P. Vicente Gallo, S.J.
Aprender para saber, 2º y 3º Parte
Aprender para saber, 2º y 3º Parte
II
Los sacerdotes, presidimos las bodas y asentamos constancia de ellas en los Libros Parroquiales. Quizás ocurre que algunos sí nos hemos preocupado por instruir previamente a esas parejas con algunas charlas más o menos acertadas. Pero después, ahí los dejamos abandonados a su pobre suerte, aun sabiendo que la mayor parte terminan yendo a la deriva. ¿No parecería una grave irresponsabilidad?
Acaso es porque no se conoce bien lo que se aprende en ese Movimiento del “Encuentro Matrimonial Mundial”; ni saben dónde funciona. Muchas veces, aun sabiendo algo de él, se lo desestima, y no se hace nada para que acudan a vivir esa experiencia salvadora las parejas cuyo matrimonio se presidió o que de algún modo están al cuidado de su pastoreo.
Las publicaciones de esta Etiqueta (MATRIMONIOS Y PAREJAS) puede resultar oportuno aun para los novios; pero más para los que están casados, con algunos o con muchos años ya viviendo a trompicones en pareja matrimonial. También valdrá, pienso, para las parejas que hayan vivido el “Fin de Semana del Encuentro Matrimonial Mundial”, pero que fácilmente olvidan lo que aprendieron en él. Hago sin embargo esta advertencia: hay otras experiencias que han tomado el nombre de “Encuentro Matrimonial”, y que son otra cosa; no es a lo que me refiero al hablar de los “Fines de Semana del Encuentro Matrimonial Mundial”, que siempre lo menciono con este nombre, pues así es en su original en inglés; quede claro. Su nombre es: “Worldwide Marriage Encounter”.
Esta experiencia está pensada para matrimonios con algún tiempo de casados, tres años por ejemplo o más; pero este no es requisito indispensable. En un Fin de Semana en el que yo participé como equipo guía, vivieron esta experiencia unos esposos que habían oído hablar de ella y querían probarla como preparación para la celebración de sus Bodas de Oro a los pocos días; al terminar dijeron en público que aquello era algo maravilloso, y que lamentaban no haberlo conocido ni vivido hasta entonces. Algunas parejas es muy posible que lo necesiten al poco tiempo de estar casados.
Lo ideal es tener ya algún tiempo de vivir en pareja, con los problemas ya encontrados con frecuencia. No esperar a que sea después de 25 años de matrimonio, quizás, cuando puedan vivir su relación de pareja más felizmente, por haber gozado finalmente esa Experiencia del Fin de Semana del Encuentro Matrimonial Mundial. Aunque no es requisito indispensable para entrar en este Fin de Semana el estar teniendo problemas en su matrimonio; las parejas que piensan que “ya se llevan bien”, son las que más provecho sacarán poniéndose a vivir esta experiencia de que les hablo.
Todo se hace en un fin de semana: del viernes en la noche al domingo en la tarde. Poco más de cuarenta horas. Pero con un trabajo intenso en pareja. Todos los temas se dan con poca teoría, muchas vivencias personales de los que lo dirigen, y fuerte trabajo de las parejas. El gozo, ya en la experiencia, y el éxito final, son cosa que la afirman todos los que lo han vivido. Es una gran pena que cueste tanto convencerse de ello antes de experimentarlo, siendo tan reconocido con gratitud por todos los que lo hayan vivido por fin porque alguien les convenció. Es algo grande “encontrar” de veras la debida relación de pareja y cómo poder vivirla siendo más felices.
No se trata de un Retiro Espiritual como tantos otros conocidos, aunque siempre hay un Sacerdote presente en el Equipo que dirige esta Experiencia. La finalidad de que esté ahí un Sacerdote no es para dirigir a los matrimonios que hablan de sus propias vivencias para enseñar con ellas. Aunque cueste trabajo entenderlo antes de haberlo vivido, el sacerdote está ahí para enseñar igual que esos matrimonios en base no a teorías, sino a sus vivencias propias.
Porque el sacerdote también vive en relación de amor; no con una persona, sino con la parcela de Iglesia encomendada a él para amarla como Cristo la ama. Si vive en Comunidad, será teniendo que amar de la misma manera a quienes con él la forman unidos por el Señor: para ser un ejemplo de tal amor en medio de la Iglesia. Y en la relación de ese debido amor, ha vivido y padecido las mismas ignorancias que los esposos antes de haber aprendido el modo de resolver los problemas que surgen en un vivir en relación para amarse como Dios ama, “como Cristo ama a su Iglesia”, que no se sabe sin más, y que pueden aprenderlo a la par con los matrimonios cristianos.
III
Quienes no pueden vivir ese Fin de Semana, solamente son aquellos a quienes el vivirlo no les arreglaría de ningún modo los problemas que tienen en su relación matrimonial. Por ejemplo, cuando uno de los dos padece el alcoholismo, la drogadicción, o cualquier trastorno semejante que sea la causa de los problemas en la vida de pareja. Un caso parecido sería si uno de la pareja sufre un desequilibrio psiquiátrico serio, que ya es un caso de verdadera enfermedad a tratarla con un especialista. El Diálogo no puede arreglar lo que necesita un tratamiento particular muy complicado y difícil.
Tampoco deben participar en estos Fines de Semana matrimonios ya rotos y sin arreglo posible. En esos casos es evidente que no se puede pretender que practiquen el Diálogo sobre los sentimientos; y menos el que hay que hacer en todos los Temas que presenta un Fin de Semana del Encuentro Matrimonial. Sería someterlos a una verdadera tortura, sin ningún fruto positivo, sino causando un mayor alejamiento que aquel que ya tenían. Para hacer con provecho el género de Diálogo que se practica y enseña en estos Fines de Semana, se necesita tener una indispensable confianza en el amor del otro, en el diálogo que se les manda hacer, y en el arreglo posible de los problemas de relación, para llegar a una verdadera intimidad que se desee gozar aunque pareciese difícil.
Pueden vivir esta experiencia en absoluto los matrimonios de hecho, los simples convivientes, los divorciados que cada uno “se casó” con otra, y los que están casados sin ser cristianos sino de otras creencias o de ninguna. Estos sí pueden aprender a resolver, con el Diálogo sobre los sentimientos, los problemas que sufran en su vida de relación. Pero también estarían fuera de lugar en los Fines de Semana del Encuentro Matrimonial Mundial, que no sólo es confesionalmente católico, sino que desde el principio hasta el fin, en todas sus Charlas desarrolla ese enfoque; como en sus soluciones siempre insiste en la fe cristiana sobre el Plan de Dios para el matrimonio, en el Matrimonio como Sacramento, y en la pertenencia al Cuerpo de Cristo que es su Iglesia. Quienes no pueden llegar a abrazar un Matrimonio así, no son para vivir estos Fines de Semana.
Los sacerdotes, presidimos las bodas y asentamos constancia de ellas en los Libros Parroquiales. Quizás ocurre que algunos sí nos hemos preocupado por instruir previamente a esas parejas con algunas charlas más o menos acertadas. Pero después, ahí los dejamos abandonados a su pobre suerte, aun sabiendo que la mayor parte terminan yendo a la deriva. ¿No parecería una grave irresponsabilidad?
Acaso es porque no se conoce bien lo que se aprende en ese Movimiento del “Encuentro Matrimonial Mundial”; ni saben dónde funciona. Muchas veces, aun sabiendo algo de él, se lo desestima, y no se hace nada para que acudan a vivir esa experiencia salvadora las parejas cuyo matrimonio se presidió o que de algún modo están al cuidado de su pastoreo.
Las publicaciones de esta Etiqueta (MATRIMONIOS Y PAREJAS) puede resultar oportuno aun para los novios; pero más para los que están casados, con algunos o con muchos años ya viviendo a trompicones en pareja matrimonial. También valdrá, pienso, para las parejas que hayan vivido el “Fin de Semana del Encuentro Matrimonial Mundial”, pero que fácilmente olvidan lo que aprendieron en él. Hago sin embargo esta advertencia: hay otras experiencias que han tomado el nombre de “Encuentro Matrimonial”, y que son otra cosa; no es a lo que me refiero al hablar de los “Fines de Semana del Encuentro Matrimonial Mundial”, que siempre lo menciono con este nombre, pues así es en su original en inglés; quede claro. Su nombre es: “Worldwide Marriage Encounter”.
Esta experiencia está pensada para matrimonios con algún tiempo de casados, tres años por ejemplo o más; pero este no es requisito indispensable. En un Fin de Semana en el que yo participé como equipo guía, vivieron esta experiencia unos esposos que habían oído hablar de ella y querían probarla como preparación para la celebración de sus Bodas de Oro a los pocos días; al terminar dijeron en público que aquello era algo maravilloso, y que lamentaban no haberlo conocido ni vivido hasta entonces. Algunas parejas es muy posible que lo necesiten al poco tiempo de estar casados.
Lo ideal es tener ya algún tiempo de vivir en pareja, con los problemas ya encontrados con frecuencia. No esperar a que sea después de 25 años de matrimonio, quizás, cuando puedan vivir su relación de pareja más felizmente, por haber gozado finalmente esa Experiencia del Fin de Semana del Encuentro Matrimonial Mundial. Aunque no es requisito indispensable para entrar en este Fin de Semana el estar teniendo problemas en su matrimonio; las parejas que piensan que “ya se llevan bien”, son las que más provecho sacarán poniéndose a vivir esta experiencia de que les hablo.
Todo se hace en un fin de semana: del viernes en la noche al domingo en la tarde. Poco más de cuarenta horas. Pero con un trabajo intenso en pareja. Todos los temas se dan con poca teoría, muchas vivencias personales de los que lo dirigen, y fuerte trabajo de las parejas. El gozo, ya en la experiencia, y el éxito final, son cosa que la afirman todos los que lo han vivido. Es una gran pena que cueste tanto convencerse de ello antes de experimentarlo, siendo tan reconocido con gratitud por todos los que lo hayan vivido por fin porque alguien les convenció. Es algo grande “encontrar” de veras la debida relación de pareja y cómo poder vivirla siendo más felices.
No se trata de un Retiro Espiritual como tantos otros conocidos, aunque siempre hay un Sacerdote presente en el Equipo que dirige esta Experiencia. La finalidad de que esté ahí un Sacerdote no es para dirigir a los matrimonios que hablan de sus propias vivencias para enseñar con ellas. Aunque cueste trabajo entenderlo antes de haberlo vivido, el sacerdote está ahí para enseñar igual que esos matrimonios en base no a teorías, sino a sus vivencias propias.
Porque el sacerdote también vive en relación de amor; no con una persona, sino con la parcela de Iglesia encomendada a él para amarla como Cristo la ama. Si vive en Comunidad, será teniendo que amar de la misma manera a quienes con él la forman unidos por el Señor: para ser un ejemplo de tal amor en medio de la Iglesia. Y en la relación de ese debido amor, ha vivido y padecido las mismas ignorancias que los esposos antes de haber aprendido el modo de resolver los problemas que surgen en un vivir en relación para amarse como Dios ama, “como Cristo ama a su Iglesia”, que no se sabe sin más, y que pueden aprenderlo a la par con los matrimonios cristianos.
III
Quienes no pueden vivir ese Fin de Semana, solamente son aquellos a quienes el vivirlo no les arreglaría de ningún modo los problemas que tienen en su relación matrimonial. Por ejemplo, cuando uno de los dos padece el alcoholismo, la drogadicción, o cualquier trastorno semejante que sea la causa de los problemas en la vida de pareja. Un caso parecido sería si uno de la pareja sufre un desequilibrio psiquiátrico serio, que ya es un caso de verdadera enfermedad a tratarla con un especialista. El Diálogo no puede arreglar lo que necesita un tratamiento particular muy complicado y difícil.
Tampoco deben participar en estos Fines de Semana matrimonios ya rotos y sin arreglo posible. En esos casos es evidente que no se puede pretender que practiquen el Diálogo sobre los sentimientos; y menos el que hay que hacer en todos los Temas que presenta un Fin de Semana del Encuentro Matrimonial. Sería someterlos a una verdadera tortura, sin ningún fruto positivo, sino causando un mayor alejamiento que aquel que ya tenían. Para hacer con provecho el género de Diálogo que se practica y enseña en estos Fines de Semana, se necesita tener una indispensable confianza en el amor del otro, en el diálogo que se les manda hacer, y en el arreglo posible de los problemas de relación, para llegar a una verdadera intimidad que se desee gozar aunque pareciese difícil.
Pueden vivir esta experiencia en absoluto los matrimonios de hecho, los simples convivientes, los divorciados que cada uno “se casó” con otra, y los que están casados sin ser cristianos sino de otras creencias o de ninguna. Estos sí pueden aprender a resolver, con el Diálogo sobre los sentimientos, los problemas que sufran en su vida de relación. Pero también estarían fuera de lugar en los Fines de Semana del Encuentro Matrimonial Mundial, que no sólo es confesionalmente católico, sino que desde el principio hasta el fin, en todas sus Charlas desarrolla ese enfoque; como en sus soluciones siempre insiste en la fe cristiana sobre el Plan de Dios para el matrimonio, en el Matrimonio como Sacramento, y en la pertenencia al Cuerpo de Cristo que es su Iglesia. Quienes no pueden llegar a abrazar un Matrimonio así, no son para vivir estos Fines de Semana.
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Agradecemos al P. Vicente Gallo, S.J. por su colaboración.
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