HAITÍ: NO PERDAMOS LA ESPERANZA
El terremoto de 7.0 grados en la escala de Richter que azotó el pasado martes a Haití (en especial su capital Puerto Príncipe) ha sido devastador. Las noticas que nos llegan son desoladoras: miles de personas fallecidas, aún no se han removido todos los escombros de las edificaciones que se desplomaron, los servicios básicos se encuentran suspendidos y los fallecidos están siendo sepultados en fosas comunes por el colapso de los cementerios. La ayuda que pueda llegar a sus manos aún resulta poca ante la crisis que están viviendo nuestros hermanos.
La Conferencia de Provinciales jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL), presidida por el P. Ernesto Cavassa SJ, en coordinación con el P. Provincial de Antillas, han puesto en marcha una iniciativa para apoyar a las víctimas canalizando la ayuda de quienes desean colaborar con ellos durante la emergencia y también la posterior reconstrucción. Compartimos con ustedes las primeras medidas adoptadas:
1. La Provincia de Antillas centralizará y canalizará la ayuda humanitaria que las personas de los países de la región deseen hacer llegar a los afectados por el terremoto. Esa ayuda debe ser fundamentalmente en dinero. Otras instituciones más especializadas, gubernamentales y eclesiales, están canalizando las donaciones en víveres, remedios y otras.
2. El responsable de esta tarea será el P. Mario Serrano. Para mayor información su dirección de correo electrónico es la siguiente: solidaridadsjhaiti@gmail.com
3. Los invitamos a enviar los aportes económicos a la siguiente cuenta:
Nombre de la cuenta (en dólares): Compañía de Jesús Provincia de las Antillas II
Banco: Wachovia (antiguo First Union Bank)
Dirección: 1200 Southwest 8th Street , Miami , USA
Número: 2000008252418
Aba: 067006432
SWIFT: PNBPUS33
“Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno” (Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, 50). Sabemos también que en ese compartir fraterno es Cristo mismo quien se hace presente aunque de modo anónimo: “cuanto hicieron a estos hermanos míos más pequeños, a mi me lo hicieron” (Mt 25, 40).
(Información enviada por la ODP de la Provincia del Perú)
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