Profesor del Seminario Arquidiocesano de Arequipa, ex profesor del Seminario de Trujillo.
6. EL ESPIRITISMO Y LA IGLESIA CATÓLICA
Es conveniente que nos fijemos particularmente en las distorsiones que estos movimientos encierran para la vivencia de la fe cristiana.
a.- El dato de la Revelación
En primer lugar recordamos el dato de la Revelación en las citas siguientes: Ex 22, 18; Lev 19, 31; 10, 6. 27; Deut 18, 9-12; 1 Reyes 28, 5-25; Is 8, 19-20. En estos pasajes quedan expresamente prohibidas las prácticas espiritistas, sean del tipo que sean. Estas prohibiciones son precisamente lo que Allan Kardec entiende como la práctica espiritista, y que él considera como real y buena. Pero no sólo en el A T, también en el N T por el comportamiento de los Apóstoles sabemos que ellos tenían la conciencia de que la determinación de Dios en el A T seguía en pleno vigor también para los fieles de la Nueva Alianza, es decir, los cristianos. Así vemos Hech 8, 9-12, el caso de Simón el Mago; en Hech 13, 6-12, el caso de Bar Jesús, el Mago Elimas.
b.- La Doctrina de la Iglesia
La doctrina de la Iglesia enseña que las almas de los fieles difuntos existen ahora hasta la resurrección de los cuerpos, en el día de la resurrección final, con una existencia puramente espiritual, sin "periespíritu". Las almas de los fieles difuntos que murieron en estado de justicia están en la presencia de Dios gozando de su gloria, las almas de los fieles que murieron en estado de pecado mortal están apartadas de Dios y esperando la resurrección de los muertos.
Los fieles cristianos nos hallamos tanto más próximos a las almas de los justos cuanto más unidos estamos a Dios por Cristo en el Espíritu Santo. En la Iglesia Católica, los proclamados santos, son nuestros intercesores por medio de Cristo ante Dios Padre y pueden obtenernos gracias, dones, y favores espirituales, si esa es la voluntad de Dios. La teología del Cuerpo Místico de Cristo, cuya cabeza es Cristo, nos enseña que todos81 somos miembros de un mismo Cuerpo y que estamos en comunicación (vía de la gracia) los vivos y los muertos por pertenecer a este mismo y único Cuerpo. Las almas de los fieles justos para comunicarse con nosotros, los fieles en la tierra, no necesitan de "mediums", ni de nada extraño, sino que se valen de su intercesión ante Dios en favor nuestro.
Los espiritistas de más relieve e influencia comenzando por su teorizador A. Kardec, no han tenido rubor en publicar su intención de aniquilar al cristianismo. Por ello y por la incompatibilidad de las creencias espiritistas con las verdades de la Revelación divina y con la fe cristiana, la Iglesia Católica ha condenado repetidas veces las prácticas espiritistas, así, por ejemplo, un año antes de que A. Kardec publicara su libro: "Livre des espirits", el Santo Oficio de Roma, emitió el siguiente comunicado, el 24 de abril de 1917:
"Si es lícito por el que llaman "medium", o sin el "medium", empleado o no el hipnotismo, asistir a cualquiera alocuciones o manifestaciones espiritistas, siquiera a las que presentan apariencia de honestidad o de piedad, ora interrogando a las almas o espíritus, ora oyendo sus respuestas, ora sólo mirando, aun con protesta tácita o expresa de no querer tener parte alguna con los espíritus malignos".
Respuesta: Negativo a todo ".
El Conc. Vat. II en Lumen Gentium nº 49, determina expresamente la nota nº 2 : "contra todas las formas de evocación de los espíritus"; y reafirma los documentos del Magisterio de la Iglesia, aludiendo, entre otros, al papa Alejandro IV (1258).
c.- Negación de la fe cristiana
El tema fuerte del espiritismo es la teoría de la "reencarnación", es necesario recordar que la palabra "reencarnación" está llena de postulados, presupuestos, principios y conclusiones directamente opuestas al mensaje del Evangelio.
Este término, "reencarnación", está cargado de elementos contrarios a la doctrina cristiana y especialmente en lo referente a nuestra redención realizada por Jesucristo. En fecto, la "reencarnación" es una doctrina filosófico-teológica que es estrictamente auto-redentora. Es decir, mi alma no la salva Cristo del poder del pecado y de la condenación eterna sino que se salva a sí misma a base de ir purificándose en sucesivas e ininterrumpidas reencarnaciones, hasta que llegue a un momento final que queda totalmente purificada. No hay necesidad de la salvación por Cristo. Cristo no es mi salvador, yo soy mi salvador. La "reencarnación" niega nuestra redención por Cristo, niega asimismo todo cuanto está íntimamente unido a esta redención de Cristo, o todo lo que de ella se desprende o deriva, como la Iglesia, que es la continuadora de la obra de Cristo, la necesidad de la gracia santificante y de los sacramentos, etc.
En la teoría reencarnacionista tampoco hay lugar para la doctrina cristiana sobre la unicidad de la vida terrena cristiana, con sus obras y sus méritos y su recompensa (salvación ), o castigo (condenación), en la vida eterna. No tiene en cuenta la Segunda Venida triunfal de Cristo, no cree en la resurreción final de la carne, no cree que Cristo ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Por todos estos elementos y otros más el Espiritismo, con su doctrina y su práctica impide seriamente la vivencia auténtica de la fe cristiana.
Finalmente, además de que el espiritismo impide vivir la auténtica fe cristiana a la Iglesia Católica lo que le preocupa, es el enorme daño que para la higiene mental y psicológica de sus fieles se puede seguir de la práctica frívola y curiosa de muchas de estas sesiones espiritistas, que las más de las veces se presentan como juegos o divertimentos inocentes o de pasatiempo, cuando en realidad su práctica es verdaderamente nociva. El Prof. Hans Bender, una de las personalidades contemporáneas más eminentes en la investigación y en el conocimiento objetivo de la fenomenología paranormal, afirma en una de sus obras:
"Estas prácticas (espiritistas) atentan especialmente contra la psicohigiene. Las actitudes supersticiosas que se fundan en la errónea interpretación de una comunicación con los espíritus están muy extendidas y en ellas se encierrra, como se ha probado en muchos casos, el origen de la enfermedad psíquica".
El mismo Prof. Bender estudió la por él llamada "psicosis de mediums", que afecta a muchas de las personas que practican con asiduidad sesiones espiritistas, ya que en ellas se induce a un estado de pasividad, muy perjudicial al psiquismo humano, y que, al debilitar el organismo, tiende a borrar la personalidad normal, al mismo tiempo que es la causa de alucinaciones y otros graves desórdenes físicos y mentales, así como, en otras ocasiones, a una cierta perversidad moral.
De todos estos estados psico-somáticos se trata ampliamente en la obra del Dr. Viollet titulada: "Le spiritisme dans se rapports avec la follie", (El Espiritismo y sus relaciones con la locura). Con la práctica del espiritismo no estamos en presencia de simples "juegos de salón" o de divertimentos inocentes o que se prestan a la curiosidad malsana. Se trata más bien de prácticas sumamente peligrosas para la higiene mental y para la vivencia de la fe cristiana. Se atenta seriamente contra la seguridad emocional de quienes, en su mayoría, acuden a ellas sin una debida preparación y movidos por motivaciones poco claras, que se disfrazan, generalmente, con intenciones emocionalmente tortuosas, que en la mayoría de los casos terminan necesitando asistencia psiquiátrica.
Estas prácticas espiritistas son especialmente peligrosas entre los adolescentes y jóvenes, en quienes la personalidad no está lo suficientemente integrada y cristalizada y que al tomar estas prácticas como juego inocente, especialmente "la ouija", causa, o puede causar, verdaderos estragos en las áreas más profundas de su personalidad. Por todo esto y por otras muchas razones, antes explicitadas, la Iglesia desaconseja las prácticas espiritistas.
81 La Iglesia enseña el principio de "la comunión de los santos", es decir, es la común unión que disfrutan todos los bautizados en Cristo. Enseña también que en la Iglesia de Cristo se dan tres niveles: la Iglesia Triunfante que es la compuesta por las almas de los santos que están ya en el cielo. La Iglesia Purgante, son las almas de aquellos fieles que murieron en la gracia de Cristo pero están purificando sus penas temporales, y la Iglesia Peregrina que está compuesta por todos aquellos fieles que viven ahora en la tierra. Todos se hallan unidos por la gracia de Cristo. Quedan excluidas aquellas almas de los difuntos que murieron en pecado mortal y que se sienten rechazadas y separadas de Dios.
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