El Compromiso en los Principios y Normas Generales
164. “Ser miembro de la Comunidad de Vida Cristiana presupone una vocación
personal. Durante un período de tiempo especificado en las Normas Generales, el
candidato es iniciado en el estilo de vida de la CVX. Este período de tiempo
permite al candidato y a la comunidad discernir su vocación. Una vez tomada la
decisión y aprobada por la Comunidad, el nuevo miembro asume un compromiso
temporal, y con la ayuda de la comunidad comprueba su aptitud para vivir de
acuerdo con el fin y el espíritu de la CVX. Pasado un período de tiempo adecuado,
determinado en las Normas Generales, se asume el compromiso permanente.”1
165. “Cualquiera que sea el modo en que tenga lugar la admisión, los nuevos
miembros deben ser ayudados por la Comunidad a asimilar el estilo de vida de la
CVX, a decidir si se sienten llamados a él, si desean y son capaces de vivirlo, y a
identificarse con la Comunidad de Vida Cristiana más allá de su grupo inmediato.
Después de un período de tiempo ordinariamente no mayor de cuatro años ni
menor que uno, los nuevos miembros asumen un compromiso temporal de vivir
según este estilo de vida. Como medio para llegar a esta decisión personal, se
recomienda vivamente una experiencia de los Ejercicios Espirituales.”2
166. “El compromiso temporal es válido como tal, a menos que la persona se
retire libremente de la Comunidad o sea excluido por ella, hasta que, previo un
discernimiento, el miembro expresa su compromiso permanente en la CVX. El
período de tiempo entre el compromiso temporal y el permanente ordinariamente
no debería sobrepasar los ocho años ni ser menor de dos.”3
167. “Una experiencia completa de los Ejercicios Espirituales en una de sus varias
modalidades (en la vida ordinaria, varios retiros en varios años, un mes cerrado)
precede el compromiso permanente en la Comunidad de Vida Cristiana”.4
A. Fundamentación del Compromiso
Cuando nos preguntamos por las razones que nos motivan en CVX a
comprometernos descubrimos los fundamentos mismos del compromiso.
Tres son los fundamentos principales:
168. 1 - El fundamento teológico trinitario. La raíz del compromiso en CVX
no está en nosotros mismo sino en Dios. El Principio y Fundamento de nuestro
compromiso está en Dios que establece una alianza irrevocable con su pueblo. El
Señor es el primero en comprometerse permanente y visiblemente. Dios manifiesta esta alianza en las múltiples liberaciones a lo largo de nuestra historia.
Pero la prueba más visible es la Encarnación, en la que nos muestra “sin dejar
lugar a dudas” que Él nos ha amado primero y que su alianza con nosotros es
irrevocable.5
169. 2 - El fundamento antropológico. No somos espíritus puros. Somos
humanos y necesitamos que las experiencias más profundas se expresen a través
de nuestro cuerpo, de nuestros sentidos. Nuestra relación con el misterio de Dios
se expresa mejor con signos visibles, sacramentales. Somos también seres
históricos que viven en el tiempo. Nuestra experiencia espiritual y apostólica se
da igualmente en el tiempo. De ahí que el compromiso temporal o permanente
hecho por los miembros de CVX se hace accesible a los sentidos. El compromiso
permanente quiere significar que, en la contingencia del tiempo, nuestra unidad
de medida es el Amor de Dios siempre fiel y la plenitud del misterio de Cristo que
recapitula en Sí todas las cosas.6
170. 3 - El fundamento comunitario - eclesial. No vivimos nuestra vocación
y misión como individuos aislados. Los vivimos en comunidad y ante esta
comunidad de amigos y compañeros en el Señor, proclamamos que nos sentimos
en y con la Iglesia. La comunidad tiene el derecho de ver, oír, sentir y gustar
nuestro compromiso. Esto nos ayuda a vivir con coherencia el estilo de vida a que
nos hemos comprometido.7
171. Comprometernos es, pues, presentarnos libremente ante el Señor y su
pueblo y dar signos visibles de aquello que hemos vivido y discernido en el
corazón. Es un gesto semejante al compromiso matrimonial. Al proclamar delante
de Dios y de los compañeros que nos comprometemos con una espiritualidad, con
un estilo de vida, con una misión, expresamos visiblemente un discernimiento ya
confirmado y una oblación hecha en nuestro interior. Proclamamos públicamente
que la Comunidad de Vida Cristiana es el cuerpo en donde vivimos el carisma que
nos ha sido dado por el Espíritu del Señor.
B. El Compromiso Temporal
1. El proceso que lleva al compromiso temporal
172. De la lectura de los Principios y Normas Generales se puede deducir que la
vida en la CVX se da como consecuencia de la llamada personal de sus miembros
por parte del Señor, y que se trata de una vocación apostólica, universal, en la
Iglesia, vivida desde la comunidad local.
173. Esta clave vocacional es la que mejor explicita el proceso inicial en CVX.
Los que se sienten atraídos por CVX, al iniciar su camino “deben ser ayudados
por la comunidad a asimilar el estilo de vida de la CVX y a decidir si se sienten
llamados a él”.8
La vocación - o llamada - se experimenta al inicio como una atracción vaga y
difusa, pero suficiente para incitar a entrar en contacto con CVX. Cuando la
persona se incorpora a la Comunidad, es ayudada por ésta a conocer los medios de crecimiento en el Espíritu propios de la CVX9. Estos medios le son propuestos
progresivamente, en un proceso pedagógico en el que el guía10 cumple un
importante papel.
175. En este camino de crecimiento, la persona debe ir tomando decisiones:
hacer una experiencia de retiro, participar en una comunidad local, asistir con
regularidad a las reuniones de grupo, iniciarse en el acompañamiento espiritual,
participar en un apostolado, hacer cuatro días de Ejercicios, ocho días, etc. Estas
decisiones llevan a un compromiso progresivo con el estilo de vida CVX. A lo
largo de este proceso irá experimentando mociones, y se irá dando cuenta si este
camino le ayuda o no a acercarse más a Dios y tener con El una relación más
rica. La comunidad, en sus varios niveles,11 va por su parte retroalimentando a la
persona en un ambiente de discernimiento, y la va invitando a dar pasos
sucesivos de crecimiento y de compromiso.
176. Se llega así al punto en que la persona tiene que ponderar espiritualmente
si este camino en el que ha sido iniciada y acompañada durante algún tiempo
(entre uno y cuatro años según NG 2) lo experimenta o no como una llamada y
una gracia de Dios. Es un momento de discernimiento que puede brotar
espontáneamente, o bien puede responder a una invitación.
2. El objeto y sentido del compromiso temporal
177. El compromiso temporal expresa el deseo de vivir en el momento presente
según el estilo de vida CVX. Este compromiso lleva consigo la búsqueda de la
vocación a la que le llama el Señor y el discernimiento vocacional correspondiente
a esta búsqueda.
178. En aquéllos que poseen ya las disposiciones necesarias este proceso de
discernimiento tiene dos objetivos:
- Optar por un estado de vida, cuando todavía no se ha hecho (El estado de vida religioso excluye la opción permanente por CVX).
- Reformar la propia vida cuando uno está ya constituido en un estado definitivo.12
179. El proceso de discernimiento vocacional no puede presuponer como cierta
una vocación definitiva a CVX, sino que debe estar abierto a descubrir la voluntad
de Dios en cualquier “vida y estado” en la Iglesia. Ese proceso, vivido según el
estilo CVX, significa ya la pertenencia a la Comunidad de Vida Cristiana de quien
hace el compromiso temporal, aunque esta pertenencia tal vez no sea definitiva.
180. Es importante darse cuenta que, en el discernimiento, se trata de saber si
“lo que quiero y deseo” es seguir profundizando en una experiencia de Dios
marcada por los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, teniendo como referencia a
la comunidad, para un mayor servicio. Se discierne si reconozco en CVX un
camino acorde con lo que Dios quiere de mí, y si estoy “abierto, libre y
disponible” para profundizarlo y encaminarme “con determinación más deliberada”13 hacia un estilo de vida apostólico.
181. Esta etapa es vocacional, y como tal, está abierta a distintas salidas. Para
un adulto casado, por ejemplo, su pregunta será si es llamado al estilo de vida
CVX para vivirlo desde su compromiso matrimonial. Los jóvenes se preguntarán
cuál es el estado de vida (laical, sacerdotal, religioso) al cual son llamados. Un
buen número de jóvenes y adultos se sentirán movidos a vivir el estilo de vida
CVX. Otros, en cambio, optan por otras formas de pertenencia a la Iglesia; entre
estos están los que descubren que su motivación por CVX era más de naturaleza
social y afectiva, y admiten que no desean profundizar.
182. Para quienes descubren en CVX la respuesta a sus deseos más profundos,
sean adultos o jóvenes, esta etapa los lleva a un renovado compromiso con el
estilo de vida de la Comunidad.
183. Por lo tanto, el “compromiso temporal” manifestado en la comunidad y
asumido por ella es la expresión por parte del individuo, de su determinación de
buscar la voluntad de Dios, utilizando para ello los medios ignacianos; y por parte
de la comunidad que le acoge, la oferta desinteresada de la pedagogía ignaciana
propia de la CVX.
184. Es importante que el compromiso temporal no se vincule sólo a un
conjunto de obligaciones, sino a una respuesta generosa a Dios que nos amó
primero, hecha según el espíritu del Evangelio y la ley interior del amor.14
185. Los Ejercicios de san Ignacio deberían ser la pieza clave en el proceso de
discernimiento vocacional. La formación en el proceso de compromiso temporal,
deberá atender sobre todo al desarrollo de las disposiciones que preparan a la
persona y la hacen idónea para hacer los Ejercicios, teniendo como horizonte la
vocación apostólica.
3. Las formas de practicar el compromiso temporal
186. Es importante dar una expresión sacramental (signo de que realiza lo que
significa), por parte de la persona que se compromete, al deseo de buscar y
hallar la voluntad de Dios, usando las herramientas ignacianas y dejándose
acompañar por la comunidad. Por parte de la comunidad local, expresar su deseo
de acompañar y animar a quien lo hace, y a ofrecerle los instrumentos
ignacianos. Explicitar que el compromiso vincula a la Comunidad Mundial, cuerpo
apostólico de la Iglesia.
187. Hay distintas formas de practicar el compromiso temporal. Una es, reunir
todos los años a los que llevan ya algunos años de camino e invitarlos a
reflexionar sobre el significado del compromiso temporal. Se provoca así el
discernimiento, y los que deseen hacerlo se reúnen para acordar la ocasión, la
forma y la fórmula. Otra manera es tener una forma y una fórmula propia de la
Comunidad Nacional o Regional y una fecha anual establecida (por ejemplo, el
Día Mundial de CVX, la fiesta de la Inmaculada o de Pentecostés) para que los
que deseen puedan hacer su compromiso.
188. En un proceso CVX bien llevado, este momento de discernimiento, elección y ofrecimiento de sí es insoslayable. Si no lo practicamos es por tres posibles razones:
- el proceso se interrumpe, se vuelve repetitivo, no avanza;
- se entiende mal el compromiso, tiene connotaciones y significaciones erradas;
- las formas externas de compromiso suscitan dificultades.
189. Nuestro reto hoy es exteriorizar lo que internamente vivimos y queremos, hacerlo signo visible y eclesial, darle significaciones espiritual, teológica y pedagógica atractivas.
C. El Compromiso Permanente
190. El compromiso permanente corresponde, en el proceso vocacional del
miembro de la CVX, a la etapa de vida apostólica en plenitud: cuando la vocación
personal es vivida como misión apostólica. Toda vocación se desarrolla y expresa
en la misión. Llegan al compromiso permanente aquellos miembros que,
habiendo completado el discernimiento vocacional, han comprometido su libertad
abrazando el estilo de vida de la Comunidad. Esta etapa está necesariamente
asociada al discernimiento apostólico como elemento indispensable para
desarrollar la misión.
191. El compromiso temporal con la CVX está vinculado al camino de formación,
y está en consonancia con la llamada del Rey y la elección. El compromiso
permanente tiene que ver con la CVX como estilo de vida, y está en consonancia
con el abandono confiado de la Contemplación para alcanzar Amor. El
compromiso es el “tomad, Señor, y recibid”, como respuesta al compromiso de
Dios que 1) me colma de bienes; 2) habita en mí, me anima, me da sentido; 3)
trabaja por mí; 4) mirando cómo todos los bienes y dones descienden de arriba,
y pensando que así como del sol descienden los rayos y de la fuente brotan las
aguas, así de Dios nos vienen la potencia, justicia, piedad, misericordia y
voluntad necesaria para vivir en Él nuestro compromiso.15
192. En la formulación concreta del compromiso permanente como culminación
del discernimiento vocacional cristiano, expresamos nuestro deseo eficaz de
buscar y llevar a cabo la voluntad de Dios en la vida apostólica, de asumir las
llamadas concretas y particulares y de ser enviados en misión.16
1. Compromiso permanente
193. Lejos de ver el compromiso permanente como una decisión arriesgada que
compromete nuestra libertad en el futuro, es importante descubrir hasta qué
punto la libertad de espíritu es el verdadero fundamento del compromiso y uno
de sus frutos. En efecto, la verdadera libertad tiene que ver con la orientación de
la propia vida. Somos libres en la medida que sabemos y podemos dar a nuestras
vidas la orientación que responde a los deseos más profundos que el Espíritu del
Señor despierta en nuestro corazón.
194. Nuestros actos más libres no son, simplemente, actos de la voluntad; son
actos de fe y de esperanza. La radicalidad de nuestros compromisos no se funda
principalmente en nuestras propias posibilidades, sino en que “para que seamos libres nos liberó Cristo”.17
195. Por esta razón, cuando llegamos a la conclusión de que llevar a Cristo y su
Buena Nueva a las realidades humanas es lo que “yo quiero y deseo, y es mi
determinación deliberada”18, quiere decir que el Señor nos ha guiado a través de
un largo camino. La libertad como capacidad de oblación no es sólo capacidad de
elección. La oblación es don de sí, abandono en Dios, confianza total.
196. En este tono espiritual dice Ignacio: “Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro, disponed a toda vuestra Voluntad. Dadme vuestro Amor y Gracia, que ésta me basta”.19 La
libertad es movida por el Amor de Dios y a El se ofrece. El nos amó primero; Dios
se ha comprometido primero.
2. Compromiso público:
197. Al testimoniar el compromiso permanente delante de la comunidad, se pide
al Señor su gracia para dar esa respuesta generosa a su fidelidad. Al hacerlo
delante de la Comunidad y ponerla por testigo, se pide su ayuda y compañía en
este camino. Para el miembro de CVX la expresión externa de esta oblación
interna tiene un carácter, en cierto sentido, sacramental.
198. Para el resto de la Comunidad, el testimonio público del compromiso
permanente tiene también un carácter de alguna manera sacramental. Es signo
palpable de que el Espíritu del Señor está actuando para llevar a cada miembro a
un mayor compromiso con la misión recibida. Es así un signo que construye y
consolida la Comunidad en el seguimiento de Cristo Jesús, como enviado del
Padre. En espíritu de fe, el compromiso público de un compañero de comunidad
es una invitación a “sacudir todo lastre y a enfrentar con fortaleza” el servicio al
que somos llamados como Comunidad, “fijos los ojos en Jesús, el que inicia y
consuma la fe”.20
Es tiempo de confirmación de la elección, de un decidido compromiso con la
misión y el servicio.21 Los Ejercicios deberían ser la clave en el proceso de vida en
misión, para más seguir a Cristo pobre y humilde.22
La formación en esta etapa debería ser concebida como “formación permanente”,
para estar siempre “en forma apostólica” y dar así en todo momento la respuesta
más adecuada al “¿Qué debo hacer por Cristo?”.
1PG 10.
2NG 2.
3NG 3.
4NG 4.
5Ver 2 Cor 1,19-20.
6Ver Lc 9,62; Rom 12,1.
7Ver Mt 6,14-16; 1 Tes 1,6-10; Heb 10,23-25.
8Ver NG 2.
9Ver PG 12.
10 Ver NG 41b.
11 Ver NG 39a.
12 Ver EE 189.
13 Ver EE 97.
14Ver PG 2.
15Ver EE 235-237.
16Ver PG 8c.
17Gal 5,1.
18EE 98.
19EE 234.
20Ver Heb 12, 1-4.
21Ver PG 11.
22Ver PG 8d.
Comprometernos es, pues, presentarnos libremente ante el Señor y su pueblo y dar signos visibles de aquello que hemos vivido y discernido en el corazón. Es un gesto semejante al compromiso matrimonial. Al proclamar delante de Dios y de los compañeros que nos comprometemos con una espiritualidad, con un estilo de vida, con una misión, expresamos visiblemente un discernimiento ya confirmado y una oblación hecha en nuestro interior. Proclamamos públicamente que la Comunidad de Vida Cristiana es el cuerpo en donde vivimos el carisma que nos ha sido dado por el Espíritu del Señor.
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