P. Fernando Martínez Galdeano, S.J.
Los estudioso llegan a un a conclusión, la de que el
evangelio según San Mateo, tal como hoy lo conocemos, no es obra de la pluma
del apóstol llamado Mateo. Este fue testigo ocular de la vida pública de Jesús
y no parece probable que tuviera que acudir al escrito de Marcos para describir
hechos y dichos de esa etapa de la cual él mismo formó parte, como sería caso
del autor de este evangelio en tal supuesto.
Pero uno de los primeros responsables de la Iglesia el
Obispo Papías, nos deja el siguiente testimonio: Mateo coleccionó en lengua
hebrea los dichos de Jesús y cada uno los interpretó como pudo.”
Además el hecho de que el pasaje muy conocido del
llamamiento de Jesús al publicano recaudador de tributos, que se presenta bajo
el nombre concreto de Mateo se haga precisamente en este evangelio y sólo en
él, ha dado motivos a que la tradición haya relacionado a su autor con aquel
antiguo cobrador de impuestos.
Quizás pueda mantenerse el testimonio de Papías como válido,
en la hipótesis de que el apóstol san Mateo habría escrito en arameo la colección de
dichos y hechos del Señor Jesús que los críticos actuales designan con la letra
“Q”, y que posteriormente el autor definitivo del evangelio según san Mateo
perteneciente a una segunda generación hiciera la versión en griego que hoy
conocemos.
Por los datos que manejamos, lo que se puede afirmar con
certeza es que el autor del evangelio según san Mateo era un cristiano que no
había conocido directamente a Jesús, que provenía del judaísmo y que conocía el
A. T. con soltura y precisión.
La datación de la redacción ya definitiva de este evangelio
es posterior al año 70 y lo más probable gira alrededor de los años 80, puesto
que se hace eco de la destrucción total de la ciudad de Jerusalén y porque
representa a una comunidad cristiana bastante formada y con un gran sentido de
su propia identidad común eclesial.
Dado que en el evangelio de Mateo, la señera figura de Pedro
aparece destacada, y que el escrito está dedicado a los judíos, particularmente
judaizante, que seguían obstaculizando el desarrollo y el progreso de las
primeras iglesias cristianas, la comunidad de donde brota este evangelio según
Mateo es lo más probable que fuera la ya estructurada iglesia de la ciudad de
Antioquía (Siria). Sabemos, por otra parte, que Pedro mantuvo una intensa
actividad entre los judíos en esta ciudad ( Gal 2,6-14).
Mateo: del A.T, al N.T.
El evangelio de Mateo está orientado principalmente a los
cristianos procedentes del judaísmo. Estos conocen muy bien las Escrituras y en
su corazón resuenan las palabras de Jesús: “No
penséis que he venido a abolir las enseñanzas de la Ley y los profetas; no he
venido a abolirlas sino a llevarlas hasta las últimas consecuencias”.
En los tiempos del evangelista (a80) los cristianos ya habían
sido expulsados de las sinagogas, y así se explican las palabras tan duras que
aparecen en los labios de Jesús contra los celosos e intolerantes fariseos,
Jesús, el señor es presentado como un nuevo Moisés,
legislador y fundador de in pueblo universal que recibe el nombre de “Iglesia”,
e Israel es llamado por derecho propio a ser parte de ese pueblo “nuevo” sin fronteras
y sin límites geográficos.
DICHOSOS LOS
POBRES EN EL ESPÍRITU, PORQUE SUYO ES EL REINO DE LOS CIELOS.
DICHOSOS LOS
QUE ESTAN TRISTES, PORQUE DIOS MISMO LOS CONSOLARÁ.
DICHOSOS LOS
DE CORAZÓN HUMILDE, PORQUE HEREDARÁN LA TIERRA.
DICHOSOS LOS
QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE HACER LA VOLUNTAD DE DIOS, PORQUE DIOS LOS SACIARÁ.
DICHOSOS LOS
MISERICORDIOSOS, PORQUE DIOS TENDRÁ MISERICORDIA DE ELLOS.
DICHOSOS LOS
QUE TIENEN UN CORAZÓN LIMPIO PORQUE ELLOS VERÁN A DIOS.
DICHOSOS LOS
QUE CONSTRUYEN LA PAZ, PORQUE SERÁN LLAMADOS HIJOS DE DIOS.
DICHOSOS LOS
PERSEGUIDOS POR HACER LA VOLUNTAD DE DIOS, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS
CIELOS.
DICHOSOS
SERÉIS CUANDO OS INJURIEN Y PERSIGAN Y DIGAN CONTRA VOSOTROS TODA CLASE DE
CALUMNIAS POR CAUSA MIA.
¡ALEGRAOS Y
REGOCIJAOS, PORQUE SERÁ GRANDE VUESTRA RECOMPENSA EN LOS CIELOS, PORQUE ASÍ
PERSIGUIERON A LOS PROFETAS ANTERIORES A VOSOTROS!
...
Agradecemos al P. Fernando Martínez, S.J. por su colaboración.
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