P. Fernando Martínez Galdeano, jesuita
Don es algo que se recibe de Dios, por iniciativa suya. Nuestra actitud básica será la de abrirnos al don de Dios mismo: “Si conocieras el don de Dios y quién soy yo...” (Jn 4,10); “Si Dios les había dado a ellos el mismo don que a nosotros por creer en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?” (Hch 11,17); "Pero no hay comparación entre el delito y el don. Porque, si por el delito de uno, todos murieron, mucho más la gracia de Dios, hecha don gratuito en otro hombre, Jesucristo, sobreabundó sobre todos” {Rm 5,15).
Y la gracia, la vida de Dios en nosotros, se recibe para que en comunión con Cristo nuestra propia vida sea de ayuda para los demás: “Cada uno ha recibido su don; ponedlo al servicio de los demás, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (IPe 4,10). Y la unión en el amor se realiza mediante el don de lo mejor de uno mismo. Así puede ser verdad el dicho: “hay más felicidad en dar que en recibir” (Hch 20,35).
Agradecemos al P. Fernando Martínez SJ por su colaboración.
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