. El es el creador de todos los seres; y en cambio El no ha sido hecho por nadie, pues es el Ser necesario que existe desde toda la eternidad.
5.2.1.3 Diferencias entre Dios y la criatura
Las criaturas no poseen su ser por necesidad de naturaleza; de hecho, hubo un momento en que no fueron y, aunque actualmente son, pudieron no haber sido. Tienen el ser recibido de otro (en último término de Dios), según el grado y los limites de su propia naturaleza. Dios en cambio, existe por sí mismo con necesidad absoluta; es el Ser sin limitación. Todo aquello que es algo -bondad, sabiduría, poder, bello- se encuentra en El, y no de cualquier modo sino en grado infinito.
5.2.2 LA ESENCIA DE DIOS
Así como para el hombre el concepto de animal racional define su naturaleza y sirve para deducir sus otras perfecciones (ser libre, poder adquirir virtudes, etc.), nos planteamos ahora si habrá en Dios una cualidad que sea la primera y de la que se deriven todas las demás.
Esa cualidad no podrá ser limitada, pues Dios es causa de infinitas perfecciones. Por tanto, tendrá que definirse a partir de aquello más primario y común de todo ser: y esta cualidad es precisamente, que t son", que tiene ser. Dios "es", pero no por tener el ser recibido como las criaturas, sino que "es" por esencia, con imposibilidad radical de no ser - Ya Platón había vislumbrado que el Ser divino tenía que bastarse a sí mismo; Dios no "tiene" su ser como nosotros, sino que "es" su ser. Aristóteles demostró claramente la necesidad de un Ser que es su ser.
Este razonamiento filosófico, que se desarrolla en la 3a. vía de Santo Tomás, encuentra una confirmación en la Revelación que Dios hace de su Naturaleza: Moisés preguntó a Dios: "¿Cuál es tu nombre? ¿Quién diré que me envía? Dijo Dios a Moisés: Yo soy el que es (Ego Sum qui sum). Esto dirás al pueblo: El que "es" (Yahweh) me envía a vosotros" (Éxodo 3, 14).
5.2.3 ATRIBUTOS DE LA ESENCIA DIVINA
Atributos divinos son las diversas perfecciones que distinguimos en Dios; como su Sabiduría, su Bondad, etc.
Estas perfecciones no son realmente distintas en Dios; y así su Sabiduría no difiere realmente de su Bondad, ni ambas de la esencia divina, porque Dios es Simplicísimo.
Sin embargo, las llamamos diversas, porque no pudiendo nuestro entendimiento abarcar de una mirada el cúmulo de infinitas perfecciones de Dios, se ve obligado a distinguirlas para poderlas estudiar.
La Esencia divina es Única, Simple, Infinita, Inmutable, Eterna e Inmensa:
a) Unidad
Dios es único, esto es, no puede haber sino un solo Dios, porque la esencia divina es incomunicable.
Esta verdad consta de muchos lugares de la Sagrada Escritura. Basta citar el primer mandamiento de la ley: "Yo soy el Señor tu Dios; no tendrás otros dioses delante de Mí" (Éxodo 20,
Los símbolos de la fe comienzan diciendo: "Creo en un solo Dios".
Concebimos a Dios como Ser Infinito, esto es, que tiene todas las perfecciones. Si hubiera varios dioses el uno no tendría las perfecciones de los otros, y así ninguno sería Dios. En otras palabras, es imposible que existan dos seres infinitos.
Se llama idolatría el error que consiste en admitir y adorar varios dioses. Las causas principales de la idolatría son:
- La ignorancia y debilidad del entendimiento humano que toma como dioses las manifestaciones de Dios en la naturaleza. Especialmente aquellos que le causan admiración o temor, como el sol, el rayo, etc.; o que tienen relación más directa con la vida y felicidad del hombre, como el fuego, el agua, la paz, etc.
- La malicia del demonio que se hace adorar como Dios y lleva a los hombres a adorar los mismos vicios.
Es deber de todo buen cristiano trabajar con la oración y la limosna por la conversión de los infieles.
b) Simplicidad
Dios es simple, esto es, no compuesto de partes.
La Simplicidad de Dios implica que Dios no tiene cuerpo, ni cualidades sensibles, ni partes de ninguna especie.
San Juan nos enseña que "Dios es un espíritu". Y en otro lugar que "nadie vio a Dios ni lo puede ver" (Jn. 4, 24; Jn. 1, 18).
En Dios no puede haber partes, porque todo ser compuesto es posterior a las partes que lo componen. Dios no puede ser posterior a ningún ser, porque es la causa de todos. Luego no puede constar de partes.
Ejemplos de que todo ser compuesto es posterior a sus partes: en una casa los ladrillos, piedras, maderas, etc., existen antes que la casa. Primero existen el hombre y el caballo; y entre los dos forman el jinete, etc.
Cuando la Sagrada Escritura nos habla de los ojos y manos de Dios, etc., emplea un lenguaje figurado para darnos a entender mejor sus perfecciones y sus obras.
Así para significamos que Dios todo lo sabe, nos dice que. "En todo lugar los ojos de Dios contemplan a los buenos y a los malos" (Prov. 15, 3). E Isaías pinta con estas grandiosas figuras el poder de Dios: "¿Quién es aquél que ha metido las aguas del océano en el cuenco de su mano, y sostiene con sólo tres dedos la mole del universo?" (Is 40, 12).
c) Infinidad
Dios es Infinito, esto es, tiene todas las perfecciones en grado sumo e ilimitado.
La Escritura nos enseña que Dios es la misma sabiduría, "el solo Poderoso ", "el solo bueno ", "el que da a todas las cosas vida y movimiento"; en una palabra, que tiene todas las perfecciones en sumo grado.
La razón nos demuestra que Dios es Infinito, porque de no serio podría recibir Más Perfecciones. Dependería entonces de aquél que se las diera, y, por tal motivo, no sería Dios.
La consideración de la infinita grandeza de Dios, unida al reconocimiento de nuestra miseria y pequeñez, debe humillarnos profundamente ante El. Este es el sólido fundamento de la humildad cristiana.
d) Inmutabilidad
La inmutabilidad de Dios consiste en que Dios no está sujeto a cambio ni en su Ser, ni en sus designios.
Así leemos en Santiago: "Dios, en quien no cabe mudanza ni sombra de variación". (1, 17). Y en Malaquías: "Yo soy el Señor y no cambio" (3, 6).
Pruebas de razón:
- Dios no cambia en su Ser, porque ni puede adquirir nada nuevo, ni perder nada de lo que tiene, pues ya no sería infinito.
- Dios no cambia en los propósitos de su Voluntad, porque todo lo que sucede El lo tenía previsto y determinado desde la eternidad.
Cuando se dice en la Escritura que "Dios se arrepintió de haber creado al hombre", es un modo de hablar figurado, porque en realidad Dios no puede mudar ni arrepentirse (cfr. Gen. 6, 7).
Mudar o arrepentirse es cambiarse designios; Y el cambio de designios importa el conocimiento de cosas que antes se ignoraban. Pero Dios desde toda la eternidad todo lo sabe.
La Sagrada Escritura quiere significar simplemente la indignación Dios ante la maldad del hombre.
e) Eternidad
Consiste en que Dios no ha tenido principio ni puede tener fin.
"Tú, oh Dios, eres desde toda eternidad y por toda la eternidad", dice David (Sal. 89, 2).
Prueba de razón: Dios es eterno porque es el Ser necesario que lleva en sí la razón de su existencia, y no Puede no existir.
En consecuencia, para Dios no hay pasado ni futuro, sino que todas las cosas están en un eterno presente ante sus ojos.
Siendo Dios Acto Puro no cabe en Él la sucesión de tiempos y acontecimientos, como no cabe la adquisición de nuevas perfecciones. Todo lo abarca de una sola mirada y "mil años son para El como un día" (Sal. 89, 4).
Siendo Dios Eterno e Inmutable debemos unirnos a El por ser lo único que permanecerá para siempre. El más funesto engaño de los hombres es cuidar únicamente de lo que pronto desaparece y olvidarse de asegurar lo eterno.
f) Inmensidad. Presencia de Dios
La Inmensidad de Dios consiste en que está en todo lugar y en todas las cosas: y esto de tres modos:
- Por esencia, en cuanto les comunica ser y actividad.
- Por presencia, en cuanto está en todos los lugares presenciando lo que pasa en ellos.
- Por potencia, en cuanto conduce todas las cosas al fin que les ha señalado.
No está lejos de cada uno de nosotros, sino que, "en El vivimos, nos movemos y somos" (Hechos 18, 27).
Dios es Inmenso porque como causa universal de todas las criaturas, debe obrar en ellas para crearlas, conservarlas y gobernarlas, pues ningún ser puede obrar donde no existe.
Pero Dios no está limitado ni contenido en ningún lugar, aun cuando está en todos los lugares. Por eso decía Salomón hablando del Templo: "Si el cielo y los cielos no pueden contenerte, cuánto menos esta casa que he levantado" (III Re. 8, 27).
La presencia de Dios debe movernos a evitar todo cuanto pueda ofenderle y a hacer todas nuestras obras dignas de sus divinos ojos. La Escritura atribuye el pecado al olvido de Dios: "El impío no tiene a Dios ante sus ojos, por eso su proceder es siempre perverso"; y nos muestra la virtud como fruto del pensamiento de su presencia. "Anda delante de mí, y serás perfecto" (Gen. 17, l).
Es también muy expresivo y digno de ser meditado este consejo que daba Tobías a su hijo: "Ten a Dios en tu mente todos los días de tu vida, y guárdate de consentir en el pecado " (Tob. 4, 6).
"Los hijos... ¡Cómo Procuran comportarse dignamente cuando están delante de sus padres!
Y los hijos de Reyes, delante de su padre el Rey, ¡cómo Procuran guardan la dignidad de la realeza!
Y tú. . . ¿no sabes que estás siempre delante del Gran Rey, tu Padre Dios?" (Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 265).
...
Agradecemos al P. Ignacio Garro, S.J. por su colaboración.
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