Jesús sabía que era necesario que sucediese así para nuestra salvación, no fue producto de las circunstancias
“Tomando consigo a los Doce, les dijo: «Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron para el Hijo del hombre; pues será entregado a los gentiles, y será objeto de burlas, insultado y escupido; y después de azotarle le matarán, y al tercer día resucitará».” Lucas 18, 31-33.
“... Y doy la vida por las ovejas... Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.” Juan 10, 15.17-18.
“Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados…»” Mateo 26, 27-28.
“… Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.” Juan 12, 23-24.
“Ahora mi alma está turbada. Y ¿qué voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto!” Juan 12, 27.
Era la voluntad del Padre
“Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la tuya.” Lucas 22, 42.
“… La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?” Juan 18,11.
Fue un sufrimiento real
“… fue detenido, enjuiciado… y herido de muerte por los crímenes de su pueblo” Isaías 53,8-9.
“… Eran nuestras dolencias las que Él llevaba y nuestros dolores los que soportaba… Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz.” Isaías 53,2-5.
“Era algo espantoso. Porque desfigurado ni parecía hombre ni tenía aspecto humano; algo inenarrable, algo inaudito. Como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado, como un hombre de dolores, molido a sufrimientos, ante el cual se retira la mirada, despreciable y sin nada estimable.” Isaías 52,14 - 53,3.
“… el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados." 1 Pedro 2, 24
“… Se humilló obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz." Filipenses 2,7-9.
Murió para el perdón de nuestros pecados
“Fíjense cómo Cristo murió por los pecadores, cuando llegó el momento, en un tiempo en que no servíamos para nada.” Romanos 5, 6.
“Pero Dios dejó constancia del amor que nos tiene: Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Con mucha más razón ahora nos salvará del castigo si, por su sangre, hemos sido hechos justos y santos. Cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Él por la muerte de su Hijo; con mucha más razón ahora su vida será nuestra plenitud.” Romanos 5, 8-10.
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Imágenes de la película "La pasión de Cristo", dirigida por Mel Gibson.
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