P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.
El gran rey David
David nace hacia el 1040 a.C. en Belén de Judá. (El rey Saúl pertenecía a la tribu de Benjamín). Fue, sin duda, una persona brillante y extraordinaria desde muy joven. Tenía cualidades de poeta y músico, y llegó a ser una persona familiar en la casa del rey Saúl, haciéndose amigo entrañable de su hijo Jonatán y esposo de su hija Mical.
Pero David pertenecía a la tribu de Judá y no a la de Benjamín, y el interesado Saúl, al parecer, quería que la realeza siguiera en manos de su propia tribu, la de Benjamín. Fue tan aguda su preocupación dinástica, a medida que avanzaba en edad, que David se sintió vitalmente amenazado y decidió huir de aquella corte. Perseguido por un Saúl celoso, encontró refugio y ayuda del príncipe filisteo de Gat, que llegó incluso a concederle la ciudad de Sicelag. Su actitud fue entonces ambigua, la de favorecer a los filisteos “sus aliados”, evitando en lo posible el atacar a sus propios hermanos de raza. Pero trata de acrecentar su influencia en Judá mediante ayudas económicas.
Saúl y su heredero quedan exterminados por los filisteos en Gelboé. Como lo indicamos más arriba, Jonatán murió también en aquella infeliz batalla. David no tomaba parte en ella. Pero las tribus del Norte se sintieron amenazadas por los engreídos filisteos. Es el momento en el que David se hace proclamar rey de Judá en Hebrón, rompe con sus amigos filisteos y proyecta la alianza entre todas las tribus. Luego de intrigas y asesinatos por el poder en el reino del Norte, los ancianos de estas tribus acuden a Hebrón con el fin de reconocer a David como rey suyo. Se logra así la unión entre el N. (Israel) y el S. (Judá).
David rechaza entonces a los filisteos hacia la costa y conquista Jerusalén, ciudad considerada como inexpugnable bajo los jebuseos. La ciudad no pertenecía ni a Israel ni a Judá, y David establece en ella la capital, y la hace depositaría de lo más venerado como era el Arca de la Alianza.
David amplió sus conquistas hacia el Norte, hasta Siria; firmó tratados con los fenicios y estableció relaciones amigables con Egipto. Todo ésto fue posible porque tanto los pueblos egipcios y los de la mesopotamia se encontraban en circunstancias de desagregación y debilidad.
La sucesión del indiscutido y enaltecido rey David se constituye en un grave problema, porque sus herederos se disputan entre sí la primacía en el poder. (Los hijos provenían de varias esposas). El rey se decidió al fin por Salomón, fruto de su relación con su querida y amada Betsabé.
Guía del Libro segundo de Samuel
(1,1-27) • Reacción de David ante la muerte de Saúl y Jonatán.
(2,1-5,5) • David, rey de Judá. • Batalla de Gabaón. • Intrigas y disensiones en Israel. • David, es al fin consagrado también como rey de Israel.
(5, 6-8,18) • Conquista de Jerusalén. • Victoria contra los filisteos. • El arca en Jerusalen. • Profecía de Natán. • Oración de David. • Sumisión de los pueblos vecinos.
(9,1-12,31) • El hijo de Jonatán en la corte de David. • Derrota de los amonitas y árameos. • El gran pecado de David. • Su arrepentimiento. • Muerte del hijo de Betsabe y nacimiento de Salomón. • Conquista de Rabé.
(13,1-16,14) • Pecados de Amnón. • Venganza y fuga de Absalón. «Su regreso y perdón. • Intrigas de Absalón. • Huida de David. • Sibá y Semeí.
(16,15-20,26) • Absalón en Jerusalén. • Los consejos de Ajitófel y Jusay. • David es alertado.• Derrota de la gente de Absalón. • Su muerte. • Dolor de David. • Su regreso a Jerusalén. • Israel y Judá se disputan al rey. • Sedición y muerte de Seba, de la tribu de Benjamín.
(21,1-24,25) • Apéndices: David y los gabaonitas; los valientes de David; salmo 17 (18);
últimas palabras, más héroes, censo del pueblo y la peste; reparación del pecado.
TODAS LAS TRIBUS DE ISRAEL FUERON A HEBRÓN A VER A DAVID Y LE DIJERON: HUESO Y CARNE SOMOS; YA HACE TIEMPO, CUANDO TODAVÍA SAÚL ERA NUESTRO REY, ERAS TÚ QUIEN DIRIGÍAS LAS ENTRADAS Y SALIDAS DE ISRAEL. ADEMÁS EL SEÑOR TE HA PROMETIDO: TÚ SERÁS EL PASTOR DE MI PUEBLO ISRAEL, TÚ SERÁS EL JEFE DE ISRAEL. TODOS LOS ANCIANOS DE ISRAEL FUERON A HEBRÓN A VER AL REY, Y EL REY DAVID HIZO CON ELLOS UN PACTO EN HEBRÓN, EN PRESENCIA DEL SEÑOR, Y ELLOS UNCIERON A DAVID COMO REY DE ISRAEL. TENÍA TREINTA AÑOS CUANDO EMPEZÓ A REINAR, Y REINÓ CUARENTA AÑOS;
EN HEBRÓN REINÓ SOBRE JUDÁ SIETE AÑOS Y MEDIO, Y EN JERUSALÉN REINÓ TREINTA Y TRES AÑOS SOBRE ISRAEL Y JUDÁ. (2SM 5,1-5)
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Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
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