P. Ignacio Garro, jesuita †
6.2. DIVISION DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA
Continuación
6.2.4. II MEDIOEVO
6.2.4.1. Expansión de la Iglesia por Europa
Un hecho sobresaliente de esta época es la conversión de los pueblos germánicos al cristianismo y su incorporación a la Iglesia Católica, tarea que duró varios siglos. La Iglesia dio a los pueblos germánicos no sólo los bienes sobrenaturales de la salvación eterna, sino también los medios culturales que les llevó a un progreso humano que ni ellos mismos sospechaban.
En esta época hay que situar la conversión al catolicismo de los Frisios, los Sajones, los Bávaros, los Alemanes, los Turingios, los Eslavos y los Normandos.
6.2.4.2. El Cisma de Oriente
Este cisma, conocido también como cisma griego, separó al Oriente (Balcanes, Asia y Rusia) del Occidente, abriendo un abismo tan profundo entre las dos comunidades que no ha vuelto a cerrarse sino pasajeramente y sin resultado permanente.
El Cisma se fue gestando. Se inició en el siglo IX y se consumó en el siglo XI (1054).
En el año 847, San Ignacio, patriarca de Constantinopla negó públicamente la comunión a César Bardas, que regía el Imperio, por razones de moralidad pública. César destituyó a Ignacio y nombró patriarca a Focio hasta entonces primer ministro. Focio recibió en una semana todas las órdenes hasta la consagración episcopal, con la particularidad de que se las concedió el obispo de Siracusa que había sido excomulgado por Ignacio.
El Papa Nicolás I, por el sínodo de Roma de 863, depuso de sus sedes a Focio y a sus partidarios. Focio pasó al ataque: acusó a los latinos de que usaban pan ácimo (sin levadura) para la consagración, como los judíos; que usaban el Filioque en el Credo; que habían impuesto el celibato a los clérigos y reunió un sínodo en 867 en el que depusieron al Papa por "herético y devastador de la viña del Señor".
Los sucesores de Focio en su sede mantuvieron una fría reserva ante Roma. Miguel Cerulario en 1054 consumó el cisma, haciendo prácticamente las mismas acusaciones hechas por Focio. El Papa San León IX interviene recordando su primacía y enviando tres legados a Constantinopla para que resolvieran todas las dificultades con el patriarca y el emperador. Por no llegar a un acuerdo los legados depositaron sobre el altar de Santa Sofía la sentencia de deposición y excomunión contra Miguel Cerulario (1054).
Días más tarde Miguel Cerulario reúne en Constantinopla un sínodo de obispos orientales, que pronunció a su vez, la excomunión contra el Papa. Esta vez la separación fue definitiva. El ejemplo de Constantinopla fue seguido por otros orientales: servios, búlgaros, rusos y romanos se unieron al cisma y se erigieron, para su desgracia, en iglesias autocéfalas.
El daño causado por este cisma ha sido enorme: no hubo pérdidas numéricas extraordinarias, pero sí se cerró para la Iglesia Católica la posibilidad de extenderse hacia Oriente. En cambio, para los orientales fue una desdicha separarse y han quedado como anquilosados y petrificados.
6.2.4.3. La Escolástica
Se llama escolástica a la filosofía de la segunda parte de la Edad Medía que, siguiendo un método especial, y tomando generalmente como gula a Aristóteles, se enseñaba en las escuelas episcopales y palatinas (de ahí su nombre, de "schola"). Sus seguidores eran denominados escolásticos; de estas escuelas pasó a las universidades.
La escolástica se caracteriza por un sistema peculiar de exponer la fe y se propone hacer ver cómo entre la razón y la fe, la filosofía y la teología, hay una íntima unión; la filosofía ha de ponerse al servicio ("ancilla", como esclava) de la teología.
El gran esplendor de la escolástica se alcanzó en el siglo XIII, con maestros insignes como San Alberto Magno, San Buenaventura, Alejandro de Hales, Duns Scoto y Santo Tomás de Aquino, sin duda la lumbrera mayor.
Santo Tomás de Aquino por la santidad de vida, la profundidad de su saber y la, precisión de su lenguaje sabe recoger toda la tradición cristiana anterior y elaborar una doctrina sistemática. Sus obras más conocidas son la Suma Teológica y la Suma contra gentiles. La Iglesia ha recomendado innumerables veces la filosofía y la teología de Santo Tomás, desde poco después de su muerte hasta nuestros días, calificándola como la doctrina más segura a seguir.
6.2.5. III EDAD NUEVA
6.2.5.1. El Cisma de Occidente
Por diversas circunstancias políticas, los Papas residieron en Aviñón (Francia) durante setenta años (1306-1377). Atendiendo a los ruegos de Santa Catalina de Siena, Gregorio X11 regresó a Roma. Sin embargo, a su muerte en 1378, la Cristiandad se dividió en dos bandos de marcada influencia política. La división duró cuarenta años con un Papa en Roma y otro en Aviñón.
6.2.5.2. Expansión de la Iglesia en América y Asia
Desde finales del siglo XV con el descubrimiento de América en 1492, el continente americano se abrió para la cristiandad, gracias a la actividad misionera desarrollada por españoles y portugueses. Las Filipinas fueron también evangelizadas lo mismo que la India, China y Japón, pero en estos dos últimos países hubo fuertes persecuciones.
6.2.5.3. La llamada reforma protestante
Fue forjada principalmente por Martín Lutero y Calvino. Lutero con una vida azarosa, siendo religioso, sacó la falsa conclusión de que la ley de Dios era impracticable y apoyándose en el texto de San Pablo (cfr. Rom. 1, 16-17) afirmó que el hombre se justifica por la sola fe, por la confianza en que seremos salvados, sin necesidad de nuestras buenas obras. Rechazó la Tradición cristiana reduciendo toda la Revelación a la Sagrada Escritura que puede ser interpretada, dice, por cualquiera y no por el Magisterio de la Iglesia. Dice que la Iglesia Romana no es ya la Iglesia de Cristo, se rebela contra el Papa y divide la Iglesia pretendiendo reformarla.
6.2.5.4. El Cisma de Inglaterra
El rey Enrique VIII (1509-1547) introdujo la falsa reforma y consumó el cisma inglés. Había sido un buen católico e incluso recibido el título de defensor de la fe por un escrito contra Lutero, sin embargo, cuando el Papa Clemente VII se negó en 1527 a declarar la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos de España), éste se unió con Ana Bolena e hizo que "el acto de supremacía" fuera votado por el Parlamento por el que se declaraba al rey cabeza de la Iglesia en Inglaterra, consumando así el cisma.
6.2.6. IV EPOCA MODERNA
6.2.6.1. El Concilio Vaticano I
Fue convocado por el Papa Pío IX, y se celebró en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, por lo que se denominó Concilio Vaticano I (1869-1870). En este Concilio fue definido el dogma de la infalibilidad del Papa: por la especial asistencia del Espíritu Santo, el Vicario de Cristo y sucesor de San Pedro, no puede errar si ejerce su magisterio ex cathedra en lo referente a la fe y a las costumbres.
El Papa Pío IX definió también el dogma de la Inmaculada Concepción (1854).
6.2.6.2. El Modernismo
El modernismo es una corriente de pensamiento que contiene muchos errores. Los modernistas intentan explicar la religión, sus dogmas y su moral por un sentido o sentimiento religioso que hay en el hombre. El modernismo es el intento de acomodar la fe a las filosofías "modernas" de tipo inmanentista. Los errores modernistas siguen una línea agnóstica, inmanentista y un evolucionismo radical.
El Papa San Pío X, condenó el modernismo repetidas veces, pero de modo especial en la encíclica Pascendi de 1907 verdaderamente providencial por adelantarse y desenmascarar con detalles los errores modernistas, atajándolos con prudentes medidas disciplinares.
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