Comentario sobre la Bula Misericordiae vultus - Punto 5



5. El Año jubilar se concluirá en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016. En ese día, cerrando la Puerta Santa, tendremos ante todo sentimientos de gratitud y de reconocimiento hacia la Santísima Trinidad por habernos concedido un tiempo extraordinario de gracia. Encomendaremos la vida de la Iglesia, la humanidad entera y el inmenso cosmos a la Señoría de Cristo, esperando que derrame su misericordia como el rocío de la mañana para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de todos en el próximo futuro. ¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros.


Echando una mirada al futuro, el Papa vuelve a expresar la gran confianza de que el Año Jubilar de la Misericordia sea regado con una inmensa lluvia de gracias; espera que sea “un tiempo extraordinario de gracia”; hasta se atreve a augurar (se diría que está viendo) que en cada persona, aun sin distinguir entre creyentes y no creyentes ni entre justos y pecadores, Dios va a realizar en plenitud el personaje de la parábola del sembrador, al que se le cae la semilla ya en los caminos y en toda clase de tierras, aun en las llenas de piedras y malas hierbas y con más razón y abundancia en todo terreno dispuesto a acogerla. Incluso confía, más que en un cambio pasajero,  en un vuelco en la historia de la salvación que lo ve como próximo: años impregnados de misericordia en que a los creyentes nos resulta fácil “ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios”. Incluso la formulación literaria de las ideas abre el corazón a esa Misericordia, que, siendo signo de la presencia de Dios, “está ya presente en medio de entre nosotros”. Y recordemos de nuevo que, al ser el Papa cabeza visible de toda la Iglesia, es conforme a la fe creer que recibe gracias especiales para dirigirla acertadamente. Por eso estas ideas del Papa, estimulándonos a todos a abrirnos y colaborar con esas grandes gracias que espera para la Iglesia y todos sus fieles (incluso para todos los hombres), deben llenarnos de confianza para orar, esforzarnos y perseverar confiadamente en nuestra confianza en la Misericordia de Dios para con nosotros y para nuestro ejercicio de la misericordia para con los demás.   



P. José Ramón Martínez Galdeano, S.J.
Director del Blog.

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