Intención del Papa Francisco para el mes de Septiembre: Respeto por los recursos del planeta

 



Comentario de Papa Francisco a la intención del mes

En la doctrina social de la Iglesia se habla de destino universal de los bienes. ¿Qué significa? Escuchemos lo que dice el Catecismo: «Al comienzo Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad para que tuviera cuidado de ellos, los dominara mediante su trabajo y se beneficiara de sus frutos. Los bienes de la creación están destinados a todo el género
humano» (n. 2402).

Y también: «El destino universal de los bienes continúa siendo primordial, aunque la promoción del bien común exija el respeto de la propiedad privada, de su derecho y de su ejercicio» (n. 2403). La Providencia, sin embargo, no dispuso un mundo «en serie», existen diferencias, condiciones diversas, culturas diversas, así se puede vivir atendiéndose los unos a otros. El mundo es rico en recursos para asegurar a todos los bienes primarios. Y sin embargo, muchos viven en una escandalosa indigencia y los recursos, usados sin criterio, se van deteriorando.

Pero el mundo es uno solo. La humanidad es una sola. La riqueza del mundo, hoy, está en las manos de la minoría, de pocos, y la pobreza, es más, la miseria y el sufrimiento, en las de de tantos, de la mayoría. Si en la tierra existe el hambre, no es porque falta la comida. Es más, por las exigencias del mercado se llega a veces a destruirla, se tira. Lo que hace falta es un empresariado libre y de grandes horizontes, que asegure una adecuada producción, y una perspectiva solidaria, que asegure una justa distribución.

Dice también el Catecismo: «El hombre, al servirse de esos bienes, debe considerar las cosas externas que posee legítimamente no sólo como suyas,sino también como comunes, en el sentido de que puedan aprovechar no sólo a él, sino también a los demás» (n. 2404). Cada riqueza, para ser buena, tiene
que tener una dimensión social.

AUDIENCIA GENERAL FRANCISCO 7 DE NOVIEMBRE DE 2018
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Actitudes del mes para encarnar en nuestra vida




Las intenciones de oración del Papa nacen de la compasión por el mundo y, por lo tanto, expresan desafíos para la humanidad y para la misión de la Iglesia. Cuando Francisco nos confía sus intenciones de oración, nos ayuda a acercarnos al corazón de Cristo, a contemplar el mundo con sus propios ojos: «El corazón de Cristo es tan grande que desea acogernos a todos en la revolución de la ternura. La cercanía al Corazón del Señor insta a nuestro corazón a acercarse a nuestro hermano con amor, y nos ayuda a entrar en esta compasión por el mundo»
Francisco.

Cada intención puede ser desplegada en actitudes concretas que ayudan a encarnarla en la propia vida. Estas actitudes constituyen “una bajada” a la vida concreta y por tanto orientan el diseño de contenidos en los diversos proyectos de la RMOP, las instancias de formación, oración y actividades apostólicas en las comunidades cuyo tema sea la intención de oración mensual. Las actitudes orientan el modo de concretar en la propia vida, la intención de oración.

La actitud que aparece en el centro es la actitud global mensual, la cual es desplegada en actitudes concretas a trabajar durante el mes.


Mis pequeñas decisiones

Para aquellos a los que nos llama la atención la ciencia y la tecnología, los avances científicos y tecnológicos de los últimos 50 años, son más que sorprendentes.

Los adelantos en telecomunicaciones han facilitado que podamos mantener una charla cara a cara con un amigo que vive del otro lado del planeta. En el área de la medicina, no sólo podemos ver a un niño en el vientre de su madre, sino que, si hace falta, podemos practicarle una cirugía.

La tecnología aplicada a la agricultura y ganadería ha permitido quintuplicar la producción de alimentos. Sin embargo, el número de seres humanos que mueren de hambre no ha disminuido ni una quinta parte; es muy posible que no conozca el nombre de mis vecinos; y el niño en el vientre de su madre se ha convertido en un objeto de lucha y comercio.

Y por qué, con tanto potencial para mejorar la vida de todos, pareciera que la tecnología nos empeora las cosas. El problema no está en la tecnología. Está en nosotros, es del ser humano. Jesús fue muy claro cuando dijo que “lo malo no es lo que entra al hombre, sino lo que sale de él”. Y lo que sale de nosotros, es el resultado de nuestras decisiones, de nuestras elecciones. Soy yo el que, en cada acto, decido satisfacer más mis deseos y temores, que las necesidades y apuros de los que me rodean. Soy yo el que elijo priorizarme, a darme a los demás.

Habrá menos hambre en el mundo, cada vez que yo elija dar mi comida a un hambriento. Habrá un mundo más solidario, cada vez que me interese por la vida de mis vecinos, que me alegre con sus logros, y me entristezca con sus fracasos.

Habrá un mundo con más amor, cuando elija sentarme a acompañar a un enfermo o un anciano, cada vez más solos en los hospitales o geriátricos. Habrá un mundo más pacífico, cada vez que no conteste con enojo, cada vez que, ante la dificultad en vez de defender mi posición, busque comprender la del
otro.

La solidaridad, la generosidad, la paciencia, la escucha atenta, la compañía, no son cosas que se puedan comprar, ni tampoco entes que anden por el mundo. Lo que hay en el mundo son personas que encarnan estas acciones: personas solidarias, personas generosas, personas pacientes, personas que escuchan, personas que se acompañan… Es decir, sólo comenzando por mí mismo, siendo solidario, generoso, paciente, compañero, estaré cuidando la casa común y haciendo de este hermoso mundo que Dios nos ha regalado, un lugar como el que Él quiere.

FERNANDO IANCHINA
RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA
ARGENTINA - URUGUAY

FUENTE: REVISTA DIGITAL, RED MUNDIAL DE ORACIÓN DEL PAPA, SEPTIEMBRE 2020 - Nº47

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