Itinerario Temático del Centenario de las Apariciones de Fátima - 1° Ciclo



Compartimos las Oraciones que se utilizaron en el Itinerario para los peregrinos al Santuario de la Virgen de Fátima, para poder rezarlas a manera de preparación al Centenario de las Apariciones de Nuestra Señora de Fátima.


Santísima Trinidad, Os adoro profundamente

Primer ciclo del itinerario temático del Centenario de las Apariciones de Fátima, en el año pastoral 2010-2011

El primer año del septenario conmemorativo del Centenario de las Apariciones de Fátima evoca las apariciones del Ángel, en 1916, centrándose en la actitud creyente de la adoración a Dios Trinidad.


LAS APARICIONES DEL ÁNGEL

Las tres apariciones del Ángel a los Pastorcitos, en 1916, fueron una preparación para las apariciones de Nuestra Señora, al año siguiente. La primera aparición sucedió en la primavera de 1916, en Loca do Cabeço; la segunda aparición, en verano del mismo año, tuvo lugar en el Pozo de Arneiro, al lado de la casa de Lucía; la tercera aparición, en otoño, fue, de nuevo, en Loca do Cabeço. En este primer año
del recorrido hacia la celebración del centenario de las apariciones, es el mensaje del Ángel el que
concentra nuestra atención. Ahí descubrimos la actitud fundamental de la adoración, que guía el
transcurso que se propone seguir.


1. Vía crucis de los Valinhos

Medito el camino de amor que nos trajo la Salvación en Jesucristo, a través del ejercicio del Vía Crucis contemplando los misterios de su Pasión, Muerte y Resurrección.


2. Calvario húngaro

Podemos rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria a manera de prepararnos para la siguiente estación.


3. Evocación de la I aparición del Ángel

Evocación
En la primavera de 1916, los tres pastorcitos estaban guardando el rebaño al lado de Loca do Cabeço. Mientras jugaban, ven aproximarse una figura que la Hª Lucía describe como “un joven de unos 14 a 15 años, más blanco que si fuera de nieve, que el sol convertía transparente como si fuera de cristal y de una gran grandeza”.

Nos cuenta la Hª Lucía:
“Al llegar al lado de nosotros, dijo:
– ¡No temáis! Soy el Ángel de la Paz. Orad conmigo.
Y arrodillándose en la tierra, se dobló hasta el suelo y nos hizo repetir tres veces estas palabras:
– Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
Después, levantándose, dijo:
– Orad así. Los corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas.
Sus palabras se grabaron de tal forma en nuestra mente que jamás nos olvidamos.
Y, desde ahí, pasábamos largo tiempo así postrados repitiendo – a veces, hasta caer cansados”.
Hermana Lucía, II Memoria, 1937

Oración
Profundamente inclinado, de rodillas o postrado, en actitud de adoración, rezó como el Ángel enseñó:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. (3 veces)


4. Evocación de la II aparición del Ángel

Evocación
Nos cuenta la Hermana Lucía:
“Pasado bastante tiempo, un día de verano, en el que habíamos ido a pasar la siesta a casa, jugábamos encima de un pozo que tenían mis padres en el quintal al que llamábamos Arneiro. (...) De repente, vemos al lado de nosotros la misma figura o Ángel, como me parece que era, y dijo:
– ¿Qué hacéis? Orad, orad mucho. Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente, al Altísimo, oraciones y sacrificios.
– ¿Cómo nos vamos a sacrificar?
– De todo lo que podáis, ofreced a Dios el sacrificio en acto de reparación por la pecados con que Él es ofendido y súplica por la conversión de los pecadores. Atraed, así, sobre vuestra Patria, la paz. Yo soy en Ángel de su guarda, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad, con sumisión, los sufrimientos que el Señor os envía”.
Hermana Lucía, II Memoria, 1937

Oración
Profundamente inclinado, de rodillas o postrados, en actitud de adoración, rezo:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
Dios mío yo creo que sois el único Dios verdadero, el Creador de todo lo que existe, el único Señor del Cielo y de la Tierra, el único digno de ser servido, adorado y amado.
Porque creo que todos los bienes de vosotros han de venir, os adoro y espero en vosotros, me abandono en vuestros brazos de Padre y confío en vuestro amor, porque sois mi Salvador. Os amo porque sois el único digno de mi amor, y quisiera pagaros con el mismo amor con que Tú me amas a mí.


5. Evocación de la III aparición del Ángel

Evocación
La tercera aparición tuvo lugar en Loca do Cabeço. Nos cuenta la Ha Lucía:
“Después de llegar ahí, de rodillas, con los rostros por tierra, comenzamos a repetir la oración del Ángel: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo, etc. No sé cuántas veces habíamos repetido esta oración, cuando vemos sobre nosotros brillar una luz desconocida. Nos levantamos para ver lo que pasaba y vemos al Ángel, sosteniendo en la mano izquierda un cáliz, sobre el cual está suspendida una hostia, de la cual caen algunas gotas de Sangre dentro del cáliz. El Ángel deja suspendido en el aire el cáliz, se arrodilla al lado nuestra, y nos hace repetir tres veces: Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y, por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Después se levanta, toma en sus manos el cáliz y la hostia. Me da la sagrada hostia a mí y la sangre del cáliz la divide entre Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios. Y, postrándose de nuevo en tierra, repitió con nosotros, otras tres veces, la misma oración: Santísima Trinidad...
etc., y desapareció. Nosotros permanecimos en la misma actitud, repitiendo siempre las mismas palabras; y, cuando nos levantamos, vimos que era de noche y, por eso, horas de venirnos para casa”.
Hermana Lucía, II Memoria, 1937

Oración
Profundamente inclinado, de rodillas o postrado, en actitud de adoración, rezo:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.


“ORAD, ORAD MUCHO”

A la conclusión de nuestro itinerario de adoración, durante el cual recordamos las apariciones del Ángel a los tres Pastorcitos, el mensajero de Dios nos deja un desafío claro: “Orad, orad mucho”, como “acto de reparación por los pecados con que Dios es ofendido y súplica por la conversión de los pecadores”.


Extractos tomados de:
http://www.fatima.pt/es/pages/primero-ciclo

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